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Que Tal Raza

Acuatico26 de Octubre de 2012

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¡Qué tal Raza!

Aníbal Quijano

Clasificado en: Cultura: Diversidad, | Política: Politica, Racismo, DerechosHumanos, | Social: Social, Afro, Exclusion, Indigena, Mujeres, Poblacion, Pobreza, |

Disponible en: Español

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La idea de raza es, con toda seguridad, el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años. Producida en el mero comienzo de la formación de América y del capitalismo, en el tránsito del siglo XV al XVI, en las centurias siguientes fue impuesta sobre toda la población del planeta como parte de la dominación colonial de Europa (1).

Impuesta como criterio básico de clasificación social universal de la población del mundo, según ella fueron distribuidas las principales nuevas identidades sociales y geoculturales del mundo. De una parte: "Indio", "Negro", "Asiático" (antes "Amarillos" y "Aceitunados"), "Blanco" y "Mestizo". De la otra: "América", "Europa", "Africa", "Asia" y "Oceanía". Sobre ella se fundó el eurocentramiento del poder mundial capitalista y la consiguiente distribución mundial del trabajo y del intercambio. Y también sobre ella se trazaron las diferencias y distancias específicas en la respectiva configuración específica de poder, con sus cruciales implicaciones en el proceso de democratización de sociedades y Estados y de formación de Estados-nación modernos.

De ese modo, raza, una manera y un resultado de la dominación colonial moderna, pervadió todos los ámbitos del poder mundial capitalista. En otros términos, la colonialidad se constituyó en la piedra fundacional del patrón de poder mundial capitalista, colonial/moderno y eurocentrado (2). Tal colonialidad del poder ha probado ser más profunda y duradera que el colonialismo en cuyo seno fue engendrado y al que ayudó a ser mundialmente impuesto (3).

"Racismo" y "raza"

El "racismo" en las relaciones sociales cotidianas no es, pues, la única manifestación de la colonialidad del poder. Pero es, sin duda, la más perceptible y omnipresente. Por eso mismo, no ha dejado de ser el principal campo de conflicto. En tanto que ideología, a mediados del siglo XIX se pretendió incluso presentarla como toda una teoría científica (4). En esa pretensión se apoyó, casi un siglo después, el proyecto del Nazional- Sozialismus, más conocido como nazismo, de dominación mundial alemana.

La derrota de ese proyecto en la 2a. Guerra Mundial (1939-1945) contribuyó a la deslegitimación del racismo, por lo menos como ideología formal y explícita, para gran parte de la población mundial. Su práctica social no dejó por eso de ser mundialmente extendida, y en algunos países, como Africa del Sur y su sistema de apartheid, ideología y prácticas de dominación social llegaron a ser incluso más intensa y explícitamente racistas. Con todo, aún en esos países la ideología racista ha debido ceder algo, ante todo frente a las luchas de las víctimas, pero también de la condena universal, hasta permitir la elección de gobernantes "negros". Y en países como el Perú, la práctica de la discriminación racista requiere ahora ser enmascarada, con frecuencia si no siempre con éxito, detrás de códigos sociales referidos a diferencias de educación y de ingresos que en este país son, precisamente, una de las más claras consecuencias de relaciones sociales racistas (5).

Lo que es realmente notable, en cambio, es que para la abrumadora mayoría de la población mundial, incluidos los opositores y las víctimas del racismo, la idea misma de "raza", como un elemento de la "naturaleza" que tiene implicaciones en las relaciones sociales, se mantenga virtualmente intocada desde sus orígenes.

En las sociedades fundadas en la colonialidad del poder, las víctimas combaten por relaciones de igualdad entre las "razas". Quienes no lo son, directamente al menos, admitirían de buen grado que las relaciones entre las "razas" fueran democráticas, si no exactamente entre iguales. Sin embargo, si se revisa el debate respectivo, incluso en los países donde ha sido más intenso el problema, en Estados Unidos o en Africa del Sur, sólo de modo excepcional y muy reciente se puede encontrar investigadores que hayan puesto en cuestión, además del racismo, la idea misma de "raza" (6).

