Asylum, ensayo

Asylum es una historia escrita por la autora Madeleine Roux, en la cual Dan Crawford, un estudiante recién salido de la preparatoria, ingresa a un programa de verano para alumnos sobresalientes de ciencia e historia que se impartiría en el Colegio Preparatoriano New Hampshire. Al llegar al lugar, se encuentra con que la residencia a la que debía ir ha sido cerrada ya que el lugar se encuentra en remodelación durante todo el verano, por lo cual todos los estudiantes se ven forzados a quedarse en Brookline, un edificio antiguo que pertenece al mismo colegio, el que solía ser un hospital psiquiátrico. Cuando Dan y sus nuevos amigos, Abby y Jordan, comienzan a explorar los pasillos y el sótano oculto del lugar, descubren secretos perturbadores sobre lo que realmente ocurría allí. Secretos que los vinculan a ellos con el oscuro pasado del antiguo hospital de salud mental. Brookline nunca fue un instituto para enfermos mentales comunes: alojó tanto a psicópatas como a homicidas, sujetos sumamente peligrosos, y hay hechos y prácticas escalofriantes que se darán a conocer a lo largo de la historia.

Esta obra empieza cuando Daniel Crawford llega al Colegio Preparatoriano New Hampshire donde va a estar durante cinco semanas en un programa de estudios durante el verano, antes de entrar a la universidad. La idea era que los estudiantes que pertenecían al programa se alojaran durante su estancia dentro del propio colegio, pero ya que esta se encontraba en remodelación se alojarían en un edificio antiguo perteneciente al mismo colegio llamado Brookline; el cual en el pasado fue una institución de salud mental.

A su llegada, recogió las llaves que serían de su habitación con voluntarios universitarios y se dirigió a la misma a desempacar, ahí conoce a su compañero de dormitorio llamado Félix quien ya se encontraba instalado en la habitación. Al estar desempacando, Dan abre uno de los cajones que se encontraban en el closet y encuentra una foto extraña, lo cual le causa un tanto de inquietud, le pregunta a Félix si él había puesto la fotografía allí; a lo que este responde que no, pero le parece muy similar a las fotografías que hay en la entrada de la recepción, incluso le comenta que se parece a la entrada de la oficina del antiguo director del psiquiátrico; posteriormente se dirigen juntos a la fiesta de bienvenida que prepararon para los alumnos, y ahí conoce a Abby.

Ella es una chica creativa, que le apasiona el arte y a Dan le parece bastante atractiva; comienzan a salir del salón en donde se encontraban y se dirigen hacia el jardín, donde Dan y Jordan se conocen ya que Abby los presenta. Le platica un poco a Dan acerca de cómo se conocieron en el autobús que iba de camino al Colegio. Dan les habla acerca de la oficina abandonada que se encuentra en Brookline y sugiere que es una buena idea ir a echarle un vistazo cuando ya todos estuvieran dormidos, a lo que Abby se mostró entusiasmada y consiguió convencer a Jordan de que los acompañara, a pesar de que él tenía un poco de miedo por la consecuencias que provocaría que los encontraran en ese lugar, ya que este tenía un letrero que decía “PROHIBIDA LA ENTRADA”, pero accedió ya que el candado del lugar estaba roto (o a menos eso le había comentado Félix a Dan).

Todo iba de acuerdo al plan, se encontraron al final de corredor cuando ya no hubiera nadie en los pasillos y se dirigieron a la entrada del dichoso lugar, hasta que se encontraron con que el candado de la puerta estaba cerrado. Pero esto no los detuvo ya que Jordan sabía exactamente como forzar una cerradura sólo con un clip (el cual tenía dentro del bolsillo del pantalón).

Logran entrar y se encuentran con una oficina totalmente empolvada, llena de papeles y fotógrafas viejas tirados por todo el lugar. Empiezan a revisarlos y se encuentran con que son expedientes de cómo se habían llevado todos los tratamientos aplicados a las personas que se encontraban internadas dentro del hospital psiquiátrico. Descubren que estos tratamientos estaban totalmente alejados de la medicina tradicional y se percataron de las atrocidades que les hacían a los pacientes del lugar; iba desde hacerles agujeros en la cabeza, hasta amarrarlos en sillas para torturarlos. El responsable de todo esto era el director del hospital, ya que él era el que daba las instrucciones de cómo se llevaría el tratamiento de cada paciente.

Entre los archivos encontraron

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