RESEÑA HISTÓRICA DE LA EVOLUCIÓN SOCIAL Y JURÍDICA DE LA MUJER
KatheAgui2323 de Abril de 2013
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RESEÑA HISTORICA DE LA EVOLUCION SOCIAL Y JURIDICA DE LA MUJER
A)LA MUJER EN LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA HISTORIA
B)LA MUJER EN LA ANTIGÜEDAD:
a)China, Egipto, Babilonia y Persia;
b)La mujer en antigua Grecia;
c)La mujer en la antigua Roma
C)LA MUJER BAJO EL REGIMEN FEUDAL DE LA EDAD MEDIA
D)LA MUJER EN LA EPOCA PRECOLONIAL DE LOS PUEBLOS ABORIGENES DE AMERICA Y ESPECIALMENTE DE CENTRO AMERICA
E)LA MUJER EN LA EDAD MODERNA
F)CONCLUSION.
A) LA MUJER EN LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA HISTORIA.
El problema jurídico de la mujer tiene bases históricas profundas que no es posible desconocer; por eso haremos una reseña histórica, para saber cual ha sido su condición en la familia, en el hogar, en la sociedad y en el Derecho.
Gran número de autores entre ellos Fernando Augusto Bebel, Aquiles Dorio, Louis de Backer, señalan que en la historia antigua la mujer nunca igualó al hombre en su condición.
En los primeros tiempos el hombre primitivo, por ser superior a la mujer en fuerza física, ejerció predominio sobre ella; eso se explica porque si la fuerza de la mujer hubiera podido vencer al dominador, no hubiera soportado su situación de inferioridad. En aquel tiempo, en la lucha por la existencia, el hombre tuvo que exponerse a los peligros de la caza, a la agresión constante entre los grupos humanos, por lo que no es extraño que la mujer tuviera que estar relegada a procrear y servir al hombre. Por eso se ha dicho “que colocada en el mayor grado de abyección y embrutecimiento, es el peor tratado de los animales domésticos” (1); y que “es el primer ser humano víctima de las servidumbre” que “ha sido esclava aun antes de que hubiera esclavos” (2). Esta situación de la mujer puede observarse todavía, sobre todo en ciertos lugares de Oceanía, Africa y América, en donde los hombres viven en estado semisalvaje y la mujer es maltratada y sometida a trabajos duros. Es decir, que basta que permanezca en un lugar donde no haya llegado la civilización, para que se vea que no ha habido cambio para ella.
1 Enciclopedia Jurídica Española. Francisco SEIX-Editor. Barcelona. Tomo XXIII. 1910. Pág. 62.
2 Fernando Augusto Bebel. “La Mujer en el pasado, en el Presente y en el Futuro”, 13ª. Edición. Editorial América S.A. México, D.F. 1939. Pág. 24.
Sin embargo, en esta parte de la historia, hay quienes consideran que la mujeres no son inferiores, sino muy poco en fuerza corporal; aducen de que en el África Central, ha existido tribus en que la mujer ejerció el mando. En Afganistán ha existido una tribu donde las mujeres guerrean y cazan y los hombres se dedican a los trabajos domésticos; que el rey de los Achantis en África Occidental y el rey de Dahomey en el África Central, tenían regimientos exclusivamente reclutados entre las mujeres. A esto hay que agregar relatos de los historiadores Paulo Orosio, Diodoro de Sicilia, Justino y Herodoto, sobre la existencia en la antigüedad de Estados de amazonas, a orillas del mar Negro y en el Asia, formados sólo de mujeres, y a donde a las niñas les enseñaban el manejo de las armas, la equitación y la caza, y para facilitarles el empleo del arco, a las recién nacidas les quemaban la tetilla derecha, de donde proviene el nombre de amazonas. El escritor Louis de Backer refiere que también existieron Estados gobernados por mujeres, que limitaban con la India en la época de la dinastía de Siu y Thang, y que en el país oriental de las mujeres habitado por una tribu de los Khings y Tibetanos, a orillas del mar Occidental (Caspio) no se concedió importancia a los hombres, pues únicamente fueron estimadas las mujeres, hasta el punto de que los varones adoptaron como apellido el de la madre. (1)
1 Louis de Backer. “El Derecho de la Mujer en la Antigüedad”. Editorial Atalaya, Buenos Aires, 1949. Pág. 43.
Se ha llegado a la conclusión, que todos los ejemplos anteriormente mencionados no son más que casos excepcionales y que desaparecieron por su falta de solidez, de que la verdadera razón de la servidumbre de la mujer en los tiempos primitivos, y que la han mantenido a través de los siglos, son sus particularidades como ser sexual, y aunque en esos tiempos la mujer presentara un desarrollo físico parecido al del hombre, siempre se encontró en estado de inferioridad con respecto a él, por los períodos de embarazo, parto y crianza de los hijos, estados que sometían a la mujer a la protección del hombre, pues se veía obligada a permanecer en períodos de inactividad, resultándole fácil dedicarse sólo a los trabajos domésticos. Para el hombre en cambio, la situación era distinta; él llevaba a cabo trabajos para la colectividad de acuerdo a su sexo, como la guerra, la caza y la pesca, inventó el bastón y la maza, para arrancar los frutos y matar bestias, y por medio de piraguas cruzó las aguas, y la superioridad fue la del sexo que mata. Se afirma que lo que marcó más la situación de inferioridad de la mujer, fue el quedar excluida de las expediciones guerreras, y “que las invasiones y con ellas el principio de la civilización, dañaron la condición jurídica de la mujer” (1).