Es, pues, profunda, perdurable y virtualmente universal, la admisión de que "raza" es un fenómeno de la biología humana que tiene implicaciones necesarias en la historia natural de la especie y, en consecuencia, en la historia de las relaciones de poder entre las gentes. En eso radica, sin duda, la excepcional eficacia de este moderno instrumento de dominación social. No obstante, se trata de un desnudo constructo ideológico, que no tiene, literalmente, nada que ver con nada en la estructura biológica de la especie humana y todo que ver, en cambio, con la historia de las relaciones de poder en el capitalismo mundial, colonial/moderno, eurocentrado.

Dos de las cuestiones implicadas en esa extraña relación entre la materialidad de las relaciones sociales y su dimensión intersubjetiva, son las que me propongo discutir en esta ocasión.

¿Sexo-"genero" y "color"-"raza"?

En la crisis actual del patrón mundial de poder vigente, acaso la más profunda de todas las que ha confrontado en sus 500 años, las relaciones de clasificación social de la población del planeta son las más profundamente afectadas. Esas relaciones han combinado, variablemente, todas las formas de dominación social y todas las formas de explotación del trabajo. Pero a escala mundial su eje central fue - aunque en declinación, todavía es - la asociación entre la mercantización de la fuerza de trabajo y la jerarquización de la población mundial en términos de "raza" y de "género" (7).

Ese patrón de clasificación social ha sido largamente duradero. Pero el agotamiento de la primera y la resistencia a la segunda, han producido el estallido del anterior patrón de clasificación de la población mundial. La reproducción y re-expansión de formas no-salariales de explotación, es una consecuencia del agotamiento de las relaciones salariales en el largo plazo. Y la resistencia creciente a las discriminaciones de "género" y de "raza" es la otra dimensión de la crisis.

El mundo del capitalismo es, por cierto, histórico-estructuralmente heterogéneo y las relaciones entre sus partes y regiones no son necesariamente continuas. Eso significa que la crisis del patrón capitalista colonial/moderno de clasificación social de la población mundial tiene ritmos y calendarios diferentes en cada área del mundo capitalista. La resistencia de las víctimas del racismo avanza en ciertas regiones y en otras encuentra no sólo menor espacio, sino abiertos intentos de re-legitimación en otros. Esa discontinuidad entre la resistencia al racismo y su relegitimación, puede verse, por ejemplo, en el caso del Perú bajo el Fujimorismo (8). Pero esas mismas discontinuidades, precisamente, hacen patente la mencionada crisis. Debido a ella, finalmente parece haber comenzado a ser puesta en cuestión la idea misma de "raza", no sólo el "racismo". Pero inclusive la minoría que avanza en esa dirección, no consigue aún desprenderse de las viejas anclas mentales de la colonialidad del poder.

Así, el debate sobre la cuestión del "género" y los movimientos feministas va logrando que una proporción creciente de la población mundial, tienda a admitir que "género" es un constructo mental fundado en las diferencias sexuales, que expresa las relaciones patriarcales de dominación y que sirve para legitimarlas. Y algunos proponen ahora que, análogamente, hay que pensar también "raza" como otro constructo mental, éste fundado en las diferencias de "color". Así, sexo es a "género", como "color" sería a "raza".

Entre ambas ecuaciones existe, sin embargo, una insanable diferencia. La primera de ellas tiene lugar en la realidad. La segunda, en absoluto.

En efecto, en primer término, sexo y diferencias sexuales son realmente existentes. En segundo término, son un subsistema dentro del sistema conjunto que conocemos como el organismo humano, del mismo modo que en el caso de la circulación de la sangre, de la respiración, de la digestión, etc., etc. Esto es, hacen parte de la dimensión "biológica" (9) de la persona global. Tercero, debido a eso implican un comportamiento "biológico" diferenciado entre sexos diferentes. Cuarto, ese comportamiento biológico diferenciado está vinculado, ante todo, a una cuestión vital: la reproducción de la especie. Uno de los sexos insemina y fecunda, el otro ovula, menstrúa o concibe, gesta, pare, amamanta o puede amamantar, etc.

En suma, la diferencia sexual implica un comportamiento, esto es un rol, biológico diferenciado. Y el hecho de que "género" sea una categoría cuya explicación de ningún modo puede agotarse y menos legitimarse allí, no deja por eso de ser visible que hay, en realidad, un punto de partida "biológico" en la construcción intersubjetiva de la idea de "género".

Así no ocurre, de modo alguno, en las relaciones entre "color" y "raza". Primero

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