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Unidad 3. Narración Y Exposición. "El Desnudo Victoriano". Ejercicio1. Subrayado Y Anotación De Un Texto (palabra Clave).


Enviado por   •  22 de Agosto de 2013  •  2.101 Palabras (9 Páginas)  •  592 Visitas

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Unidad 3. Narración y Exposición. “El desnudo victoriano”.

Ejercicio1. Subrayado y anotación de un texto (palabra clave).

A) Se subraya únicamente la parte del texto que responda a lo que se pide.

B) Se enlistan palabras clave relacionadas con el contenido de lo subrayado.

1848. Artistas jóvenes

reivindican pintura con sinceridad y simplicidad

Fundadores

Dante Gabriel Rosseti, William Colman Hunt y John Everett Millais,

Influyó

Ford Madox

El arte a partir Rafael era rígido y conservador

Pintura prerrafaelita: imágenes poéticas,

lo femenino, mujeres de largas cabelleras, angelicales y demoniacas,

cuerpos voluptuosos desafiantes

Sensualidad

Detalle minucioso

Ejecución precisa

Cayeron en contradicciones por meticulosidad

Herméticos y sobrios

Compromiso temperamento innovador idealismo estético elevar espíritu del hombre

“El desnudo victoriano”

Raquel Abenchuchan

La hermandad o Cofraternidad Prerrafaelita fue fundada en 1848 por un grupo de artistas jóvenes que, desencantados por los convencionalismos del arte de su tiempo, decidieron unirse con el firme propósito de reivindicar la pintura a través de la reconquista de la sinceridad y la simplicidad, valores estéticos que habían caracterizado al arte italiano quattrocentista y al arte medieval, y que el academicismo de su tiempo había olvidado.

En sus primeros años de actividad, los miembros fundadores de la hermandad, Dante Gabriel Rosseti, William Colman Hunt y John Everett Millais, prefirieron mantenerse como una pequeña secta, no del todo secreta y abierta a nuevos adeptos. Paulatinamente, varios seguidores entraron en contacto con su arte, afiliándose el escultor Thomas Woolner, el pintor James Collinson y muchos otros artistas, literatos y poetas que se sintieron de alguna forma atraídos por los ideales del Prerrafaelismo. Uno de los pintores que más influyó a los Prerrafaelitas fue Ford Madox quien, sin haberse unido oficialmente, mantuvo una estrecha relación con el grupo asumiéndose como su maestro ya que, gracias a su estancia en Roma, había adquirido un amplio conocimiento del arte italiano y había entrado en contacto con el movimiento de los Nazarenos.

Para los Prerrafaelitas era claro que el arte, a partir de Rafael, se había conducido hacia una forma de representación rígida y conservadora en donde lo "bello" y lo "perfecto" remplazaban a los principios de "verdad" y "realidad". A sus ojos, el arte comenzaba a perder vigencia y vitalidad y se dirigía hacia una crisis inminente. Para rehabilitarlo era preciso retroceder más allá de Rafael, y fue en los maestros primitivos donde encontraron el espíritu visionario y la voluntad creadora que buscaban para darle fuerza a su movimiento.

En la iconografía de la pintura Prerrafaelita abundan las imágenes poéticas, y aunque es una pintura esencialmente literaria, trasciende por mucho a la anécdota narrativa: relatos bíblicos, cuentos de hadas, referencias shakesperianas, resonancias de amor romántico y ninfas se revelan de manera espontánea. Uno de sus motivos pictóricos más recurrentes fue, sin duda, la representación de lo femenino. Mujeres de largas cabelleras y cuerpos voluptuosos dominan la escena, desafiando al puritanismo de la época. Los rostros virginales de las Madonnas de Rafael adquieren un nuevo gesto en el que resulta difícil precisar el límite exacto entre lo angelical y lo demoníaco. La mujer se convierte en algo nocturno, melancólico e indescifrable.

La forma femenina solía encarnar figuras alegóricas, cuya hechura nos recuerda a menudo a la Venus de Botticelli.

En otras ocasiones, personificaban diosas y heroínas que, bajo la gloria de su desnudez, emergían jubilosas conjurándose a la naturaleza.

Para los Prerrafaelitas, el culto a la sensualidad no era un pretexto, era la sustancia misma de su pintura. La afición por el detalle minucioso, la ejecución precisa del diseño de tapicerías y ornamentos y la reproducción impecable del natural los llevó a consagrarse como unos grandes eruditos de la técnica. Pero el hecho es que este afán por aludir a las cosas retratándolas fielmente era sólo un medio para alcanzar un propósito más profundo: encontrar la armonía entre todo y sus partes. Cada elemento debía adquirir un alma propia y al mismo tiempo conservar un orden único e incorruptible.

Sin embargo, los esfuerzos del Prerrafaelismo por generar un arte no convencional los llevó a múltiples contradicciones. Por un lado, se habían postulado como enemigos de la pintura académica, pero su meticulosidad obsesiva los llevó a ser igualmente herméticos y sobrios El grupo recibió severas desaprobaciones por parte de la crítica, especialmente de Charles Dickens, quien los definía como irreverentes, pretenciosos y blasfemos. Fue su encuentro con John Ruskin, un joven crítico de arte que salió en su defensa, lo que reanimó a los integrantes de la hermandad. Ruskin se había hecho de una buena reputación desde sus intervenciones a favor de Turner, y de alguna forma compartía muchos de sus fundamentos. La tesis de Ruskin de que el más alto valor del arte consistía en la expresión de un “alma buena y grande” estuvo siempre de acuerdo con las convicciones del Prerrafaelismo.

Es verdad que los ideales concebidos por

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