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Buckhardt y el Estado


Enviado por   •  17 de Febrero de 2018  •  Documentos de Investigación  •  832 Palabras (4 Páginas)  •  100 Visitas

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Burckhard y el Estado

1. Estado Para Burckhardt, cada una de las tres potencias seleccionadas para explicar su visión de la Historia, tiene su fundamentación en el individuo mismo (Jaspers, 1961)3; el Estado surge de la necesidad política del hombre. Tal como dijo Aristóteles, el hombre es un ser sociable y por naturaleza tiende a la unión, bien sea familiar, social o de estado. Esta necesidad política reclama el establecimiento del Estado como una institución entre individuos. Por las razones que explicamos anteriormente, el autor no se esmera en sacar deducciones sobre el origen del Estado, por lo menos no lo explica a fondo. Se plantea tres preguntas iniciales que son ineludibles al tratar de determinar el papel del Estado en la historia: ¿Qué es lo que convierte a un pueblo en pueblo y qué es lo que lo convierte en Estado? ¿Cuáles son las crisis de su nacimiento? ¿Dónde se halla la divisoria del desarrollo político a partir del cual podemos hablar de la existencia de un Estado? En su libro Reflexiones sobre la Historia Universal el autor tiene una visión negativa de la instauración del Estado. El surgimiento del Estado es un momento de crisis, es un surgimiento forzoso (Burckhardt, 1961); el acontecimiento de hechos violentos y sucesivos arroja como única salida la instauración de un ente que nos proteja, que garantice la vida; partiendo de este supuesto él propone dos hipótesis: en la primera: el surgimiento del Estado se da como producto de la violencia; como es sabido, la desigualdad entre individuos hace que la violencia pueda surgir espontáneamente, desde esta perspectiva, el Estado no es más que la sistematización de la violencia (Burckhardt, 1961). La segunda hipótesis plantea la posibilidad de un proceso complejo y violento de mezcla entre pueblos, con la finalidad de conquistar otros lugares; desde esta visión el contenido primitivo del estado es sustancialmente el sojuzgamiento de los sometidos a su imperio. Las dos hipótesis que él plantea implican la violencia, y en su concepción más primitiva el Estado parte del hombre, pero del hombre como un ser egoísta, individual; no sólo busca protección en el Estado sino que además lo necesita para poder desarrollar sus intereses individuales; el Estado no surge como renuncia a los egoísmos individuales de cada persona, sino más bien como una “compensación de egoísmos” que se sintonizan en un mismo fin. Hablando de la concepción del Estado, Burckhardt hace una distinción entre los Estados grandes y los Estados pequeños. Los Estados grandes existen para la consecución de grandes fines, para conservar y promover culturas que de otra manera se extinguirían; también se justifica su existencia al establecer una unión de fuerzas que garantizan la seguridad del Estado. Los pequeños Estados son más libres, cada individuo se siente más ciudadano; es muy común en las conquistas que aquellos Estados más grandes absorban los Estados más pequeños, no por miedo a un ataque ya que sus fuerzas (comparadas con el estado mayor) son insignificantes (Toynbee, 1970)4. Estos pequeños estados son absorbidos para evitar que otro enemigo mayor los absorba y aumente sus fuerzas. Aunque estos pueblos invadidos y conquistados en un largo o mediano plazo logren simpatizar con los conquistadores y vivan juntos sin problemas, esto no exime de culpa al gran estado invasor, ya que “las buenas consecuencias no justifican las malas conductas” (Burckhardt, 1961). Con referencia a este punto el autor en su libro Historia de la Cultura Griega hace un recorrido importante sobre el establecimiento de la Ciudad Griega y de cómo se tomaban en cuenta los parámetros demográficos para garantizar la salud del Estado (Burckhardt, 1988). Ya por último, Burckhardt explica otro fenómeno muy importante que se da en el Estado; el patriotismo, que no es más que la aplicación de los males del individuo a este Estado; la exaltación del egoísmo individual, ahora pasa a ser un egoísmo colectivo, se manifiesta como una alta virtud de raza, impregnada de odio contra los que no forman parte del mismo Estado; es una necesidad que surge con el individuo y aumenta con la sociedad. Burckhardt incluso distingue entre distintos patriotismos, cuando se trata de la defensa del Estado y cuando se trata de la invasión de otra nación. El Estado es una institución forzosa, por tanto no podemos adjudicar a él la responsabilidad de hacer una moral para los individuos y las sociedades, ésta fracasaría inmediatamente por la “imperfección interior de la naturaleza del individuo;” (Burckhardt, 1961) al Estado le corresponde (y con eso basta) velar por el respeto al derecho convencional. No involucremos al Estado con funciones éticas o morales (Schieder, 1970)5. El beneficio más importante del Estado es “el asilo del derecho”. El Estado debe garantizar las leyes y el cumplimiento de las mismas, debe garantizar la convivencia entre los individuos haciendo llevaderas sus diferencias ideológicas, religiosas, etc. A propósito de la situación de la moralidad Burckhardt señala que en la decadencia de los imperios siempre se nota una desidia moral; esta desidia puede ser causante inicial del

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