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Traducir El Miedo. Guerra Sucia

hugo3c10 de Mayo de 2013

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Traducir el miedo.

La recreación en inglés de un relato de lucha política en México.

Arthur Schmidt

Temple University

Aurora Camacho de Schmidt

Swarthmore College

Session LIA076: Translations, Mistranslations and Cultural Appropriations

Latin American Studies Association (LASA)

2006 Congress

Marzo 15-18, 2006

San Juan de Puerto Rico

Por eso te hablaré de estos dolores que quisiera apartar,

te obligaré a vivir una vez más entre sus quemaduras,

no para detenernos como en una estación, al partir,

ni tampoco para golpear con la frente la tierra,

ni para llenarnos el corazón con agua salada,

sino para caminar conociendo, para tocar la rectitud

con decisiones infinitamente cargadas de sentido,

para que la severidad sea una condición de la alegría, para

que así seamos invencibles.

Pablo Neruda (1950)

Así empieza el poeta chileno la larga declaración de la miseria americana bajo sus dictadores, esa “progenie encarnizada”. Así pide permiso para hablar de nuestras más terribles historias. Y nosotros aquí nos amparamos bajo sus exorcismos, buscando entrar en el horror de una época y verla de frente para pedir que nunca más exista tal maldad.

Somos traductores en esta tarea, portadores de signos, así sean, como creía George Steiner, signos degradados. Nuestra empresa ha sido crear una versión de Sendero en tinieblas que llegue a los jóvenes de habla inglesa y no solamente produzca en ellos el reconocimiento de un contenido anecdótico, por importante que éste sea. Sendero en tinieblas reajusta previas formas de entender a México y América Latina, el terror de estado, la historia de la izquierda militante, la relación entre un individuo y los procesos de cambio en los círculos concéntricos de su familia, comunidad, afiliación, nación. Sentimos un compromiso de fidelidad a la integridad del texto, que su autor logra en muchas y muy sutiles maneras, convirtiendo su voz en un coloquio de voces.

Además estamos concientes del grandísimo esfuerzo que han hecho tantas comisiones de investigación, así como autores y traductores de textos testimoniales relativos a la represión ejercida desde el poder en la Revolución Sandinista en Nicaragua, las guerras civiles de Guatemala y El Salvador; las dictaduras militares de Argentina, Chile, Brazil y Uruguay; y la historia de la insurgencia en Bolivia, Ecuador y Perú. Nuestro trabajo, con el de Alberto Ulloa, se suma al de ellos porque persigue la conversión de infrahistoria en historia a secas, de tortura invisible, anónima, clandestina en memoria colectiva de naciones, en tomas de conciencia irrevocables por parte de la ciudadanía activa.

Quisiéramos haber ganado, como nos desafía Gayatri Spivak, el derecho a ser traductores: los más íntimos de los lectores posibles, los que se rindan ante el poder del texto, los que busquen expresar en otra lengua el vestigio del ser del otro en su propio ser, los que en su re-escritura inviten a su otro lenguaje la violencia, la abrasividad, la opacidad y la extrañeza. Queremos, en otras palabras, no haber domesticado el texto al traducirlo.

La historia

En septiembre de 1974 la policía judicial del Estado de Morelos detuvo a Alberto Ulloa Bornemann junto con otro compañero en el municipio de Tlaltizapán. Mientras que el compañero, militante del Movimiento de Acción Revolucionaria, fue desaparecido, para Ulloa Bornemann la detención fue el inicio de una pesadilla viva de más de cuatro años como preso del gobierno mexicano, primero en una cárcel clandestina del Campo Militar Número Uno y luego en los reclusorios de Lecumberri, Oriente y Santa Martha Acatitla. Treinta años más tarde, Ulloa Bornemann publicó Sendero en tinieblas, relato detallado de sus experiencias como joven disidente y como preso político, testimonio que a la vez ofrece una autocrítica de la izquierda mexicana de aquellos años y una denuncia del autoritarismo e impunidad que caractizaban el sistema político del país.

