Resumen de las mutaciones étnicas

En Quito se percibió una migración de indios y mestizos de la zona rural, lo que para los citadinos significó una invasión contaminante. La actitud que tomaron estos fue de tratarlos con un nivel de inferioridad o atraso. Esto se dio por el proceso de modernización agraria a finales del siglo XIX, se creó un arquetipo negativo hacia los indios, tildándolos de vagos, estúpidos y otras discriminaciones, en cambio al hacendado se lo veía como civilizado.

Debido a la modernización el racismo se intensificó, se empezó a ver como un acto común y esta visión ideológica del indio se arraigó en la el pensamiento de la gente urbana.

La descripción de un norteamericano sobre la población de Quito fue que había gente que se autodenominaba “gente decente” y eran los que pertenecían a los sectores dominantes, estos tenían ciertas actitudes y características. Por la llegada de inmigrantes hubo un conflicto social y los sectores dominantes buscaron reagruparse marcando una diferencia entre los barrios residenciales y populares. A estos migrantes se los denominó la “cholería” y “longocracia”, cuyos términos proceden de diversos lugares y pero todos resultan siendo despreciables, significan perro.

La palabra “cholo” fue utilizada desde los inicios de la colonia. Dependiendo del contexto y situación con este término se los llamaba a los hijos entre españoles y mujeres indígenas, al mestizaje racial de mestizo e india, a los mestizos en general, a los mestizos con rasgos indígenas, a los que poseían ciertas facciones, a los artesanos y trabajadores mestizos de rasgos blancos, dependiendo del nivel socioeconómico, a los soldados de tropa y a la clase popular. Este término se les daba a los migrantes que estaban en la ciudad y se desprendían de su identificación indígena, incluso algunos se transformaban en señores al adquirir un estatus de “blanco”. Los “cholos” trataban de no tener una regresión social y ocultar sus raíces. Pocas personas son las que se autodenominan con esta palabra ya que su significado es despectivo, pero en los años 30 fue utilizado por personas de clase media de una forma afectiva, se decían “cholitos”.

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