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Al Cerebro Le Gusta Aprender

katherincamacho11 de Mayo de 2012

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“AL CEREBRO LE GUSTA APRENDER:

DESARROLLO DE COMPETENCIAS”

JAIME PUENTES CAMERO

Cada vez que aprendemos algo nuevo el cerebro se modifica (Neuroplasticidad). Una mente “expandida” o estimulada por una nueva idea jamás recobra su tamaño original y la lectura es una excelente estrategia para estimularlo y desarrollar competencias.

Si enseñar y aprender es algo que ocurre en el cerebro, conocer su funcionamiento puede ser un punto de partida para obtener el rendimiento idóneo en esos procesos. La lectura y la escritura entonces dependen de cómo funciona el cerebro. La lectura ayuda a modificar redes neuronales y estimula las capacidades cognitivas.

La neurodidàctica de la lectura propone diseñar el aprendizaje de la forma que mejor se adapte al desarrollo y funcionamiento del cerebro. También dice que es necesario reconocer, aprovechar y consolidar las capacidades propias de cada uno, que hay que aprender y enseñar a leer y escribir en consonancia con las dotes y talentos personales (lo que Howard Gardner denomina “inteligencias múltiples), y que el aprendizaje ideal adecua el contenido de las lecturas a las competencias individuales y no al revés.

En relación al aprendizaje de la lectura somos diferentes, y cuanto más nos adaptemos a nuestras propias características mejores resultadas obtendremos.

Utilizar el cerebro de formas no habituales puede estimular la formación de redes neuronales. Para este fin podemos, por ejemplo, cepillarnos los dientes con la mano no dominante, vestirnos con los ojos cerrados, cambiar de posición en la mesa, colgar el reloj de la pared al revés, caminar a oscuras. Al cerebro le motivan los cambios, lo desconocido excita las redes neuronales. De ahí que los ambientes fluidos y variados despierten la curiosidad favoreciendo casi de modo automático el aprendizaje. La lectura puede ser un excelente pretexto para ello.

Para el pleno desarrollo cerebral es muy importante la riqueza de estímulos y emociones positivas. Y recordemos que aprender es un proceso que se autoimpulsa: cuanto más se sabe acerca de algo, más rápidamente se progresa en esa cuestión.

El cerebro puede procesar y almacenar información sin que lo sepamos; somos capaces de asimilar información sin ser conscientes de ello; por eso es tan importantes las preguntas antes de la lectura.

Los cerebros de hombres y mujeres presentan diferencias estructurales y funcionales. El psicólogo Leonard Sax defiende la separación de sexos en la clase para sacar el máximo partido a las capacidades de cada cual, proponiendo que hay que impartir las clases y seleccionar lecturas, de forma distinta.

Los recursos que describimos y ejecutamos a continuación tienen en común buscar una mejora en el aprendizaje de la lectura partiendo de la base de los conocimientos actuales sobre el funcionamiento cerebral.

1. PARTIR DE LOS PUNTOS FUERTES. Tradicionalmente hemos asistido a la tendencia a descubrir los puntos débiles en la lectura que tienen las personas y esforzarnos y trabajar en mejorarlos, intentando compensar sus deficiencias. Pero hoy se propone romper con esta dinámica secular y apuesta por identificar los puntos fuertes, aquello en lo que uno es mejor y edificar el aprendizaje y la lectura sobre ellos, aplicándolos cuanto más se pueda en las diferentes tareas.

2. LOS RETOS OPTIMOS. Leer y estudiar puede convertirse en una labor estresante. Así sucede cuando las demandas de la lectura superan con creces los recursos de los que disponemos para afrontarlas. En esas circunstancias nos invade la sensación de descontrol y cunde el desánimo. Cuando ocurre lo contrario nos aburrimos. De ahí la importancia de hallar un equilibrio sutil entre estas dos variables y programar lecturas que supongan retos asequibles, metas que puedan alcanzar.

3. VALORAR LAS EMOCIONES. Esta probado que las emociones juegan un papel trascendental en la formación de la memoria. Los sentimientos pueden fomentar el aprendizaje en la medida en que intensifican la actividad de las redes de neuronas y refuerzan las conexiones entre ellas. Mientras que el mero saber que lleva una lectura suele borrarse pronto, las informaciones a las que se ha impreso un sello emocional se graban profunda y perdurablemente en la memoria. Podemos convertir la célula o una insípida ecuación en un pequeño cuento o película de intriga cuyo desenlace deseamos conocer.

4. APOSTAR POR LO NUEVO. Aprender algo nuevo cuesta mucho menos que reorientar una red neuronal consolidada. De hecho, las cosas que se han aprendido bien, sean correctas o incorrectas, ya no se borran, en lo que se caricaturiza como “la maldición del saber”. Por ello, más que insistir en corregir los errores interesa invertir en aprendizajes correctos alternativos.

