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Robert Readfield y la Península de Yucatán

19691117Trabajo15 de Febrero de 2013

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Robert Readfield y la Península de Yucatán

El primer libro de Redfield -Tepoztlán (1928)- se esforzaba en mostrar la coexistencia y coalescencia de rasgos culturales heterogéneos -”indígenas” y “españoles”- en una comunidad en estado de equilibrio social. Los trabajos sobre Yucatán -y en particular el libro The Folculture ofYucatán (1940)- buscaban un gradiente social existente en las poblaciones de una región precisa, determinado en base a los tipos sociales de Maine, Morgan, Durkheim y Tonnies y a las innovaciones culturales difundidas a partir de un centro urbano

La crítica al modelo de Redfield

El valor del esquema de Redfield lo muestra sobre todo que pudo generar un enorme volumen de investigación social que trascendía el ámbito comunitario y mostraba una lógica en los procesos de cambio y las relaciones entre comunidades. Redfield planteaba que las diferencias socioculturales debían explicarse a partir de la sociedad global: esta genera a los campesinos e indígenas en cuanto tales. La investigación empírica también mostró las insuficiencias del modelo. Por ejemplo, en los propios trabajos de Redfield y sus co¬investigadores aparecían explícitamente machos datos que escapaban a las explicaciones del continum-folk urban. Los habitantes de la armónica Tusik habían jugado un papel importante en un vasto conflicto social a mediados del siglo XIX -la Guerra de Castas de Yucatán- y todavía en el momento en que los estudió Villa Rojas cultivaban el chicle para intercambiarlo por armas y pólvora. Era además raro que los ejemplares exponentes de la cultura maya incontaminada tuvieran una simbología religiosa netamente cristiana.

La región como una historia de organización territorial

Julián Stevard y Gonzalo Aguirre Beltrán

El abanderado de la corriente ecológica-evolucionista (donde debe ubicarse a Stockton) fue Julián Stewart, quien publicó en 1950 en trabajo sobre investigación regional (“área research”) y en 1951 otro donde desarrollaba sus conceptos sobre los niveles de integración sociocultural (d. también Stewart 1956): estos últimos permitían analizar la existencia simultánea y complementaria de formas compactas de organización local y formas complejas de organización supralocal (es decir: las segundas no suponen -coma quería Redfield- la supresión o desorganización de las – primeras). El cambio sociocultural no ocurre aleatoriamente sino conforme a principios de evolución; pero esta evolución es multilineal: implica desarrollos paralelos no homogeneización.

Entre 1943 y 1946, Stewart dirigió el Instituto de Antropología Social de la institución Smithsonian, y desde ahí. propició los estudios de área en México: el proyecto Tarasco, donde participaron Ralph L. Beals, Pablo Velázquez, George M. Foster, Donald Brand, Gabriel Ospina y Pedro Carrasco, y el Proyecto Totonaco, realizado por Isabel Kelly, Ángel Palerm y Cristina Álvarez. Estos proyectos produjeron algunas de las mejores monografías comunitarias que se han hecho en nuestro país y sentaron las bases para la posterior reflexión metodológica regional. Tal reflexión la harían tanto los propios participantes en los proyectos de la Smithsom.an (vgr. Ángel Palerm, de quien hablaremos más abajo, y Donaid Brand como algunas figures externas a los proyectos que posteriormente recuperaron la información existente y la combinaron con nuevos materiales en síntesis nueva.

En este texto, varios autores muestran sus diferentes esquemas llena de puntos y aspectos necesarios para estudiar las “regiones”, sin embargo, todas estas estructuras no son similares, pero aun así, la autora expresa su esquema favorito:

“…Sin embargo, la teoría para nosotros más aceptables es la que formula estos principios aplicables a México:

a) la gran región económica (macrorregión) existe objetivamente,

b) es un sistema que incluye factores y variables naturales (recursos minerales, limas suelos, aguas, etcétera), y sociales,

c) estas últimas integran un todo

d) las regiones son un producto histórico y por tanto dinámico,

e) el desarrollo del capitalismo es factor básico de su formación,

f) las ciudades y núcleos urbanos industriales son decisivos,

g) las regiones se especializan en ramas y varios productos, de acuerdo a la división del trabajo, h) existe una red más o menos desarrollada de vías de comunicación, por donde se mueven mercancías y personas,

i) los lazos externos son más o menos poderosos, pero en general se depende de la influencia de las metrópolis,

