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UN ENSAYO SOBRE MEXICO PROFUNDO


Enviado por   •  15 de Junio de 2017  •  Resúmenes  •  1.277 Palabras (6 Páginas)  •  205 Visitas

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Cómo llegamos a donde estamos. El levantamiento indígena (México profundo) y la entrada en vigor del TLC (México imaginario) el 1 de enero de 1994 sólo hacen patente la escisión profunda de nuestra sociedad mexicana, que expresa, como bien lo señala Bonƒl Batalla “la confrontación no resuelta de dos civilizaciones, es el resultado de un proceso histórico que está por cumplir 500 años”. Este acontecimiento histórico es un referente para plantearnos la pregunta y para entender ¿cómo llegamos a donde estamos?. La pregunta fundamental es una pregunta por la construcción de la nación, y lo que explica la inexistencia de una cultura mexicana única es la presencia de dos civilizaciones, ni sean fusiona do ni han coexistido en armonía. Nos encontramos con la presencia de culturas mesoamericanas y la presencia de una civilización occidental que ha dominado, en todos los niveles de la vida, sobre las primeras. Existe hasta nuestros días una realidad de confrontación frente a una deƒnición de la nación mexicana. El surgimiento del movimiento zapatista deja entrever el fracaso de la pretensión totalitaria de la independencia del imperio español, de la reforma juarista y de la propia revolución mexicana. La lucha y cosmovisión del México imaginario se ha dado al margen –cuando en la negación del México profundo; la pretensión de unos es la resistencia de otros. Ni ha triunfado la occidentalización de América ni ha triunfado la cosmovisión mesoamericana, son dos civilizaciones en choque. La constante confrontación entre el México profundo y el México imaginario son una muestra de que el surgimiento y la consolidación de México como un Estado independiente, no produjo ningún proyecto diferente, nada que se aparte de alcanzar la intención última de llevar el país por los senderos de occidente. EZLN y TLC representan la tensión entre las dos culturas, las dos visiones de país, el choque de las dos civilizaciones que transitan por cominos diferentes en el mismo México. El 1 de enero de 1994 hizo patente nuestra realidad nacional como una situación esquizofrénica, manifiesta no sólo en el EZLN y el TLC sino en todos los órdenes de la vida y la cultura del país. Esta realidad inquieta mucho más al México imaginario porque atenta contra la occidentalización de la cultura nacional, porque ellos son minoría, a veces ridícula, intenta llevar al país por un camino que se contradice con la realidad pluricultural, de pobreza y marginación en que viven millones de mexicanos. La miopía de los imaginarios no puede negar al México profundo, aún en su exclusión pretendida y real, sin ellos no se podrá alcanzar la democracia. Al levantamiento del EZLN se alzaron otras voces de otros muchos pueblos étnicos que encuentran en los postulados zapatistas su misma resistencia, su lucha y su sobrevivencia. Entre ellos nunca ha existido ni existe actualmente la dominación, entendida esta última como el avasallamiento de las personas, de sus modos de vida, de producción, la negación de sus creencias, etc.; en cambio el imperio español, occidental, dominó sus vidas, sus costumbres, modiƒcó los modos de producción, usurpo su religión con la imposición de la cristiandad. La presencia de los pueblos étnicos actuales son una manifestación clara de la resistencia y la sobrevivencia de la cultura mesoamericana, en donde queda claro que la nueva manera de dominar no ha dominado, pero si ha ultrajado, negado y asesinado, al punto del exterminio. Como reza el Popol Vuh “Han quemado nuestras ramas, pero no podrán arrancar nuestras raíces”. El orden colonial no logró desterrar, como pretendían, la civilización y las culturas indígenas. La mayor riqueza de nuestro país, de la cultura mesoamericana, es la pluralidad cultural y étnica de que está compuesto, cada grupo tiene una identidad social y cultural particular y claramente deƒnida; esta es la mayor limitación de la cultura occidental, no reconocer esta pluralidad. La