5. ESTIMULAR LA CURIOSIDAD. La curiosidad es la puerta de entrada al conocimiento, es un querer saber más que conlleva una actitud de apertura, aventura, descubrimiento y exploración, que nos hace más receptivos a la nueva información. Además puede utilizarse como pista para descubrir nuestras capacidades y talentos, dado que en la mayoría de ocasiones nos interesamos más por aquello que mejor nos incita a descubrirlo.

6. ESTRATEGIA MULTISENSORIAL. Cuanto más variadas sean las formas en que se transmite una información, mejor se recordará. De ahí que aprendamos con tanta más facilidad cuanto más sentidos intervengan. Al utilizar varios canales sensoriales la información percibida se asocia entre sí, archivándose al mismo tiempo en diferentes territorios del cerebro, es decir, en una proporción más amplia del mismo.

7. LAS METAFORAS COMO ALIADOS. Cuando encontramos conceptos que por su complejidad o abstracción se resisten a la comprensión del niño, en estos casos las metáforas pueden ser una excelente ayuda.

8. ENCONTRAR UNA UTILIDAD. ¿Para que me va a servir esto? es una de las preguntas más habituales entre escolares cuando se les pide que lean y asimilen determinados tipos de información. No encontrar utilidad ni aplicación de lo que estamos leyendo resulta altamente desmotivador. Tenemos que encontrarle sentido y una estrategia puede ser conectando los conocimientos con nuestra vivencia personal.

9. TEORIA DE LA MENTE. Este es el nombre que se da a la capacidad que tenemos de averiguar los pensamientos, deseos e intenciones de los demás, y tiene una base cerebral definida. Se trata de una capacidad crucial para las comunicaciones e interacciones sociales y parece ser una condición básica cuando se quiere descubrir los niveles ideológicos del texto y su para qué.

10. LA PREGUNTA. Siempre ha motivado al hombre en la búsqueda de la explicación lógica de los sucesos naturales y las actuaciones del hombre.

BIBLIOGRAFIA

S.J. BLAKMORE, y U. FRITH. Cómo aprende el cerebro. Ed. Ariel.

ELKHONON GOLDBERG. La paradoja de la sabiduría. Ed. Drakontos

MEL LEVINE. Mentes diferentes, aprendizajes diferentes. Ed. Paidós

FRANCESC J. FOSSAS. Lectura y mente activa. Ed. RBA

TALLER “AL CEREBRO LE GUSTA APRENDER” Jaime Puentes Camero

1. Estrategias cognitivas para facilitar la comprensión textual.

Actividades para realizar antes de la lectura.

Con esta primera actividad se pretende focalizar en los niños la atención, despertar su interés, activar el conocimiento previo, movilizar los procesos imaginativos y creativos, y promover las predicciones. Las predicciones permiten construir hipótesis relacionadas con los contenidos textuales.

Ejemplo: ¿Qué saben acerca de los pozos? ¿Qué clase de pozos existen? ¿Cómo se forman o construyen? ¿Qué clase de animales pueden vivir en un pozo? ¿Por qué? ¿Qué saben sobre las ranas? ¿De qué se alimentan? ¿Cómo están organizadas socialmente? ¿Cómo se imaginan la vida dentro de un pozo? También puede ver un video acerca de las ranas.

¿Qué les sugiere o imaginan con el título “La Rana del Pozo?

Actividades para realizar durante la lectura

LA RANA DEL POZO. Autor: Carlos Vallés

En un pozo profundo vivía una colonia de ranas. Llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a gusto haciendo resonar las paredes del pozo en toda su profundidad.

Protegidas por su mismo aislamiento vivían en paz y sólo tenían que guardarse del pozal que, de vez en cuando, alguien echaba desde arriba para sacar agua del pozo. Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la polea, se sumergían bajo el agua o se apretaban bajo la pared y allí esperaban, conteniendo la respiración, hasta que el pozal lleno de agua era izado otra vez y pasaba el peligro.

Fue una rana joven a quien se le ocurrió pensar que el pozal podía ser una oportunidad en vez de un peligro. Allá arriba se veía algo así como una claraboya abierta que cambiaba de aspecto según fuera de día o de noche, y en la que aparecían sombras y luces y formas y colores que hacían presentir que allí había algo nuevo, digno de conocer. Y, sobre todo, estaba el rostro con trenzas de aquella figura bella y fugaz que aparecía por un momento sobre el brocal del pozo al arrojar el balde y recobrarlo todos los día en su cita sagrada y temida. Había que conocer todo aquello.

La rana joven habló y todas las demás se le echaron encima: “Eso nunca se ha hecho. Sería la

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