En el momento en que los judiciales lo apresaron, Ulloa Bornemann se dedicaba a las tareas de la "Organización," el proyecto de algunos jóvenes orientado a construir las bases para una resistencia revolucionaria mexicana. Varios miembros de la "Organización" como Ulloa Bornemann habían militado en las filas de la Liga Comunista Espartaco. Luego de la disintegración de la Liga (como consecuencia de su pasividad ante los acontecimientos de 1968), algunos dirigentes de su Sección Ho Chi Minh formaron la "Organización" cuya meta era la formación de cuadros de lucha revolucionaria en el campo. A pesar de que creían que en México las condiciones no eran todavía adecuadas para sostener una insurreción armada, la "Organización" prestó apoyo político y logístico al levantamiento que en el estado de Guerrero había iniciado Lucio Cabañas Barrientos con su Partido de los Pobres. Cabañas encabezó una guerra de guerrillas— el movimiento armado más importante desde la lucha de los Cristeros en los años veinte—a partir de 1967, hasta su muerte en combate en diciembre de 1974. Originario de Atoyac de Alvarez, Cabañas se había formado como maestro rural en las escuelas normales de Guerrero y Ciudad de México, verdaderas cunas de activismo político disidente. Fue miembro del Movimiento Revolucionario del Magistrado, precursor importante de los movimientos populares de los años setenta y ochenta. La Revolución Cubana había influenciado a Cabañas, como a todo revolucionario latinoamericano de esos años; pero las razones fundamentales de su disidencia fueron la pobreza, injusticia y represión del mismo estado de Guerrero.

Además de hospedarlo en su casa repetidas veces (cuando tenía que ver al doctor), Ulloa Bornemann le sirvió a Lucio Cabañas como chofer, llevándolo clandestinamente en su Volkswagen a Durango, Puebla, Veracruz y otros puntos de la República Mexicana. El autor retrata al guerrerense como un hombre sincero, de valor revolucionario incuestionable, pero de perspectivas muy provincianas y de acciones a menudo caprichosas.

Sendero en tinieblas cuenta las experiencias de Ulloa Bornemann como joven revolucionario en forma de retrovisiones o flashbacks muy bien intercaladas con la narrativa de su vida como preso. En el caso de Lucio, como en los de otros compañeros, Ulloa Bornemann juzga las acciones de los demás con una gran sensitividad que combina la crítica y el entendimiento de las debilidades humanas y las coyunturas sociales. Siempre sus comentarios más severos se dirigen a sus propias acciones, a su falta de realismo, a la terquedad suya que obligaba a su esposa e hija a pasar sufrimientos y falta de recursos económicos en nombre de la causa revolucionaria. Narra el proceso de autorreflexión que paulatinamente lo llevó a casi separarse del movimiento, pues lo habían enajenado varias tácticas de los cabañistas, como el asalto a bancos y los secuestros, al mismo tiempo que empezaba a darse cuenta de que le hacía falta el cariño familiar que tenía a su alcance, pero que estaba en peligro de perder.

Ulloa Bornemann no actuó a tiempo. Fue detenido por policías judiciales y de inmediato trasladado a la cárcel secreta del Campo Militar Número Uno en la Ciudad de México. Había caído en manos de la "guerra sucia."

Después de las masacres de Tlatelolco en octubre de 1968 y del día de Corpus Cristi de junio de 1971, muchos disidentes jóvenes se incorporaron a la actividad política clandestina, algunos dedicados a la organización de grupos marginados urbanos y rurales, otros a la lucha armada. Además de los dos movimientos de guerrilla en el estado de Guerrero—encabezados uno por Cabañas y el otro por Genaro Vázquez Rojas— hubo una proliferación de grupos armados radicales involucrados en actividades de violencia revolucionaria, incluyendo el robo a instituciones financieras y el secuestro de diplomáticos y personas adineradas. Por su parte el estado mexicano desató una gran campaña de represión, especialmente durante el sexenio de Luis Echeverría Alvarez (1970-1976). Esa "guerra sucia" incluía detenciones arbitarias, el uso sistemático de tortura, asesinatos y desaparaciones de cientos de personas.

A pesar de que ha pasado una generación entera y a pesar de la elección presidencial del político opositor Vicente Fox Quesada en el año 2000, muchos de los acontecimientos de la "guerra sucia" se mantienen en secreto, pues el gobierno se ha negado a formar una "comisión de la verdad". Lo más que se ha logrado es el nombramiento del Dr. Ignacio Carrillo Prieto como “Fiscal Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado” , cuyos esfuerzos de enjuiciar al ex-Presidente Echeverría han fracasado hasta ahora. (El mandato de La Fiscalía Especial termina en abril de 2006). Según el equipo editorial del periódico La Jornada, la impunidad oficial y la ineptitud de la Fiscalía Especial constituyen "un golpe demoledor para un país que durante más de tres décadas ha reclamado justicia para los crímenes cometidos desde el poder presidencial y que ha visto sistemáticamente negada tal exigencia." Además, opina La Jornada: "El país no podrá aspirar a una convivencia civilizada, pacífica y apegada a las leyes si no se establecen a plenitud la verdad histórica y las responsabilitades por los miles de vidas truncada y destruidas en el curso de la represión de movimientos sociales." Concuerdan los editores de la revista

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