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CIEN LIBROS PARA MI COMUNIDAD

carlosmachado6 de Marzo de 2013

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CIEN LIBROS PARA MI COMUNIDAD

Nuestra escuela está ubicada en la periferia de la ciudad, donde las familias tienen un nivel socioeconómico bajo, con un gran porcentaje de desintegración familiar debido a: divorcios, alcoholismo y en algunos casos hasta por uso de drogas; la mayoría de las madres trabajan fuera de casa, principalmente en maquiladoras, otras como empleadas domésticas, por lo que regularmente los niños permanecen muchas horas solos o bajo el cuidado de los abuelos, debido a lo cual difícilmente están al pendiente del aprovechamiento escolar de sus hijos.

Nosotros sabemos que la lectura nos puede ayudar a lograr el interés por el estudio de nuestros alumnos por lo que estamos dispuestos a implementar una o varias estrategias de lectura.

En una primera reunión del colectivo escolar, se planteó la necesidad de crear una o varias estrategias de lectura que fueran motivadoras y que causaran gran impacto tanto a nivel escolar como nivel comunidad para lo cual el director nos hizo la siguiente sugerencia: -- Por qué no buscamos cada uno alguna estrategia y en la próxima reunión la exponemos y la que consideremos mejor, la llevamos a cabo— y acto seguido, todos regresamos a nuestras labores, con la firme determinación de hacer algo por nuestros alumnos y por nuestra comunidad.

Creamos una estrategia de promoción de la lectura en forma de proyecto para participar en iniciativa México, --¡Yo creo que es lo mejor!—dijo un maestro al ver concluido nuestro trabajo, el cual a todos nos pareció excelente el cual a nuestro parecer tendría un gran impacto en la comunidad en general.

Además en toda la iniciativa se hizo hincapié en la importancia de la lectura, de cómo fortalece nuestra imaginación, de cómo nos abre un mejor panorama ante las adversidades, que nos inculca valores, que nos permite expresarnos mejor, que nos ayuda a ser mejores personas, pero sobre todo nos permite exigir nuestros derechos, además de que nos lleva a cumplir con nuestros deberes y hasta podría eliminar la corrupción entre otras muchas cosas más.

Quizás fuimos ilusos al pensar que iban a tomar nuestra iniciativa como una de las que se apoyaría con un buen presupuesto, quizás porque pensamos como maestros y los que designaron a las iniciativas ganadoras, pensaron como los grandes zares de la mercadotecnia “Deben ganar las iniciativas de más fuerte impacto” ¿Y quién le da su debida importancia hoy a la lectura?

Y si nosotros como maestros propiciamos por medio de la lectura trabajar por el México que todos deseamos, el cual fue su spot durante todo lo que duró su concurso ¿Qué piensan? –¡Pues si ese es su deber!--, mientras que si se hubieran puesto a pensar, en donde se encuentra la raíz de todo lo perjudicial que le ha sucedido a nuestra sociedad, hubieran encontrado tal respuesta: “La falta de instrucción” como dice Felipe Garrido: “la lectura es la llave para muchas puertas” Y es que todo se estudia leyendo, y el leer y escribir te llevan a otros conocimientos.

Hubo más de una iniciativa que estaba en contra de la violencia ¿Y cuál es una de las soluciones contra la violencia? la lectura, pues si alguien lee lo que tiene que leer, pero si también lo hace por gusto, empieza a formarse como una persona reflexiva, capaz de entender su entorno, de respetar los sentimientos de los demás y de fortalecer todas sus habilidades, lo cual repercute positivamente en su contexto social.

Ante este supuesto fracaso con orgullo manifestamos que fuimos parte de la estadística, pues nuestra iniciativa fue contada y formó parte de las 47,049 propuestas que concursaron.

--¿Y ahora?-- Preguntó un maestro en tono de impotencia, y es que tenía razón, pues todos habíamos cifrado nuestra esperanza en este proyecto, al cual le dedicamos demasiado esfuerzo y tiempo, por lo que el sentimiento de fracaso es doblemente difícil de asimilar, por lo que nos olvidamos por un tiempo de todo lo relacionado con la lectura, e incluso hasta dejamos de realizar las actividades once mas uno del PNL, pues nos sentíamos decepcionados, tanto que en la siguiente reunión no se habló de la lectura por ningún motivo y aunque nadie lo externó, todos decidimos no participar.

Estando nuestro colectivo en este estado de letargo, sucedió algo que medio nos despertó, pues debido al triunfo de nuestra zona y sector en el concurso “Don Quijote nos invita a leer” en su categoría: colectivos escolares, hubo cuatro escuelas que se inscribieron en dicho concurso, pero como siempre pasa, cuando entras a un concurso donde sabes qué vas a hacer, pero no sabes cómo lo vas a hacer, surgen varias peticiones por parte de dichos colectivos de esas escuelas hacia la nuestra, para que los asesoremos en su narrativa, sucedió algo irónico, nosotros que no queríamos participar, terminamos dando asesorías.

