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Saberes coloniales y eurocéntricos

Angel RamirezDocumentos de Investigación18 de Agosto de 2023

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MODERNIDAD

Ficha de cátedra.

Entre otras cosas, se ha dicho que la modernidad se inicia con la Reforma Protestante de Lutero a inicios del siglo XVI o bien con las ideas liberales contractualistas del siglo XVIII (ej. Rousseau). Pero esa perspectiva es muy eurocéntrica/occidental. Además, la modernidad tiene como antecedente el derrumbe del sistema feudal. Los mayas, para nombrar a algún pueblo, nunca tuvieron edad media ni modernidad. Ciertamente el término modernidad, además, desvaloriza los procesos históricos que acontecen desde el siglo IV de nuestra era cristiana en la misma Europa, por lo que los denominan “edad media”. Pero, hay explicaciones de mayor peso aún.

Durante el siglo XV el centro comercial del mundo eran India y China. Europa occidental se situaba periféricamente al comercio del mundo conocido, y pretendía expandir sus mercados. Por ello, la aventura de Colón era para encontrar una vía más directa hacia el encuentro con India, y creyó cuando arribó a estas tierras que llegó a las indias.

Aparece una primera mundialización con la conquista de América y su depredación. Ahí tiene sus inicios la modernidad, el capitalismo y la pertinente acumulación primitiva, bajo la impronta de la conquista, matanzas, saqueos, destrucción de vidas.

No por nada para la filosofía, sea de Descartes o sea de Kant, quien pensaba era el ser humano. ¿Y quién era el ser humano? Un hombre, no una mujer; un adulto, no un niño; un europeo occidental, al norte de los Pirineos, o sea que no lo era verdaderamente ni un portugués, ni un español, ni alguien que no fuera de esos lares, de modo insistentemente discriminatorio/excluyente; blanco y no negro, con lo que se presenta un rasgo de ímpetu racista; tampoco eran humanos los naturales de las tierras conquistadas, y si no eran humanos no había que tratarlos como tales. Obviamente que había algunas resistencias en este último caso, y de ahí la disputa entre Fray Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda: para el primero los naturales eran seres humanos, para el segundo no lo eran. Dicha disputa desde quien defendía la humanidad de los naturales de estas tierras se condensa en el libro “Brevísima relación de la destrucción de las indias” (publicado en 1552). Estos aspectos también son considerados desde otra perspectiva por los estudios antropológicos de Kant, que generalmente no se enseñan en la formación universitaria de grado.

Es decir, pensar al hombre a partir de Europa es una manera de colonizar, de oprimir. Vale decir, pensar al hombre desde el Norte Político es una manera de colonizar, de oprimir. En los últimos años se escuchó muchas veces la expresión “hay que estar en el mundo”, ciertamente quienes así afirmaban no se referían ni al Congo de África, ni a Haití de Centroamérica, implicándose en una flagrante discriminación negativa.

En la actualidad Zygmunt Bauman hizo muy conocida la afirmación “modernidad sólida y modernidad líquida”. Bauman define la modernidad líquida como una figura de cambio constante y transitoriedad, en oposición a la aparente sensación de seguridad, que crea una visión sólida del funcionamiento de las sociedades. Según él nos hallaríamos dentro de una modernidad líquida, no sólida.

Aquí entrevemos varios problemas:

  • Se continúa interpretando el mundo desde el Norte Político, la modernidad.
  • Se lo interpreta a partir de categorías provenientes de las ciencias naturales (lo sólido, lo líquido), como si no hubiera ningún trasfondo en la praxis de las relaciones de poder hegemónicas, sean políticas, sean económicas, sean culturales. Además, pareciera que lo líquido es posible por las nuevas tecnologías, de lo que resulta una visión demasiado tecnocrática de lo humano.
  • Ahora bien. A fin de mantener la brevedad de esta síntesis, valga el siguiente ejemplo: nos ubicamos en la Provincia de Misiones, los tareferos son quienes con sus manos cosechan la yerba mate. Dentro de una modernidad sólida o líquida siguen haciendo lo mismo, con una hiper explotación de mano de obra demasiado fuerte, trabajo en negro, trabajo infantil. Los oprimidos continúan siendo tratados como pobres miserables antes y después, bajo la mirada esquiva del poder político y del poder económico. Fíjense, cuando dije trabajo en “negro”, más allá de la realidad sufriente de los trabajadores, la expresión racista de la cuestión, pues lo negro sería malo y lo blanco sería lo bueno. A nadie se le ocurriría decir, a efectos de mencionar la opresión laboral, trabajo en “blanco”, porque lo blanco sería bueno y lo negro sería ausencia de bondad.
  • Cuando Bauman afirma que alguien que se inicia en un trabajo cambiará varias veces en su vida de empleo debido a los avances tecnológicos y a la liquidez de toda la vida social y de consumo, no está pensando en los tareferos que siempre seguirán siendo tareferos o algo similar, para quienes el consumo básico a fin de poder sobrevivir se encuentra negado. Bauman piensa desde el Norte Político, y no desde nuestro Sur Político. Cabe afirmar que el problema no es tanto Bauman, que mira la realidad desde el Norte en el que se encuentra, sino de quienes hallándose en el sur miran como si estuviesen en el Norte.

