Reformas educativas

Miércoles, 11 de febrero del 2015 Margarita Sanz Pérez (Premià de Mar)

Soy madre de un chico de 18 años con síndrome de Asperger, un 35% de discapacidad y problemas de psicomotricidad que hacen que solo pueda escribir con ordenador. Hasta ahora llevaba cinco años estudiando en un instituto de Premiá de Mar. Pero a raíz de un incidente con su tutora –un 'e-mail' desafortunado fruto de su inmadurez, tiene una edad mental de doce años– lo quieren expulsar del centro. El equipo directivo, con una insensibilidad absoluta, no atiende a razones ni ha considerado ningún atenuante sobre el caso. Lo dejan en la calle a estas alturas de curso, sin posibilidad de continuar estudiando. Yo me pregunto: ¿Esta es la forma de educar a los niños con problemas? ¿Echándolos? ¿Dónde queda la humanidad y la compasión con los débiles?

Los profesores estamos desconcentrados por las leyes educativas

Martes, 10 de febrero del 2015 Joan Pinyol (Capellades)

Hace cerca de 25 años que me dedico a la enseñanza secundaria y he visto pasar tantos gobiernos y tantas reformas educativas que me siento fresco como el primer día. Desplegar los currículos de cada ley requiere tiempo, como los mejores platos, y con tantos cambios políticos y provisionalidad legal siempre tenemos que dejar el plato a medio cocer y cambiar rápidamente de receta. Así nos va. Estos días pasa lo mismo debido a la imposición de la ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) del PP. La Conselleria de Ensenyament ha tenido que capitular a nivel de convalidación de títulos, pero con variaciones de contenido para no alejarse excesivamente de la LEC. A ello hay que añadirle que es un año electoral. El profesorado de Catalunya estamos desconcertados. Eso sí, no estamos solo; al lado tenemos a unas editoriales que saben más que nosotros y preparan libros de texto a toda prisa para no perder el tren de las ventas, y unos sindicatos que nos filtran información, ciertas o no, como aquel que juega a pasar secretos en voz baja y al oído. Y en muy poco, la preinscripción para el próximo curso con muchos interrogantes y una única certeza para estampar en la propaganda de los centros: que cuentan con unos profesionales dispuestos a dar siempre lo mejor de sí mismos, con la ley que sea y las dudas que tenemos sobre el contenido de las materias que impartiremos en unos meses. ¿Llegará el día en que se entenderá que la formación de las nuevas generaciones no puede depender del político de turno?

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