Relaciones Exteriores De Venezuela 1900-2014
Enviado por untalbojan • 15 de Octubre de 2014 • 7.479 Palabras (30 Páginas) • 438 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del poder popular para la Educación Universitaria
Aldea Bolivariana “las tres raíces” Misión Sucre
Páez, Edo. Portuguesa.
Triunfadores
Arias Johan
López Rene
Naranjo Raquel
Reyes Yurvi
Tutor: Dunia Paredes
Páez, 13 de octubre del 2014
La política exterior de Venezuela ha estado presente en nuestras relaciones internacionales desde que Cipriano Castro inició el otorgamiento masivo de concesiones de explotación a empresas privadas nacionales e internacionales durante la primera década del siglo XX. Si bien no ha habido una política exterior petrolera integral, si se configuraron principios doctrinarios a partir de la democratización del país en 1935, aun cuando no pasamos por alto los esfuerzos realizados antes por el Dr. Gumersindo Torres, dos veces ministro de Fomento, a partir de la promulgación del primer Reglamento de Hidrocarburos de 1918 y la primera Ley de Hidrocarburos de 1920, la cual procuró regularizar y racionalizar el régimen jurídico aplicable a las empresas petroleras internacionales.
Los presidentes Eleazar López Contreras (1935-1941) e Isaías Medina Angarita (1941-1945), con el apoyo de sus ministros de Fomento, Manuel R. Egaña y Eugenio Mendoza, respectivamente, realizaron la primera definición de principios de política exterior al comenzar la II Guerra Mundial: la seguridad y confiabilidad de los suministros de petróleo de Venezuela a los mercados mundiales, particularmente a los países democráticos en su lucha contra el totalitarismo nazi. Venezuela nunca ha abandonado este principio hasta nuestros días. Nuestro país, inclusive, aumentó dichos suministros durante la Crisis del Canal de Suez en 1956, la Guerra de los Siete Días en 1967, el embargo petrolero árabe en 1973, la caída del Sha de Irán en 1978, la Guerra entre Irak e Irán en 1980, la invasión de Irak a Kuwait en 1990 y la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003.
Fue sin duda el Pentágono Petrolero de Pérez Alfonzo la aproximación más acabada de una estrategia de desarrollo de los hidrocarburos en Venezuela volcada a la proyección exterior de Venezuela. La fundación de la OPEP, la creación de la empresa petrolera estatal CVP, la venezolanización de los recursos humanos de la industria concesionaria, la creación de la Comisión Coordinadora para la conservación de los hidrocarburos, la justa participación fiscal y la aproximación sistemática y el diálogo permanente con los países consumidores fueron elementos que en su conjunto lograron definir, quizás sin proponérselo expresamente, una política petrolera internacional de Estado.
El principio de la seguridad de suministro, en un sentido amplio, también abarcó el de las relaciones de la república con las empresas petroleras internacionales y con sus países de origen, donde el Estado venezolano ejerce su soberanía sobre su primera riqueza no renovable, sin afectar el equilibrio económico del negocio dentro de un marco jurídico e impositivo estable, razonable y seguro. Encontramos prueba de ello, por ejemplo, en la misión diplomática que envió el presidente Isaías Medina Angarita al presidente Franklin Delano Roosevelt para explicar los alcances de la histórica Ley de Hidrocarburos de 1943; o en las diversas visitas que realizó el ministro de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo, a Washington durante la presidencia de Rómulo Betancourt (1959-1964), para exponer los principios nacionalistas, más no contrarios a los intereses de los países consumidores, de la política petrolera de Venezuela.
Durante la primera década del siglo XXI, Venezuela ha iniciado esfuerzos más ambiciosos para fomentar la integración latinoamericana a través de la energía, con iniciativas como la creación de PetroCaribe, PetroSur y PetroAndina, la suscripción del Acuerdo Energético de Caracas, el cual amplía las facilidades de financiamiento preferencial para proyectos de desarrollo a países de Centro América, Suramérica y el Caribe, la firma de memorandos de entendimiento con Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay y Paraguay, y el inicio de los estudios para determinar la viabilidad del gasoducto del Sur. Es prematuro evaluar los resultados de estas iniciativas; pero es indudable que ellas constituyen nuevas manifestaciones de política exterior del país.