En última instancia, hay un elogio del capitalismo, bajo diferentes maneras. En el período de la dictadura genocida empresarial/militar en Argentina, utilizar el vocablo “capitalismo” era considerado subversivo, había que decir “mundo libre”. Ya durante la pos segunda guerra mundial (que de “mundial” nada tenía) se hizo vigente la contraposición entre “mundo libre” (popularizada en el período entre guerras, 1918-1939) y “cortina de hierro” (popularizada por Winston Churchill). Durante los tiempos neoliberales ya no habría contraposición, pues el enemigo es la “corrupción”, bajo el lema establecido por Ronald Reagan, cuando decía que “el Estado no es la solución, es el problema”. Y en los medios masivos de difusión la categoría “capitalismo” tiene un perfil demasiado bajo, mientras que la categoría “corrupción” es constantemente presentada como el origen de todo mal, en la que el sistema capitalista nada tendría que ver. Es conocida la expresión de ciertos periodistas mediáticos, en oposición a un proyecto para aplicar impuestos directos a las grandes fortunas: “no hay que matar a la gallina de los huevos de oro”.

LANDER, EDGARDO. SABERES COLONIALES Y SABERES EUROCÉNTRICOS

Lander, Edgardo. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntrico. En libro: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp.) CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. Julio de 2000. p. 246.

Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lander/lander1.rtf 

Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntrico1

Edgardo Lander


Universidad Central de Venezuela, Caracas.


En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales, han sido notorias las dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía total del mercado, cuya defensa más coherente ha sido formulada por el neoliberalismo. Estas dificultades se deben, en una importante medida, al hecho de que el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo civilizatorio, esto es, como una extraordinaria síntesis de los supuestos y valores básicos de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano, la riqueza, la naturaleza, la historia, el progreso, el conocimiento y la buena vida. Las alternativas a las propuestas neoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscarse en otros modelos o teorías en el campo de la economía ya que la economía misma como disciplina científica asume, en lo fundamental, la cosmovisión liberal.


La expresión más potente de la eficacia del pensamiento científico moderno -especialmente en sus expresiones tecnocráticas y neoliberales hoy hegemónicas- es lo que puede ser descrito literalmente como la naturalización de las relaciones sociales, la noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión de las tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad. La sociedad liberal industrial se constituye -desde esta perspectiva- no sólo en el orden social deseable, sino en el único posible. Esta es la concepción según la cual nos encontramos hoy en un punto de llegada, sociedad sin ideologías, modelo civilizatorio único, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida.
Esta fuerza hegemónica del pensamiento neoliberal, su capacidad de presentar su propia narrativa histórica como el conocimiento objetivo, científico y universal y a su visión de la sociedad moderna como la forma más avanzada -pero igualmente normal- de la experiencia humana, está sustentada en condiciones histórico culturales específicas. El neoliberalismo es un excepcional extracto, purificado y por ello despojado de tensiones y contradicciones, de tendencias y opciones civilizatorias que tienen una larga historia en la sociedad occidental. Esto le da la capacidad de constituirse en el sentido común de la sociedad moderna. La eficacia hegemónica actual de esta síntesis se sustenta en las tectónicas transformaciones en las relaciones de poder que se han producido en el mundo en las últimas décadas. La desaparición o derrota de las principales oposiciones políticas que ha enfrentado históricamente la sociedad liberal (el socialismo real, y las organizaciones y luchas populares anti-capitalistas en todas partes del mundo), así como la riqueza y el poderío militar sin rival de las sociedades industriales del Norte, contribuyen a la imagen de la sociedad liberal de mercado como la única opción posible, como el fin de la Historia. Sin embargo, la naturalización de la sociedad liberal como la forma más avanzada y normal de existencia humana no es una construcción reciente que pueda atribuirse al pensamiento neoliberal, ni a la actual coyuntura geopolítica, sino que por el contrario tiene una larga historia en el pensamiento social occidental de los últimos siglos.

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