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Soberania


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.656 Palabras (11 Páginas)  •  203 Visitas

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UNAM

Facultad de Estudios Superiores Acatlán

Sistema político mexicano

Soberanía

Soberanía

La soberanía, es un elemento fundamental para el orden y establecimiento de un Estado. En el presente escrito se expondrá el porqué de lo antes dicho, así también como su asentamiento en la constitución mexicana, francesa y la italiana.

Es pertinente que comencemos por definir lo que es soberanía. Como es de suponer, la soberanía como concepto tiene un uso y una función en la teoría política, pues ha surgido históricamente para fundamentar y dar legitimidad al orden social y político, dando razón de cómo las formas de poder se han reconocido como autoridad en el transcurso de la historia moderna.

La soberanía no aparece aún en las sociedades pre-estatales. En efecto, el advenimiento del Estado es una condición necesaria para la aparición del concepto de soberanía. Al ser una noción vinculada al surgimiento del Estado, puede sostenerse que el origen y la historia del concepto de soberanía se hallan estrechamente vinculadas a la naturaleza, origen e historia del Estado, ya que el rasgo por excelencia del Estado es su carácter soberano.

La soberanía tiene antecedentes no muy claros en el pensamiento griego y romano.

Los griegos tenían un gobierno autocrático, esto significaba que los estados que seguían esta forma eran un estado perfecto. La autarquía es el basarse así mismo sin depender de los demás, es lo que especifica al estado. La autarquía no es una categoría jurídica sino ética porque se trata de la condición fundamental de la que depende la realización de los fines del estado o la realización de la vida perfecta, la antigua polis poseía la cualidad moral de aislarse del mundo porque tiene dentro de si todos los elementos para satisfacer todas las necesidades de los individuos que forman la polis.

En el pensamiento romano se toma en cuenta en toda su realidad su situación de poderío prominente sobre los otros estados, que les impedía precisar las características de ese poder que simplemente consideraban tenía una supremacía indiscutible y en este sentido se referían a él como " majestas – potestas” poder majestad expresando con esos vocablos la potencia o fuerza del imperio de Roma el poder y fuerza militar de mando; pero sin explicar nada acerca del contenido preciso de ese poder ni del estado ni de la independencia de Roma, respecto de los poderes extranjeros.

En la Edad Media debido al enorme prestigio que Aristóteles siguió teniendo, su doctrina política autarquía fue tomada como ingrediente especifico y característica fundamental del estado perfecto.

Como podemos notar estas concepciones de soberanía no aportan mucho a la definición moderna de ésta. Ahora bien, los términos poder (potestas) y autoridad (auctoritas) suelen usarse como sinónimos, sin embargo cabe hacer una distinción. El poder es la capacidad que tiene alguien de hacer algo de forma efectiva usando la fuerza y la coacción, es decir, no teniendo legitimad ni consenso. Por el contrario, la autoridad es el poder aceptado, reconocido y aprobado por la sociedad, en consecuencia, poder legítimo. La autoridad, es pues, el poder que nace de un pacto social. Siguiendo esta línea de pensamiento, el concepto de soberanía tendrá que estar asociado a una fuente de poder legitimada por el orden social.

El concepto de soberanía fue introducido por Jean Bodin para justificar ideológicamente al Estado moderno y, concretamente, al absolutismo monárquico como nueva forma de gobierno, en su libro “Los seis libros de la Republica”, puntualmente en el primer libro capitulo VIII.

En consecuencia, Bodin no sólo opone una nueva forma de organización política a la dominante en la Edad Media, sino que construye las bases mismas sobre las que habría de levantarse toda la teoría del Estado de la época moderna en la cual afirma que el monarca es el sujeto de la soberanía y en tanto tal, es la fuente de la potestad y la voluntad supremas. Por ello, la soberanía, para este pensador, es la “summa potestas”; el supremo poder que hace residir en el monarca. En otras palabras, la “summa potestas” no es sino el poder absoluto y perpetuo de una república, lo cual implica el ejercicio de un “recto gobierno de varias familias” que tienen en común el poder soberano. Este debe ser perpetuo: debe ejercerse en todo momento o de manera permanente, como es el caso del príncipe soberano, quien es el propietario y poseedor de la soberanía, es decir, recibe del pueblo el poder absoluto a perpetuidad, puesto que el pueblo se despoja de su poder para darle posesión e investidura al Soberano.

Otra teorización importante sobre soberanía es la ofrecida por Jhon Locke. Su idea general de la soberanía es concebida como una concesión de imperio (concessio imperii), esto es, se reconoce que el pueblo es el titular de la soberanía pero se concede su ejercicio al príncipe. Como se sabe, en Locke, a diferencia de Hobbes, el pueblo sigue teniendo la facultad de controlar, vigilar y destituir en todo momento al príncipe. Locke cree que la soberanía es algo que se puede dividir y representar, por eso su pensamiento político constituye la inspiración teórica de lo que posteriormente sería la democracia representativa de corte liberal-burgués. En suma, para Locke, la soberanía reside en el pueblo, pero se concesiona al gobierno para que la ejerza y sea el titular de la misma.

Como se puede apreciar tanto Bodino como Jhon Locke, dan elementos claros que se acercan a la concepción moderna de soberanía, mientras que el primero defiende una monarquía absolutista como modelo ideal, el segundo da un ligero paso hacia una monarquía parlamentaria.

Acercándonos cada vez más a la idea actual de soberanía, en el siglo XVIII surge un pensador que desarrolla una nueva noción sobre la ésta, cuya tesis central es que reside esencial y originariamente en el pueblo. Además de que no se puede dividir ni representar. Nos referimos al filósofo franco-suizo del siglo de la Ilustración: Juan Jacobo Rousseau (1712-1778). Con Rousseau habrá un salto cualitativo en la forma de pensar la soberanía, puesto que el soberano ya no será el monarca sino la comunidad política. La tesis de la soberanía del pueblo será la base para un proyecto de democracia radical (directa y participativa) y el elemento fundamental para proponer la construcción de un nuevo orden socio-político; la república democrática.

Habiendo citado a estos pensadores

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