Nos encontrábamos en esas circunstancias hasta que sucedieron dos situaciones que definitivamente nos motivaron a participar con más empeño en dicho concurso; el primero fue un comentario de una persona del sector al que pertenecemos: “Yo tengo confianza en que ahora que tenemos más escuelas participando, se ponga de nuevo en alto el nombre de nuestro sector” y el segundo fue de un niño de nuestra escuela, el cual le dijo a su maestro: --¡Profe!, ¿sabe qué dicen los niños de la mañana?-- , --No, ¿Qué dicen?—respondió, --¡Que ahora si nos van a ganar en el concurso del Quijote!--, --¡Claro que nos van a ganar!, pues en esta ocasión no vamos a participar—y el niño quizás no entendió dicha respuesta, pues agregó: --¡Y se van a dejar!--, a lo cual el maestro no tuvo nada que decir y cambió radicalmente de plática, pero ambas situaciones se analizaron en la siguiente reunión del colectivo escolar, donde un maestro dijo: --¿Vamos a dejar pasar esta oportunidad y no la de ganarle a la escuela de la mañana, sino a todas las escuelas que participen?--, --Pero ¿Cómo?—nos cuestionamos, --¡Yo sé cómo!—casi gritó una maestra, --Miren, en días pasados, un niño me pidió que le explicara cómo es que las hojas de un cuaderno se pueden convertir en mariposas y volar, aunque no sabía de dónde provenía dicha confusión en la mente del niño, le di, creo yo, una respuesta adecuada, eso sólo sucede en la imaginación de los niños, le dije muy contenta y pensando que había hecho la obra del día, me dirigí a la tiendita a comprar algunas chucherías (lo cual no es sinónimo de comida chatarra), para pasar la hora del recreo.

Al otro día, estando sentada frente a mi escritorio, llegó el mismo niño y me cuestionó de nuevo. --¡Mire maestra! mi mamá me dijo que este libro lo había escrito una mujer y no es niña ¿entonces?-- Dicha pregunta quedó en el aire, pues le dije que me dejara el libro y que él se fuera a jugar, ya que la hora del recreo se iba a terminar. Con esto solo quería ganar tiempo y leer dicho libro el cual tiene el título: La hojita viajera, para luego darle una respuesta satisfactoria, pero al leerlo, me di cuenta de que todos tenemos la capacidad de imaginar cosas extraordinarias y a la vez este libro (el cual llevaba para mostrarlo) cuenta una situación muy parecida a lo que le sucedió a nuestro colectivo, ya que trata de una persona que llega a una comunidad muy bonita, donde casi todo era perfecto, aunque parecía que los pobladores siempre estaban enojados y los niños tristes.

Al investigar descubrió algo espantoso, en aquel lugar no había libros de cuentos, él sabía que todos los niños merecen escuchar historias emocionantes y divertidas, si se fijan nosotros ya nos dimos cuenta de que vivimos en una gran ciudad y en un gran país, pero sus habitantes más que enojados casi siempre andamos asustados y deprimidos, los niños ya no disfrutan como antes, pues ya no pueden salir de sus casas por la inseguridad, también sabemos que no tienen libros que leer en familia, nuestro personaje es escritor, nosotros somos promotores de la lectura, él tenía muy buenas ideas, pero no tenía dinero para comprar libros, pero era escritor y podía escribir y escribir, nosotros no somos escritores pero ya tenemos los libros. Él entre sus buenas ideas quería publicar muchas hojitas y mandarlas a todas partes que volaran como mariposas, para que todos leyeran cosas emocionantes, nosotros queríamos una biblioteca pública, donde la gente se acercara a leer, sólo que aquí hay una diferencia bastante grande: nuestro personaje, buscó arduamente quien le ayudara económicamente para llevar a cabo sus ideas, hasta lograrlo; nosotros también buscamos, pero nos dimos por vencidos ante el primer fracaso. Posteriormente nos enseñó varias páginas en donde se muestra como nuestro escritor difundió sus hojitas viajeras a toda la comunidad, para finalizar nos enseñó un dibujo donde se observa como en familia, el papá, la mamá, los hijos, los primos, la nietecita y hasta unos vecinitos disfrutan juntos un cuento de nuestro escritor. Y concluyó: ¿No es esto lo que nosotros queríamos cuando hicimos nuestra iniciativa?-- Todos quedamos sumidos en un desconcierto total, pues un cuento además de hacernos reflexionar, nos puso a soñar, soñar en que si se pueden lograr las cosas aunque parezca difícil de alcanzar.

--¿Qué vamos a hacer entonces? ¿No es muy tarde ya para implementar una estrategia de lectura en la comunidad?—comentó alguien, --¡Claro que no!, ¡Nunca será tarde llevarles la lectura a todos, grandes y chicos!—respondió otro maestro, --lo importante es pensar ¿Cómo le vamos a hacer?-- Entre ideas y sugerencias alguien mencionó un pensamiento de Alberto Einstein: "No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos

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