j) la división político-admiministrativa muchas veces no corresponde a la realidad económica, k) las regiones de América Latina -y de México en particular- poseen diversos grados de madurez y avance, pero son distintas a las propias de los países industriales,

l) es necesario tomar muy en cuenta la acción del Estado, las compañías transnacionales y la Iniciativa privada en el proceso de formación regional,

m) las plantaciones comerciales y los centros industriales, el comercio fronterizo, etcétera, son factores de importancia regional, m) las plantaciones comerciales y los centros industriales, el comercio fronterizo, etcétera, son factores de importancia regional, lo mismo que las grandes centrales eléctricas, la gran explotación petrolera y minera,

n) la política educativa y sobre todo la económica son puntos clave a través de la planificación en los cambios de la estructura regional y

o) los conflictos -entre las clases sociales son claramente visibles en la vida regional.

El Escenario Natural

El estado de Yucatán cuenta aproximadamente con 52 508 kilómetros cuadrados, lo que representa el 2.2 por ciento de la superficie de México; limita con los estados de Quintana Roo y Campeche y con el Golfo de México. Con sus estados vecinos integra una verdadera región, tanto geográfica como cultural y social. Esa superficie se divide en 106 municipios y nueve zonas socioeconómicas identificadas por las vocaciones agrícolas de sus suelos y su principal actividad productiva. El suelo de Yucatán es una superficie calcárea y llana, particularmente pedregoso en el centro y norte, donde la capa de suelo es tan delgada que muchas veces no rebasa los diez centímetros. Hacia el sur y el oriente, en cambio, los suelos son más profundos sosteniendo a una vegetación alta.

La dependencia de los agricultores al tiempo sigue siendo tremenda, tanto por los propietarios particulares como por los ejidatarios mayas. Del total de la superficie de labor de Yucatán, que era de 805 821.3 hectáreas en 1991, sólo 14 394.7, ni el 2 por ciento eran de riego. Si se considera las superficies mixtas, de riego y temporal, que fueron 78 124.3 hectáreas, la cifra sube al 10 por ciento. El 90 por ciento restante de la superficie sembrada fue regada por la lluvia.

El principal cultivo, tanto en superficie sembrada y cosechada, como en volumen y valor de la producción, son los pastos para el ganado. El pasto ocupó casi el 60 y el 70 por ciento de la superficie total cultivada y cosechada respectivamente, así como el 40 por ciento del valor total de la producción. En pocas palabras, el campo yucateco se perfila cada vez con mayor fuerza hacia la ganadería tropical extensiva.

El segundo cultivo en importancia sigue siendo el maíz, que ocupa prácticamente el 20 por ciento de la superficie sembrada junto con el frijol y la calabaza asociadas a él. El maíz ocupa el segundo lugar en cuanto a valor de la producción, pero su importancia fundamental es que se trata de un cultivo de subsistencia porque contribuye a la alimentación, de manera central o secundaria, de la cuarta parte de la población del estado. El complejo de la milpa, con el sistema de roza-tumba y quema, su siembra de maíz y cultivos asociados, continúa siendo, como hace miles de años, la base de la subsistencia de más de un millar de comunidades campesinas mayas y sostiene aún los fundamentos de su cultura, sus ritmos de vida y su visión del mundo.

La gravedad del problema ecológico de las selvas yucatecas puede notarse si uno se fija en que en todo Yucatán, en 1995, sólo se sembraron para reforestar 191 hectáreas, en tanto que la superficie total sembrada rebasó las 800 000, de las cuales 200 000 fueron de cultivos cíclicos, y cuando menos una tercera parte de esta superficie, unas 70 000 hectáreas, se quemaron ese año. Es comprensible que, a este paso, la pérdida de las selvas del estado de Yucatán presagia un eminente desastre ecológico antes de veinte años.

La apariencia de uniformidad del suelo yucateco no deja de ser engañosa. Existen por lo menos ocho principales tipos de suelos diferentes, claramente identificados y clasificados por la cultura maya, que corresponden con mucha precisión a la clasificación científica aceptada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El estado se caracteriza por una ausencia total de corrientes superficiales, pues ni ríos, ni lagos o lagunas lo riegan. En cambio, cuenta con una generosa dotación de estratos acuíferos a los que se puede acceder a distintas profundidades a través de pozos.

Península de Yucatán:

Población indígena respecto a la población total

Entidad Población Total Población Indígena % Estado Población Indígena Total % Respecto al Total de Población

Yucatán 1 362 540 715 342 52.5 Oaxaca 1

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