En los tiempos primitivos y durante siglos no se practicó unión duradera entre el hombre y la mujer; existió la promiscuidad, las mujeres pertenecían a la horda o tribu y se servían de ellas como cualquier objeto de propiedad común.
1 Enciclopedia Jurídica Española. Obra citada. Pág. 63.
Cuando los nómadas se fijaron al suelo y se convirtieron en agricultores, fue cuando empezaron a consolidarse las instituciones. Apareció la propiedad bajo una forma colectiva que exigió de sus poseedores una posteridad; esto hizo que la maternidad se convirtiera en una función sagrada. La comunidad reconoció a los niños como suyos, pues en ellos vieron la representación del más allá. Lo evidente era que la madre era necesaria para el nacimiento del hijo. Entonces la propiedad comunitaria llegó a trasmitirse a través de las mujeres, constituyéndose el matriarcado, o sea, el régimen del derecho materno, que se caracteriza por la asimilación de la mujer a la tierra, teniéndose la creencia que los hijos al igual que las cosechas son como dones sobrenaturales, y que son misteriosos efluvios que emanan del cuerpo femenino los que atraen en este mundo las riquezas, desde las fuentes arcanas de la vida. Dichas creencias se pueden observar todavía en varias tribus indias, australianas y polinesias. Así es que la mística y la economía están de acuerdo en abandonar el trabajo agrícola a las mujeres. Todos estos asertos se hallan comprobados en los estudios antropológicos de Margaret Mead (1).
1 Margaret Mead. “Male and Female; a Study of the Sexes in changing world”. William Morrow&Co. Publishers, New York.
Es en esta época cuando aparecen las divinidades femeninas, a través de la cuales se adora la idea de la fecundidad.
En susa, región Piamonte, se ha encontrado la imagen más antigua de la Gran Diosa, de la Gran Madre, hallándose también en las excavaciones de Creta, efigies similares.
Esa Diosa es la que crea por doquier la vida, y así como la naturaleza, es: caprichosa, lujuriosa, cruel, propicia y temible, llegando a reinar sobre toda la Egidia, la Frigia, Siria, Anatolia, Asia Occidental. En Egipto se llama Isis; en Babilonia, Ishtar; en los semíticos, Astarté; en Grecia Gea, Rhea o Cibeles; y les estaban subordinadas las divinidades masculinas.
Para algunos autores, la historia poco ha recogido sobre el período del matriarcado, solamente su hegemonía sobre el hombre, sin demostrar el verdadero mérito o causa de dicha superioridad, ni porqué el hombre aceptó tal situación en tiempos en los cuales la fuerza física era el precio de la misma existencia.
El derecho materno se ha conservado en las costumbres de algunos pueblos a pesar de haber llegado a cierto grado de civilización y de existir en ellos la propiedad privada y el derecho de herencia, resultando de esto que sólo constituye ley el orden de sucesión de la mujer. Hay quienes deducen que en virtud del derecho materno, las mujeres llegaron al ejercicio del poder en algunos pueblos; teniendo mucha importancia la mujer allí donde el sexo se encontraba en minoría, y donde la poligamia cedía el puesto a la poliandria (1).
Según hipótesis de antropólogos y sociólogos, del matriarcado se evoluciona hacia el patriarcado, y con esta evolución se lleva a cabo la gran derrota histórica del sexo femenino; pero de acuerdo a Simone de Beauvoir, famosa escritora francesa, a pesar de los hechos matriarcales antes referidos, la mujer siempre estuvo bajo tutela de los varones (2).
1 Fernando Augusto Bebel. Obra citada. Pág. 26
2 Alma L. Spota. “La Igualdad Jurídica y Social de los Sexos”. Editorial Porrúa, S.A. México 1967. Pág. 49.
El hombre siguió acaparando los trabajos que consideró propios de su sexo, como la guerra, la caza y la pesca; conquistó presas extranjeras y las agregó a la tribu, todas las funciones representaron la vida que trasciende desde sí misma hacia el mundo.
El matrimonio se fundó a veces en un rapto real o simbólico, y esta violencia que hace el varón a la mujer no es más que una afirmación de su pretendida superioridad, lo mismo que la compra de la mujer.
Fue triunfando en la práctica el principio del dominio masculino, que no podía llevarse a cabo, a menos que se comenzara por quitar a la mujer de la alta posición que ocupó como Gran
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