Como es la La lucha entre el bien y el mal

     Desde el inicio de los tiempos, el mundo entero se ha visto involucrado en una batalla sin límites de tiempo. Y es que al parecer, sea desde la perspectiva de hacer lo correcto y lo que para otros “es lo correcto”,  ha determinado que se creen dos ideologías distintas, dos corrientes, dos criterios. Efectivamente, desde sus primeros tiempos, el hombre se ha estado enfrentando a la disyuntiva entre el bien y el mal. Unas u otras civilizaciones, han disputado la necesidad de normar aquello que está dentro de lo aceptado y lo rechazado en las conductas gregarias. Siempre ha debido establecerse una legislación, que oriente el desenvolvimiento de las relaciones humanas, ya sea ante los demás hombres, o ante Dios. Sin embargo, ¿cómo puedo diferenciar de lo que está bien o mal? ¿Qué es lo bueno? ¿Qué es lo malo?

     Según la teoría creacionista, el universo fue creado por Jehová Dios dando origen a la creación de un hermoso paraíso y a sus primeros habitantes humanos. Emergiendo del polvo, diseñado a la imagen y semejanza de su creador nace el primer hombre perfecto: Adán; para luego, de una de sus costillas, crear a la madre de todas las generaciones, Eva. Y es en este escenario que se lleva el inicio de una guerra espiritual, donde “Satanás” creador del mal, tienta a Eva la cual convence a Adán de comer el futo prohibido y así provocar la expulsión de ambos y el sufrimiento de la humanidad entera: el pecado, dando origen a la muerte. Este hecho, marca la separación de dos ideologías: hacer el bien y el mal.

    En el libro “El Último Águila”, se puede notar un buen ejemplo de aquello. Representando al águila como el bien y a la cóbra como el mal, se observa claramente como los representantes de estas dos ideologías tienes principios distintos. Los Bofis, tribu seguidor del Dios Águila, tiene sus fundamentos o dones creados por el Primer Bofis los cuales mencionan:

  1er Don: La Sensibilidad, creadora de las Artes y guía del espíritu hacia lo sublime. Se lo cultiva con la observación y el amor hacia los demás frente a sus necesidades. Su esencia: entregar.

2do Don: La ternura; fuerza que domina furias desatadas. Nadie puede atacar a quien sonríe. Se lo cultiva amando a los más débiles y pretegiendo a los desposeídos. Su esencia: la protección.

3er Don: La perseverancia; voluntad que doblega dificultades. Su cultivo es sencillo, crear un objetivo y mantenerlo hasta el final sin dejarse abatir por ningún contratiempo. Su esencia: la voluntad vence montañas.

4to Don: La valentía; derrota del temor. Todo ser tiene este sentimiento de doble función que salva la vida peleando o huyendo. Hay que cultivar la claridad de entendimiento para distinguir el uno del otro y no perecer en la imprudencia. Su esencia: vencerse a sí mismo.

5to Don: La paciencia; alcanza los objetivos más sublimes. Al cultivarlos ocurre como con el trigo sembrado: proporciona vida en el interior de quien lo cosecha. Su esencia: crea sabiduría.

6to Don: La inteligencia; sabiduría razonada. Se cultiva utilizando la reflexión en combinación con el estudio para alcanzar el conocimiento perfecto de sí mismo. Su esencia: la inteligencia domina las pasiones.

7mo Don: La nobleza; recopilación de todas las cualidades anteriores. Quien ha alcanzado los siente dones obtiene las condiciones del hombre generoso que llega a la cima para convertirse en águila.

(El Último Águila, 2011, p. 53-54)

A diferencia de los Tágora, seguidores del Dios Cobra, establecían normas para un carácter autoritario y controlador. Estos mencionaban:

1ra Ley: El “hombre-cobra” cultivará el espíritu guerrreo y destructor para luchar sin importarle el resultado porque no combate por un final sino porque es la energía que mantiene su alma. Así como el oro no es oro por su brillo sino por su consistencia, el tágora es fuerte, no por su apariencia sino por su valor.

2da Ley: El espíritu indómito y guerreo del “hombre-cobra” mantendrá la superioridad despojando a los enemigos de cualquier oportunidad de compbate y a cualquier precio. Y cunado lo haya vencido, con astucia, con artimañas, y con la frialdad de su esencia ofídica, lo destruirá sin ninguna contemplación al instante.

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