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Tectonicas


Enviado por   •  24 de Marzo de 2015  •  1.869 Palabras (8 Páginas)  •  254 Visitas

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Una de las formas más sencillas de orientarse, usada comúnmente por marineros, exploradores, etc. Es aquella que aprovecha el campo magnético terrestre por medio de la brújula. El campo magnético terrestre se aproxima al campo producido por un dipolo magnético situado en el centro de la Tierra

EL PALEOMAGNETISMO

El paleomagnetismo, enmarcado en el campo del geomagnetismo, es el estudio del campo magnético de La Tierra, o de cualquier otro cuerpo planetario en el pasado. Es posible estudiar este campo debido a que, a diferencia de otros, el campo geomagnético de la tierra puede quedar grabado en las rocas a través de procesos físico-químicos. Por ejemplo, cuando los volcanes expulsan lava, esta contiene minerales de hierro que, al enfriarse se orientan según la posición del polo magnético, de manera que se indica la dirección del campo magnético terrestre en el momento de la magnetización.

PALEOMAGNETISMO COMO PRUEBA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS:

Entre los más importantes descubrimientos gracias al paleomagnetismo podemos citar el movimiento de las placas tectónicas de la Tierra (deriva continental). El hecho de que en algunos lugares existan estructuras geológicas donde la imanación registrada está orientada hacia el Polo Sur Geográfico, indica que el campo magnético de la Tierra sufre periódicas inversiones.

Variación del campo magnético (En la imagen):

Las rocas de los depósitos de lavas de las dorsales oceánicas indican la posicion del campo magnético terrestre en el momento en que fueron magnetizadas, por lo tanto, en las distintas bandas se puede apreciar la variacion del campo magnético, las bandas de color verde indican polaridad normal, mientras que las bandas naranjas indican polaridad inversa, demostrando así que el campo magnético de la tierra ha cambiado a lo largo del tiempo.

EL PALEOMAGNETISMO Y LA EXTENSIÓN DE LOS OCÉANOS:

A medida que la litosfera oceánica se va formando en las dorsales va empujando la litosfera oceánica más antigua por lo que, al alejarnos de la dorsal, la edad de la litosfera oceánica es cada vez mayor. Efectivamente, esto ha podido comprobarse a partir de las anomalías magnéticas (inversiones del campo magnético terrestre) y de la edad de los sedimentos, que en ningún caso superan los 200 millones de años.

Las mediciones magnéticas de la corteza oceánica arrojaron una distribución en bandas de anomalías positivas y negativas. Vine y Matthews por un lado y Morley y Larochelle por otro, atribuyeron el bandeamiento a la inversión del campo magnético y la expansión del fondo oceánico. También se observó que las anomalías son simétricas a uno y otro lado de las dorsales, confirmando dicha expansión.

Con estos bandeamientos se pudo conocer la historia del campo magnético terrestre, sus inversiones y la duración de cada episodio en el que el campo fue positivo o negativo.

Unos estudios magnéticos francamente interesantes son los de paleomagnetismo; es decir, el magnetismo remanente de las rocas antiguas de la corteza, sobre todo el de los fondos oceánicos. Esto es debido a que muy pocos minerales son magnéticos: magnetita, hematites, ilmenita, pirrotina, etc. y las rocas en las que se encuentran pueden también transformarse en magnéticas. Cuando alguno de estos minerales se calienta por encima de una temperatura claramente definida, pero que depende del mineral (más de 700ºC para el hierro puro, 360ºC para el níquel, etc.), llamada punto de Curie, el alineamiento común de sus imanes atómicos se destruye y el mineral se vuelve paramagnético.

Las lavas se forman a temperaturas superiores al punto de Curie de sus minerales magnéticos. Como se enfrían pasando por el punto de Curie existe una tendencia a que los minerales se imanten en la dirección del campo presente en aquel momento: magnetismo termorremanente, que indica la dirección y polaridad del campo magnético en el pasado.

De 1963 a 1968 se encontraron datos que apuntaban a que existía una distribución más o menos simétrica de bandas paleomagnéticas a ambos lados del eje de las dorsal atlántica. Estas anomalías fueron explicadas por los geofísicos ingleses F. VINE y D. MATHEWS mediante la creación de corteza oceánica hacia ambos lados del eje de las dorsales, combinada con el fenómeno de las inversiones aperiódicas del campo magnético terrestre.

Así, las rocas generadas durante un periodo de polaridad normal (N) se magnetizaban en la misma dirección del campo magnético actual (anomalía positiva), mientras que las rocas originadas en un periodo de polaridad invertida (I) eran magnetizadas en dirección opuesta al actual: anomalía negativa.

Mediante los datos paleomagnéticos se ha calculado que la velocidad media de apertura del océano Atlántico es de 1’5-2 cm/año y flanco, mientras que en el océano Pacífico es de 4’5-5 cm/año y flanco. Estas velocidades varían a lo largo del tiempo y no son uniformes en toda la dorsal, ni en ambos lados de la misma.

Deriva continental

Animación que explica la teoría de deriva continental de Alfred Wegener.

La deriva continental es el desplazamiento de las masas continentales unas respecto a otras. Esta hipótesis fue desarrollada en 1912 por el alemán Alfred Wegener a partir de diversas observaciones empírico-racionales, pero no fue hasta la década de 1960, con el desarrollo de la tectónica de placas, cuando pudo explicarse de manera adecuada el movimiento de los continentes.[cita requerida]

La teoría de Alfred Wegener[editar]

La distribución geográfica de los fósiles fue uno de los argumentos que usó Alfred Wegener para demostrar la veracidad de su teoría.

La teoría de la deriva continental fue propuesta originalmente por Alfred Wegener en 1915, quien la formuló basándose, entre otras cosas, en la manera en que parecen encajar las formas de los continentes a cada lado del océano Atlántico, como África y Sudamérica de lo que ya se habían percatado anteriormente Benjamin Franklin y otros. También tuvo en cuenta el parecido de la fauna fósil de los continentes septentrionales y ciertas formaciones geológicas. Más en general,

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