Revolución: Una Actualización Desde El Pasado
mauristrummer26 de Abril de 2013
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Sin querer omitir las perspectivas históricas y del relato propiamente que la disciplina construye sobre el pasado. Creo que al referirnos a revolución y para comprender el periodo estudiado –esto es siglo XVII al siglo XIX- lo más acertado es enfocar la definición del concepto a la visión de Alexis de Tocqueville, cuando señala “Lo que sí se puede decir de ella (la revolución) con certeza es que destruyo todo lo que la antigua sociedad derivaba de las instituciones aristocráticas” estas someras líneas dan una idea clara de lo que significa la revolución – refiriéndose al proceso Francés de 1798- pero el análisis de Tocqueville no solo expresa que existe una destrucción de los antiguos sistemas de gobierno, sino que esa destrucción es el trabajo de “diez generaciones” , es decir no es solo un momento histórico, no es una cambio radical que despierte el espíritu del hombre en busca de nuevas formas de estructurar la sociedad, sino que es un proceso que se construye , en este caos en el “antiguo régimen” que siembra el espíritu que guiará la revolución o en otras palabra que buscará su propia reinvención.
Con lo anterior no quiero señalar que las condiciones fueran las mismas, sino que la revolución francesa, y porque no decirlo todas las revoluciones, actualizaron y actualizan al hombre en su devenir, en los proceso que los enfundan.
Por ejemplo la revolución industrial no responde a un golpe de ingenio humano inesperado, sino que es consecuencia de una necesidad y un contexto de explotación económica que desencadena en un cambio económico mayor. La revolución agrícola que antecede a la industrial según Paul Bairoch , permitió tanto la innovación, como el sustento económico necesario para que la mecanización industrial del trabajo se desarrollará de manera explosiva y se detonará en los cambios que esto trajo consigo, que convirtieron al mundo “tradicional” en una mundo “capitalista” o “industrializado”, conceptos que para efectos de análisis no implican mayor complicación, lo que se busca exponer aquí es que los cambios que se produjeron, no fueron espontáneos o insólitos, sino que fueron parte del devenir propio del hombre, de la historia que el hombre construye en su realidad, consiente u inocentemente, pero que conforma de acuerdo a un sin números de factores y que se dan en el tiempo.
Si hemos aclarado que la “revolución”, y aquí no debemos definir una especifica sino que nos referiremos a cualquier proceso que pueda ser identificado como tal, es parte de algo más complejo en el tiempo y no un aconteciendo espontaneo sin mayor explicación, ¿Qué hace que la revolución sea una cambio y una actualización tan radical, que llega a “destruir” un tipo de sociedad? Siguiendo a Tocqueville deberíamos afirmar que esto se debe a la constancia y perpetuidad de sus nuevas forma apoyadas en esas “diez generaciones” que las antecedieron, los pilares de la revolución científica del siglo XVII no estaban en sus descubrimientos, sino en la capacidad de cuestionar lo establecido y a la vez que buscar respuestas a ese cuestionamiento, materia que los antiguos griegos ya habían concebido como principios de sus descubrimientos.
La novedad de las revoluciones radica en su consistencia, con respecto a su modelo predecesor, siguiendo con el ejemplo de la revolución científica, los nuevos pensadores no renegaban de sus antecesores, sino que se atrevían a cuestionar su obra y la necesidad de actualizar el legado dejado por ellos. Esta capacidad de reconocer el pasado, pero a la vez mirar el porvenir se refleja en el caso de la aristocracia francesa. La urgencia de renovar “las columnas huecas” no podían frente a la solidez de los principios republicanos que planteaba la revolución francesa, y como lo señala Georges de Pages, “frente a la sociedad que se trasforma, la Monarquía del antiguo régimen, aislada,
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