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Un extracto de la historia


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  Ensayos  •  1.660 Palabras (7 Páginas)  •  277 Visitas

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holaDon José de los Reyes Pisafirme es uno de mis buenos y antiguos amigos. En el pueblo deCaguas donde el nació y adonde fueron a vivir mis padres cuando yo contaba tres años deedad, asistimos juntos a la escuela, y tanto la población como el hermoso valle que la rodeafueron el teatro de nuestras correrías y travesuras infantiles.

Mi amigo, que es labrador acomodado, tiene ya bastantes años; aunque los lleva con lasalud y robustez de un joven. En sus buenos tiempos fue muy trabajador, buen jinete ybailador incansable; hoy es un viejo sesudo y de buen juicio, que así maneja todavía el arado,como sirve una plaza de concejal, y hasta la presidencia, en el ayuntamiento de su pueblo.

Hace algún tiempo le escribí diciéndole: que estaba delicado de salud y pensaba ir a pasaruna temporada al campo. A los dos días recibí la contestación siguiente:

«Querido Manuel: pasado mañana salgo para esa y no volveré hasta que te traiga conmigo.Haremos el viaje cuando y cómo quieras, porque para eso llevaré mi coche. --Tuyo --Reyes.»Dicho y hecho: dos días después vino a buscarme y al día siguiente estaba yo en su casa donde,en el tiempo que permanecí, fui tratado a cuerpo de rey.

No es extraño, pues, que tuviera muchísimo gusto al recibir la siguiente carta, hace unosdos meses. «Querido amigo: mi Francisca necesita tomar baños de mar. El médico lo dice y noquiero que pierda tiempo; además, sin que el médico lo diga ni yo lo necesite, iré con ellaporque así lo quiere, y tu sabes que nunca dejo de complacerla, si puedo. Prepárate para sufrireste recargo que por la vía de apremio te impone y cobrara --tu amigo-- Reyes.» Acepté elrecargo y me dispuse a pagarlo con la mejor voluntad y de muy distinto modo que si me lohubiera impuesto el Estado, la Provincia o el Municipio.

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El día de la llegada de mis huéspedes fuimos a oír la música a la plaza principal. La nocheestaba muy serena, corría un fresco delicioso, la banda militar tocaba bien y el alumbrado erabastante mejor que otras veces.

--Todo esto es muy agradable, decía mi amigo, lo único que falta es gente. Parece que a loshabitantes de la capital gusta muy poco el paseo.

--Así es, le conteste: aquí casi nadie pasea.

--Nunca las señoras fueron amigas de salir de su casa; pero yo recuerdo la época lejana ya,en que la retreta empezaba en la Fortaleza; allí concurrían muchas señoras y caballeros y deaquel punto iban paseando, por esta plaza y la calle de San Francisco hasta la plazuela deSantiago,155 donde aún tocaba un poco la música.

--Eso era cuando estudiábamos en el Seminario. ¿Quieres que las señoras y señoritas dehoy hagan ese camino delante o detrás de una música militar?

--Yo nada quiero; aunque me gustaría ver más concurrido un sitio que lo es tan poco y sinrazón.

--¿Recuerdas cómo era esta plaza en el año 40?

--Perfectamente: su piso al nivel de las calles que la rodean, era el natural, arenoso; desuerte que pocas veces había lodo porque el agua se filtraba; pero en cuanto corría el aire,se levantaban nubes de polvo muy molesto. Pocos años después se cubrió con baldosas enlíneas cruzadas, de un metro de ancho cada una y que dejaba entre si cuadradosempedrados con chinos pequeños. En tiempo del general don Juan de la Pezuela156 se levantóel piso a la altura que hoy tiene sobre las calles, y se construyeron las balaustradas, losasientos y demás obras. El alumbrado por el gas no se estableció hasta el gobierno delgeneral Norzagaray,157 cuando se introdujo en la ciudad esta mejora.

En el frente que hoy ocupa el palacio de la Intendencia había entonces una pared alta,sucia y en muchas partes desconchada, con dos órdenes de ventanas fuertemente enrejadas dehierro. Aquel tétrico edificio era el presidio, cuya entrada daba a la calle de San Francisco.

En el lugar que hoy ocupan las oficinas de la Diputación y [p. 191] el Instituto provincial158 estabael antiguo cementerio, cercado con una pared más negra, más sucia, y más deteriorada que ladel predio su vecino de enfrente.

La casa en que hoy están el Casino Español, la Sociedad de Crédito Mercantil y el café LaZaragozana159 era entonces una construcción paralizada hacía años y cuyas paredes llegaban ala altura del piso principal.

La casa del Ayuntamiento está poco más o menos lo mismo: tiene ahora una torrecilla másy sobre la del reloj había una figura dorada, giratoria, representando la fama, que marcabala dirección del viento.

Tampoco ha mejorado mucho el aspecto de las fachadas de las casas; el que ha ganadobastante es el de las tiendas. En la que hoy tiene escrito en su muestra «Tu Casa» tenía la suyadon Antonio Garriga, aquel honradísimo Catalán que fue tan amigo de tu padre. El mostradorde pino, pintado de verde, que imitaba un cajón prolongado, estaba cubierto con una pieza decoleta, tendida en varios dobleces a todo su largo: el aparador era de igual madera y pinturaque el mostrador; el piso de ladrillos comunes; y

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