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Reciclaje


Enviado por   •  9 de Enero de 2014  •  2.946 Palabras (12 Páginas)  •  228 Visitas

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CAPÍTULO 3

EL RECICLAJE: ¿SOSTENIBLE?

RECICLAJE

La sociedad cada día toma más en serio los temas del medio ambiente y la conservación de los recursos. Esto es claramente apreciable en las numerosas campañas de reciclaje iniciadas en las empresas, oficinas, centros comerciales, centros de educación y, en general, en todo aquel lugar donde se generan desechos sólidos. El reciclaje se ha convertido para muchos en sinónimo de eficiencia y protección ambiental, incluso no se concibe un desarrollo sostenible sin él. A manera de ejemplo, tomaremos el reciclaje para advertir que las herramientas no son los conceptos, el desarrollo sostenible no es reciclar aunque a veces reciclar puede ayudar o no a que lo alcancemos. No se trata aquí de decir que reciclar no sirve, claro que sirve y es útil, pero como toda herramienta tiene un momento de aplicación y una eficiencia para que cumpla con su objetivo: ahorrar recursos.

Sabemos que los desechos sólidos –o lo que comúnmente llamamos basura– son materias primas, que una vez van a los sistemas de disposición final (botaderos, basureros o rellenos sanitarios) se degradarán o no, pero lo que sí es seguro es que no volverán a ser utilizados. El camino para obtener materias primas, madera, agua, pulpa de papel, petróleo y minerales, entre otros, para luego hacer productos y botarlos después de usados, nos conduce en una sola vía: el encarecimiento de las materias primas por su escasez, y el aumento de los impactos ambientales derivados de su obtención. Cada día la población crece, pero éste no es el problema, sino su crecimiento asociado a un estilo de vida consumista, insaciable, que necesita cada vez de más productos (materia y energía) para satisfacer a individuos que ven su modelo de felicidad en acumular bienes y consumir más servicios. Esto lleva a la sociedad a demandar más y más recursos al planeta impidiendo la renovación de aquéllos que pueden renovarse, como los bosques y el agua, y el agotamiento de aquellos que, como los minerales, una vez extraídos no “rebrotan” espontáneamente. Éste es el claro ejemplo de una sociedad y sus empresas, que siguen un modelo consumista y del desperdicio insostenible, tanto económico y social como ambiental. (ver figura 11)

Es aquí donde el reciclaje buscaría recuperar materiales ya usados para reutilizarlos en la fabricación de nuevos productos y así de alguna forma reducir la demanda de recursos al planeta. Estas iniciativas ambientales, con base en una herramienta como el reciclaje, tienen una base conceptual fuerte: el planeta tiene recursos limitados y no hay que desperdiciarlos. Pero este concepto ha sucumbido a la popularidad de la herramienta misma. Es decir, el reciclaje se ha convertido en una cruzada ambiental, que si bien procura detener el derroche de recursos naturales, puede llevar a una crisis ambiental peor a la que indujo a su uso. Suena raro decir que el reciclaje pueda ser negativo, pero como siempre ocurre, el activismo se vuelve más importante que la intención. En Colombia se habla incluso de la “cultura del reciclaje”. (Boada, 2001b)

El reciclaje es un estado intermedio de las sociedades que derrochan recursos y contaminan el medio ambiente y aquéllas que ahorran y procuran la eficiencia. Como estado intermedio es transitorio y su promoción ciega; como iniciativa única, se convierte en una barrera de la evolución social hacia el ahorro y la eficiencia. El sustento de la industria del reciclaje son los desechos, ellos son su materia prima, y necesita de ellos a gran escala para mantenerse competitiva, y su muerte sería el día que nosotros no los produjéramos, es decir, el día que alcanzáramos el cien por ciento hipotético de eficiencia en el uso de recursos (Kuhndt, 2002).

La mejor forma de ilustrarlo es con un ejemplo. Todas las mañanas muchos de nosotros consumimos cereales instantáneos que se mezclan con leche. Este cereal viene en dos empaques, una caja de cartón impresa a “todo color” y una bolsa plástica. Aunque el fabricante, queriendo parecer ambientalista o ecológico, dice que el empaque está hecho de cartón cien por ciento reciclable, la verdad es que terminará en la caneca y nadie hará el complicado proceso que hace de un reciclable un reciclado. Pero supongamos que decidimos recuperar la pulpa de papel contenida en la caja de los cereales para hacer más papel o utilizarlo en otro empaque, esto generaría una cadena de este tipo:

• La caja deberá ser recogida, lo que implica un sistema de recolección, que requiere equipos, sistemas de transporte, energía (combustibles) y mano de obra, generando una serie de costos adicionales y de impactos ambientales asociados.

• Las tintas de la caja deberán ser removidas en un proceso industrial basado en el uso de agua y solventes químicos. De no hacerlo, la calidad de la pulpa la haría inservible para la producción de nuevo papel. En este caso, las tintas serían un desecho industrial que contaminaría el agua y, como todo proceso industrial, requeriría infraestructura, energía, maquinaria y mano de obra. La complejidad del proceso depende del material a reciclar.

El análisis se estas dos actividades nos llevaría a que la recuperación de materiales genera una cadena productiva de costos que deben ser recuperados en el precio de venta del material reciclado, el cual debe ser competitivo, en este caso, con el precio de la pulpa de papel tomada a partir de un árbol. Los gobiernos son atraídos por la potencialidad de generar empleo en la cadena del reciclaje, lo cual los lleva a subsidiarlo con el fin de fomentar esta práctica. Naciones como Alemania y Japón se han dado cuenta que el reciclaje es un estado transitorio y que también contamina y requiere energía como el proceso original. Es decir, aunque recuperamos materiales, la sociedad deberá aumentar su capacidad de generación, transmisión y distribución de energía (termoeléctricas, hidroeléctricas y otras, con los impactos ambientales que éstas conllevan) para abastecer esta nueva industria y sus procesos, que demandan más energía y materias primas. La termodinámica nos lo había advertido: puedo reciclar materia pero no energía. Además, psicológicamente ocurre un aumento del consumo de empaques, en este caso, debido a que la gente tranquiliza su conciencia ecológica mediante el uso de materiales reciclables; o en una oficina no importa ya controlar el uso de papel porque existe un sistema de reciclaje. El problema no está si en las llamadas “comidas rápidas”, por ejemplo, se hace uso intensivo de papel, sea recliclable

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