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RELACIONES MEXICO- CUBA 2014


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  1.093 Palabras (5 Páginas)  •  364 Visitas

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Tras 14 años de desencuentros se reconstruye la relación. Peña Nieto realizará una visita de Estado a la isla

LA HABANA.— El escenario para la visita de Estado que el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, realizará esta semana a Cuba está listo: en un inusual y férreo despliegue de control, La Habana está copada por fuerzas policiales y de cuerpos secretos de seguridad, como sede de una cumbre a la que están invitados los 33 gobernantes de América Latina y el Caribe, con la exclusión de Estados Unidos y Canadá.

Aunque los nexos México-Cuba transitaron por terreno minado desde hace más de 14 años, en los últimos meses han pasado por un proceso de reconstrucción que podría ser consolidado con la visita de Peña Nieto a la capital cubana, sometida en los últimos días a una severa alteración de sus ritmos cotidianos para albergar la II Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se realizará martes y miércoles de esta semana.

La diplomacia de “torre de marfil”, que rigió las relaciones entre México y Cuba desde 1959, esterilizó e inmunizó los vínculos y convirtió al gobierno mexicano en el principal socio político del régimen cubano en el hemisferio occidental frente al acoso de Estados Unidos y al aislamiento latinoamericano y caribeño, quedó sepultada en noviembre de 1999.

México, que fue el único gobierno de América Latina y el Caribe que nunca rompió relaciones con Cuba, medió en algunas oportunidades entre Washington y La Habana en puntuales asuntos políticos o facilitó el intercambio de mensajes hacia y desde la Casa Blanca, aunque también usó su cercanía con Cuba para liberar presión por hostilidad estadounidense.

Pero de manera inesperada, y en una acción sin precedentes que enfureció al régimen de Fidel Castro, la entonces secretaria mexicana de Relaciones Exteriores, Rosario Green, aprovechó una visita a La Habana a una Cumbre Iberoamericana y se reunió con un sector de la disidencia cubana, ilegal y acusada por la revolución de estar al servicio de Washington.

El entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, atizó la molestia de Castro y, en una alusión indirecta a la cuestionada democracia cubana —con partido único (el comunista) y sin pluralismo ideológico ni libertad de expresión o de prensa y con presidio político—, advirtió en el cierre de la misma cumbre, ante la mirada de enfado del líder cubano, que “no puede haber naciones soberanas sin hombres y mujeres libres”.

No intervención

Con el implícito reconocimiento de la existencia en Cuba de una disidencia y la proclama de libertad y soberanía, Zedillo enterró más de 40 años de un ligamen en el que México —bajo el principio de no intervención en asuntos internos de otros países— jamás cuestionó el sistema político cubano ni se atrevió a mantener vínculos en la isla con opositores a Castro, aunque sí hubo contactos con anticastristas en suelo mexicano.

Green explicó que su diálogo con los opositores internos demostró que la diplomacia de “torre de marfil” —que encapsuló y limitó la comunicación entre los dos gobiernos y la protegió de influencias de terceros factores— ya estaba desfasada o superada. Así, según dijo, se iniciaba una especie de diplomacia popular de acercamiento a todos los sectores de un país, más allá de cúpulas gobernantes.

Los desencuentros

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