DIBS, EN BUSCA DEL YO

DIBS, EN BUSCA DEL YO

Dibs era un niño de 5 años de edad, asistía a una prestigiada escuela en la que solo podían entrar niños seleccionados sin embargo por la influencia de un familiar logró acceder para así cumplir con las expectativas de la madre. En esta escuela era clasificado por sus maestras como niño problema, hacían mucho esfuerzo en lograr que moderara sus actitudes negativas de manera que, se sentían frustradas pero a su vez cautivadas por él, aunque no sabían mucho del tratamiento adecuado para el niño. Incluso llegaron a considerar que pudiera presentar un retraso mental, autismo u algún trastorno que hacía que se comportara aislado y distante hacia sus compañeros.

Al evaluar el avance que Dibs tenía en la escuela, se dieron cuenta que era muy poco por lo cual consideraban que no tenía sentido darle seguimiento ahí, así que optarían por verlo como uno de sus fracasos. El especial interés de una de sus maestras la llevo a proponer que se canalizara el caso a una psicóloga y ésta accedió.

La relación con sus padres era completamente deficiente e incluso se avergonzaban de él. Al igual que en la escuela, en casa era evidente la limitación que tenían para comprender los aspectos complejos de su personalidad. Excepto por que sus papás no tenían siquiera interés en Dibs.

La psicóloga tenía muchas ganas de conocer al niño del que ya le habían hablado, planeo hacer una observación en grupo y después de manera individual. También consideró importante hacer una visita a su casa para obtener el permiso de los padres para trabajar con él. En la visita de la escuela se dio cuenta de las conductas que tenía como arrastrarse, esconderse, entre otras. De ahí le ofreció la mano y lo llevó con ella a un cuarto de juegos, ahí le enseñó varios juguetes con la finalidad de abordar el caso a partir de la técnica de terapia de juego.

El objetivo era que Dibs plasmara en el ambiente el impacto que tenía en él todas sus experiencias y reconstruyera su mundo, en un cuarto lleno de seguridad donde él podía manejar todo. De manera que, mientras Dibs tocaba los objetos los nombraba y la psicóloga se encargaba de responder con una frase motivadora para que continuara así.

La madre de Dibs debía proporcionar mayor información acerca del niño para tener una terapia más eficaz, sin embargo cuando la psicóloga la llamó para informarle, la señora evadió la asistencia a consulta para invitarla a tomar el té. Durante la plática, llegaron a acuerdos respecto a la terapia que Dibs recibiría, la madre insistió que fuera en su casa, no llegaron a un fin y se retiró. Al cabo de varias semanas por fin la psicóloga recibió la aprobación de los padres de Dibs para que trabajara con él y se grabaran las sesiones.

...