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Teoría De La Mano Invisible


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2014  •  1.919 Palabras (8 Páginas)  •  579 Visitas

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RESUMEN

Para Adam Smith la Teoría de la Mano Invisible, sostenía que los individuos, al actuar únicamente en beneficio propio, se ven llevados por la mano invisible a promover el interés público. Tras él, muchos economistas han desarrollado el argumento de que la competencia es buena para el conjunto de la sociedad.

La Teoría de la Mano Invisible, regula las conformaciones sociales y compensa los excesos por sí sola; es una especie de orden natural, pero que tiene las características de la bendición por las riquezas y un conjunto predeterminado de instituciones a partir de las cuales se mantiene el status social.

El problema de la mano invisible hace referencia a lo que después se va a llamar mercado, que exige la no intervención del estado porque las cosas se van a acomodar naturalmente en un sistema teísta típicamente moderno, donde el espectador imparcial puede negar si Dios está y no puede negar la existencia de clases.

La sugerencia de la Mano Invisible supone la acumulación de la problemática de la Justicia social independientemente de acción al respecto por estado solo en la política económica o, más específicamente, en la actividad económica por sí sola. La mano invisible compensa las acciones y regula las conformaciones sociales.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es realizado para dar a conocer, uno de los aportes más importantes de Adam Smith dentro de su obra titulada La Riqueza de las Naciones, en la cual da importancia la división de trabajo para obtener muchos más beneficios en un tiempo determinado, así mismo nos muestra la Teoría de la Mano Invisible, la cual está basada en la autorregulación del mercado de bienes mediante el libre comercio, basado en la búsqueda del bienestar propio de cada persona lo cual da origen a una serie de interacciones con las cuales se benefician todos, teniendo en cuenta que no es necesaria la intervención del estado para su buen desarrollo.

FUNDAMENTOS

Metáfora utilizada por Adam Smith en sus obras La teoría de los sentimientos morales (1759) y La riqueza de las naciones (1776) para describir el hecho de que en una economía de libre mercado el comportamiento anárquico de los individuos (productores y consumidores) guiados por su propio egoísmo (los productores buscando el máximo beneficio o lucro, y los consumidores la máxima satisfacción o utilidad) produce resultados que concuerdan con el interés general de la colectividad, esto es, conduce a situaciones de máximo bienestar social.

Éste fue el gran hallazgo de Adam Smith (1723-1790). «No esperemos obtener nuestra comida de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero —dice Adam Smith—, sino del cuidado que ellos tienen de su propio interés.

No recurramos a su humanidad, sino a su egoísmo, y jamás hablemos de nuestras necesidades, sino de las ventajas que ellos obtendrán».

Hay tres ideas fundamentales en el mundo económico de Adam Smith que hacen que la sociedad progrese constantemente hacia la multiplicación de riqueza y de bienes:

1. La fuerza impulsora del interés o egoísmo individual.

2. El mecanismo regulador del mercado, que a través de la ley de la oferta y la demanda (la competencia, en definitiva) hace el comportamiento anárquico y egoísta de los diferentes individuos.

3. El principio de la división del trabajo, que lleva a una mecanización creciente del proceso productivo, con el consiguiente incremento de la productividad del trabajo.

Estos tres factores constituyen la causa determinante de la dinámica oculta que mueve hacia el progreso todo el conjunto social.

Frase de Adam Smith para expresar el hecho de que en una economía de mercado la búsqueda del propio interés lleva automáticamente a la consecución del máximo bienestar social.

DESARROLLO

Adam Smith acuñó en 1776 la teoría de la mano invisible del mercado, en su famosa obra «La riqueza de las naciones». Ella aludía a la presencia implícita de las leyes del mercado en la vida social, propiciando de manera natural que tanto los recursos disponibles como el producto de la actividad económica se asignan con eficiencia y equidad a todas las personas.

Así, la mano invisible del mercado se encargaría de compensar las diferencias y regular la organización social sin necesidad del Estado. Lamentablemente, la vida no le dio la razón a Smith.

En el mundo real, el mercado siempre tendió a retribuirnos mejor no en función a la mayor necesidad o talento, sino a nuestra capacidad para producir lo que otros estarían dispuestos a pagar muy bien.

Dos siglos después, si no cabría también la teoría de la mano invisible de la educación. Podría servirnos, por ejemplo, para certificar detrás de la manera como las personas eligen relacionarse entre sí o percibirse a sí mismas y a las demás, no la mayor o menor cantidad de educación recibida sino su calidad.

Se supone que la educación debería darnos una de las capacidades humanas más elementales, que se volvió característica del homo sapiens desde que nuestros antepasados primates se volvieron animales sociales y empezaron a vivir en comunidad: la de descubrir al otro, validar su existencia y sus necesidades e incluirlo en nuestras decisiones.

Pero si ni siquiera la educación de excelencia reservada a las elites ha logrado tener éxito en ese propósito básico, produciendo en el mejor de los casos seres ilustrados capaces de obtener un buen empleo y respetables ingresos, pero sin solidaridad ni interés por el destino de los demás, esta teoría estaría destinada a correr la misma suerte de la teoría de Adam Smith: si el mercado no pudo generar equidad por sí mismo, la educación tampoco pudo generar identidad nacional ni inclusión social.

El concepto o la metáfora de la mano invisible son para explicar el rol beneficioso que tiene el interés personal, o egoísmo, en la sociedad en general.

La idea básica es que los individuos, al buscar la satisfacción de sus necesidades propias benefician a la sociedad en su conjunto, no porque estos deseen explícitamente ser benefactores de la humanidad, sino como una consecuencia indirecta de sus acciones.

El mecanismo del mercado se encarga de armonizar los variados intereses de sus participantes, por medio de las señales del sistema de precios, el cual es

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