colonia española no reconoció sino dos polos irreductibles: los españoles (colonizadores, dominadores) y los indios (colonizados, dominados). Su existencia da pie a la expresión de la existencia en México de dos repúblicas, así lo expresa el Virrey don Luis de Velasco en 1559, “las dos repúblicas de que este reino consiste”. De la primacía del dominio e imperio español se desprende la ideología para justiƒcar, hasta nuestros días, la desigualdad, la exclusión, el sometimiento y la negación de las otras culturas étnicas, las que conforman la civilización mesoamericana. Es decir, se constata la violencia con que quiso fundarse e implantarse el dominio occidental, se constata hasta nuestros días la violencia con que quiere construirse el México imaginario. El TLC como carta de ciudadanía de México al Primer Mundo no puede legitimarse por la sola aparición del EZLN. El Estado mexicano a través de sus distintas instituciones y sus organismos, ha fracasado en todas sus iniciativas indigenistas, en todos sus intentos por subsumir la realidad de los diferentes pueblos étnicos y sus costumbres. Ni el Instituto Nacional Indigenista, ni COPLAMAR, ni la actual Secretaría para los Pueblos Indí- genas, han tenido mayores alcances, si tal vez en algunos servicios públicos, porque su horizonte y mentalidad occidental le ha impedido reconocer la identidad de estos pueblos. Es decir, todas las iniciativas se dan desde el horizonte del México imaginario, de los que ostentan el poder y la riqueza, los que tienen en sus manos las instituciones gubernamentales. No se pretende construir un futuro “desde” todos los pueblos y su pluralidad cultural, el México profundo, sino “para” beneƒ- cio de unos cuantos, de las minorías que componen el México imaginario. La independencia de México se traduce en la independencia criolla y de los mestizos, los pueblos indígenas siguen tan subyugados al dominio de los dominadores como desde el inicio. No hay una identidad mexicana, ni somos europeos ni somos indios, somos, como dice Octavio Paz “hombres al desnudo”. Independencia y revolución, en sus sucesivos contextos históricos, no son sino re$ejo del enfrentamiento entre grupos sociales que intentan imponer su propio proyecto. En el fondo la realidad es la misma: dos culturas, dos civilizaciones en constante confrontación, una que quiere imponerse (México imaginario, TLC) y la otra que se resiste de diversas maneras, (México profundo, EZLN). La modernidad del México imaginario hasta nuestros días (basta conocer los objetivos del TLC) es un producto de importación, el deseo de imitar a los países avanzados de Europa y de Estados Unidos, entonces y hoy; frente a esta modernidad el México profundo resulta ser la negación radical del México imaginario. Esta modernización viene acompañada del concepto “civilización” que no signiƒ- ca otra cosa hasta nuestros días que “desindianizar”, es decir, imponer occidente, civilizar a los indios, hacerlos perder su identidad cultural. El EZLN aparece como signo contradictorio a esta civilización, se hacen presentes como parte y como dueños legítimos de esta nación. La Revolución Mexicana presenta el nuevo rostro del México imaginario, marca el rumbo del país hasta nuestros días, en donde el México profundo, agrario y popular, no es la meta sino sólo una fuente de la que sustraen recursos para hacer posible el crecimiento del otro México, el imaginario, que se perƒla industrial, moderno, urbano, cosmopolita; las pueblos étnicos, las comunidades indígenas, siguen estando al margen del desarrollo, la vida es extrema, deplorable, en verdaderas condiciones de inhumanidad. La cultura profunda, la de los pueblos étnicos, se mantiene viva, sus ritos, sus costumbres, su religiosidad, su resistencia cotidiana, están presentes a pesar de la cultura impuesta. El EZLN no es sólo Chiapas, Tzotziles y Tzentales, es el levantamiento de los diversos pueblos étnicos y de los diversos grupos sociales con conciencia nacional, es la voz del México profundo que se alza –como otras tantas veces- con violencia y como resistencia como grito de ”Cómo hemos llegado a donde estamos”.

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