LA POLÍTICA EXTERIOR DE 1958 A 1999
La política exterior de Venezuela tuvo desde el año de 1958 hasta el año 1999, un marco legal-institucional que fue la Constitución Nacional del año 1961. Este marco legal marcó un estilo diplomático basado en un conjunto de disposiciones: i) unos principios generales expresados en el preámbulo de la carta magna: el carácter pacífico del país, la procura de la integración económica, el deber de cooperar internacionalmente, la promoción de la democracia y otros conceptos emanados de la Carta de las Naciones Unidas; ii) la discrecionalidad del Presidente de la República en el ámbito de la política exterior; iii) el carácter petrolero de la nación, pero en función de promotor de una economía diversificada; iiii) el desarrollo de varias identidades de una política exterior a su vez andina, caribeña, hemisférica, tercermundista y amazónica (Romero, 2002). Esto generó un patrimonio histórico en donde destaca una política exterior activa, con demasiados frentes y compromisos, la presencia del tema fronterizo, dados los contenciosos que se sostienen con Colombia (diferendo sobre áreas marinas y submarinas), y con Guyana (reclamación venezolana sobre el territorio esequibo); al mismo tiempo, en un nivel regional, Venezuela se mostró a favor de la integración para ser considerada por Estados Unidos como un socio confiable y seguro, dada la estabilidad democrática del país y su función de proveedor de petróleo.
Tanto el carácter institucional como el propio patrimonio histórico sirvieron de base para lograr unos fines y objetivos determinados: una estabilidad interna y un ambiente externo seguros, la procura para llegar a tomar decisiones con base en un consenso político, la existencia de condiciones estables para el desarrollo de la industria petrolera y la exportación de petróleo, las negociaciones con los países vecinos de manera pacífica y la participación en las organizaciones internacionales.
Desde el punto de vista histórico, Venezuela desarrolló una política exterior activa en donde se destacaba el peso del Poder Ejecutivo y una conducta consensual. De esta forma, se pueden clasificar cuatro etapas en la política exterior de Venezuela: de 1958 a 1967, aproximadamente, en donde la diplomacia venezolana se concentró en la búsqueda de la consolidación democrática en el país y en la región, en impulsar el proceso de sustitución de importaciones, en promover la creación de la OPEP (sin el sacrificio de perder una relación petrolera especial con Washington) para buscar mejores precios petroleros, en impulsar la Doctrina Betancourt (orientada en el no reconocimiento de gobiernos de fuerza que surgieran en América Latina y el Caribe producto del derrocamiento de un gobierno civil), y en la defensa de la seguridad regional y nacional frente a la injerencia cubana-soviética.
De 1967 hasta 1980, aproximadamente, la política exterior de Venezuela se formuló con el fin de respaldar la estabilidad democrática de la experiencia venezolana, en abrir la agenda exterior hacia los temas económicos de la integración, participando en la ALAC (hoy Aladi), en el Pacto Andino (hoy Comunidad Andina), de forma plena en la OPEP y retomando los problemas fronterizos.
Una consideración especial merece el primer Gobierno de Rafael Caldera, dado que el año 1972 está comprendido en ese período. El tiempo en que transcurre el Gobierno de Caldera presentó importantes transformaciones en la política internacional. Ésta estuvo caracterizada por la reformulación de la política exterior de Estados Unidos con la llegada a la presidencia de ese país de Richard Nixon en 1969 y con él, tanto como asesor presidencial como secretario de Estado, de Henry Kissinger.
La era Nixon-Kissinger va a estar caracterizada por la búsqueda de un equilibrio mundial entre las superpotencias conocido como la distensión. Estados Unidos buscó un balance de poderes que descansaba más en la negociación política que en la confrontación militar e ideológica, a través de la reformulación de las relaciones con la Unión Soviética, el acercamiento a los aliados occidentales y la apertura con China para alterar el balance bipolar. Al darse ese equilibrio, el de la distensión internacional, y al flexibilizarse el estado de las relaciones internacionales, se permitió el auge del llamado tercermundismo, los mecanismos de integración económica regional y el desarrollo de políticas autónomas de parte de pequeños países (Kissinger, 1979).
Durante el Gobierno de Caldera (1969-1974), América Latina transitó por el auge del nacionalismo económico representado en la experiencia chilena de Allende, el gobierno militar de Perú, el liderazgo de Torrijos en Panamá y la descolonización y activismo internacionales de los países angloparlantes del Caribe. Al mismo tiempo, Cuba fortaleció sus nexos con la Unión Soviética e inició el llamado proceso de institucionalización de la revolución, reestableciendo relaciones diplomáticas con países de la región (Mesa-Lago, 1978).
El contexto político interno que caracterizó al primer Gobierno de Caldera fue de gran estabilidad, al ser elegido por primera
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