DEMOSTRACIÓN DE LECTURA.

DEMOSTRACIÓN DE LECTURA.

En la obra “Hipólito” de Eurípides encontramos la contraposición entre la diosa Cipris y la diosa Artemis.   El Mito es parte fundamental de la tragedia y ha de figurar en ella. A partir del Mito el autor sitúa a los personajes en un entorno controlado por los dioses y las leyes humanas. La pasión y la castidad que simbolizan estas diosas se enfrentan mediante los personajes de Hipólito y Fedra.  

El conflicto sucede cuando Fedra, madrastra del joven Hipólito, se enamora del mismo al ser maldecida por la diosa del amor Afrodita, quien despreciada por Hipólito actúa en venganza. Cuando la mujer decide mostrar sus pasiones, su nodriza actúa indiscretamente y se lo comunica al joven Hipólito con la intención de hacerle entender la situación de su madrastra. Al ser rechazada por su castro hijastro,  Fedra se suicida para salvar su honor y el de su familia. Cuando Teseo, rey y padre de Hipólito vio lo ocurrido, destierra a su hijo clamando venganza a Poseidón. Finalmente, se cumple lo marcado por Cipris cuando Hipólito muere aplastado por sus propios caballos.

El eje principal de la obra es el contraste de heroicidades cometidas por los dos personajes principales. Estos héroes  ya no son los resueltos protagonistas de los dramas de Esquilo y Sófocles, sino que a menudo son personas problemáticas e inseguras, muy alejadas del modelo del héroe clásico. Por una parte, Hipólito, a pesar de ser decoroso como la castidad, peca de soberbia y se auto proclama superior a los demás, y por la otra, Fedra aunque inicialmente guarda su secreto y se mortifica por ello, acaba  dominada por la pasión y le manifiesta a su nodriza los deseos hacia su hijastro.

 Ambos personajes se mantienen fieles a sus ideales, pero sus acciones los llevan a un destino irremediable. Se trata de un contexto en el que las personas están encadenadas al destino que han sellado los dioses. Sin embargo, Hipólito y Fedra se enfrentan a lo establecido en la sociedad.  Se trata de una lucha contra el deber y la pasión que los dirige. Vemos al héroe sufriendo las consecuencias de las fuerzas que imperan en la sociedad. Esta lucha queda manifiesta en dos diálogos: el primero ocurre entre Hipólito y un sirviente que le aconseja adorar a la diosa Cipris, el segundo tiene como protagonistas a Fedra y su nodriza quien tras conocer la causa del tormento de la reina  trata de convencerla para que calme sus pasiones.

En este último diálogo Fedra acusa a la nodriza de embellecer las palabras para esconder acciones inmorales. Este diálogo como muchos otros guarda una gran influencia socrática. Eurípides hizo uso de las enseñanzas de los sofistas para dotar de argumentos a los personajes en sus discusiones.  Igualmente, también aparece otro elemento característico de su obra: el rol y el status de la mujer. Hay que destacar la posición de la mujer en la sociedad griega cuya condición la obliga a cumplir con prototipos y estándares; como ser sumisa, obediente, de carácter débil y vulnerable, instrumento de reproducción y de integración familiar, y ante todo, subordinada al marido, al padre e incluso al hijo. En el caso de Fedra, la mujer aparece como culpable, dominada por una neurosis de amor. Sin embargo, al tomar la decisión de suicidarse se desencadena del papel que se le ha impuesto, a ella y a todas las mujeres. La acción de Fedra provoca un desequilibrio de la estructura social que le hace perder el rol de padre, de marido y de rey a Teseo.

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