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Revolución Interrumpida


Enviado por   •  19 de Junio de 2015  •  1.737 Palabras (7 Páginas)  •  333 Visitas

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Las grandes luchas de los Liberales en la Revolución de Ayutla, desde que se proclamó el Plan de Ayutla el 1° de marzo de 1854 e iniciaron las hostilidades en Acapulco, hasta su triunfo con la fuga de la capital del país del Dictador Antonio López de Santa Anna el 9 de agosto de 1855; abrieron paso al desarrollo Capitalista del País. Empezando por la liberación del mercado de tierras, los Liberales dictaron distintas Leyes para garantizarla atacando a las Clases Privilegiadas que sostenían a la Dictadura y crecían bajo su amparo, y, principalmente, contra las dos más visibles y más poderosas, el clero y el ejército. Más bien dicho, contra el clericalismo mezclado con política y el militarismo en forma de corrupción del ejército.

Pero el resultado de estas Reformas no fue el surgimiento de una nueva Clase de Pequeños Propietarios, sino la creación y reforzamiento de una Clase Terrateniente que concentró en sus manos enormes cantidades de tierras producto de la desamortización de los bienes eclesiásticos y la expropiación de las riquezas de las castas militares. De ésta forma, se fueron extendiendo las relaciones Capitalistas con la fuerte presencia y expansión de las Haciendas, y con la combinación de éstas con formas y relaciones precapitalistas de dependencia de los peones hacia la Hacienda, y con el dominio local de hacendados y caciques.

Las Leyes de Reforma de Benito Juárez García, Sebastián Lerdo de Tejada y Melchor Ocampo, no hicieron más que reafirmar ésta situación. Al Lic. Benito Juárez, los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón y el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, les resultó lo mismo; actuaron de buena fe, con patriotismo, con amor al pueblo, pero fueron hasta cierto grado ingenuos, y en sus acciones, Decretos y Leyes, no pusieron frenos ni candados pues creyeron que todos iban a pensar y actuar como ellos. Con ellos cabe el dicho ese de que: “Nadie sabe para quién trabaja”.

Hacia la década que inició en 1870, el mundo entraba en la etapa del Imperialismo, y en ésta etapa, bajo el Régimen de Porfirio Díaz Mori, en México se van a desarrollar los procesos económicos de expansión para la producción de materias primas e inversión del Capital Imperialista. México va a ver surgir, sobre las bases desarrolladas desde la segunda mitad del siglo XIX, la moderna Hacienda porfiriana, productora de azúcar, algodón, henequén, café y ganado; la economía de plantación, el desarrollo industrial en las ramas textiles, ferrocarriles, alimentación, y luego la electricidad; el auge y modernización de la industria minera y, la creciente proletarización y pauperización de las masas.

Todo éste desarrollo se va a dar sin que desaparezcan las formas precapitalistas de dependencia del peón a la Hacienda que, junto al salario, mantienen ligada a ella a la fuerza de trabajo.

Con la expansión del Comercio Mundial, las Haciendas crecieron aún más, expropiando a las comunidades y pueblos, y generando fuertes resistencias. Pero la resistencia que se generó en los pueblos ante el avance de la Hacienda no estuvo aislada, sino que se combinó con otras formas de la resistencia campesina y obrera y, con la oposición de la pequeña burguesía urbana en ascenso, ligada al desarrollo de la economía, que veía limitadas sus posibilidades de consolidación y desarrollo, todos ellos, contra la Dictadura Porfirista, Dictadura que en realidad ejercía el Partido Científico encabezado por el Ministro de Hacienda, el semi-francés José Ives Limantour.

En éste marco, y al no tener organismos propios, las masas intervinieron en la lucha interburguesa, pero subordinadas a una u otra facción Capitalista.

Las disputas entre las distintas facciones burguesas se vieron acentuadas por el contexto impuesto por la crisis mundial de 1907/1908, que repercutió en México derrumbando los precios de los principales productos de exportación.

En 1908 un terrateniente llamado Francisco Ignacio Madero, en la intimidad de su Hacienda escribe un libro que intituló “La Sucesión Presidencial en 1910”, y forma una Agrupación que denomina “Centro Antirreeleccionista de México” llevando a cabo acciones por las que fue perseguido por el gobierno porfirista.

En octubre de 1910, después de huir de San Luis Potosí, Madero, estando autoexiliado en San Antonio, Texas; lanza el Plan de San Luis Potosí. En éste programa, plantea el Principio de Sufragio Efectivo y No Reelección, y plantea la restitución de las tierras expropiadas injustamente a las comunidades, por medio de los tribunales una vez que termine la Revolución.

Madero agrupó a un movimiento vasto y heterogéneo, que incluía a un sector importante de la burguesía cuyo eje de acumulación se iba trasladando de la propiedad agraria a la industrial, a sectores de la pequeña burguesía urbana y, a sectores obreros y campesinos.

Tanto en el norte como en el sur los campesinos se levantaban contra la Dictadura de Porfirio Díaz, enarbolando las banderas maderistas. Pero Madero no quería encabezar una Revolución, Madero quería el poder por el poder; él era un terrateniente burgués educado en Estados Unidos, con nexos en el País Norteamericano por medio de su hermano Gustavo que, según documentos que existen en el Departamento de Estado de ese País, tenía amistad con los ejecutivos de las Petroleras Estándar Oil y Waters Pierce las cuales apoyaban a Madero y sus adictos; y a las que Madero había prometido concesiones y privilegios de diferente índole, ya que, Porfirio

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