Derecho a la Pereza ¿En qué consiste el sentido común sobre el trabajo?

Este libro describe las diferentes posiciones acerca del trabajo a través de las culturas y el tiempo ya que según el autor muchas culturas desprecian el trabajo y enseñan a odiarlo. Lafargue defiende su postura acerca de que el trabajo es una imposición del sistema económico capitalista (el cual critica seriamente) y dice que va en contra de los instintos naturales fundamentales para alcanzar el bienestar. El autor dice que en la antigüedad a la clase obrera le infundieron un falso amor al trabajo que hacía que los propios obreros pidieran más horas de trabajo, en Francia a pesar de los Derechos del Hombre los obreros trabajaban hasta 16 horas seguidas más que la gente presa y los esclavos.

El autor menciona que los niños también trabajaban y lo hacían por 12 horas, cosa que él consideraba destruía sus instintos y su propio organismo causando una miseria general.

Las consecuencias de tanto explotación hacia los obreros provocaba una sobreproducción y esta a su vez debilitaba la pasión por el trabajo y creaba un sobreconsumo, él pensaba que esta sobreconsumo hacia consumidores improductivos.

El sobreconsumo y la sobreproducción hace que las mercancías se acumulen y no se consuman, por tanto la situación se invierte y obliga a los propios obreros a dedicarse a consumirlas todo esto planeado por el sistema capitalista creando mercados ficticios y facilitando la salida de los productos causando una baja en la vida útil de los mismos-

El autor también pensaba que meter maquinaria a las fábricas quitaba el trabajo del hombre pero hacia que los obreros trabajaran el doble al estar constantemente si no es que siempre supervisando dichas maquinas.

El tenía la idea de que jornadas tan largas de trabajo reducían (por causa de la sobreproducción) los meses laborales a 6 y proponía que para hacer el trabajo duradero por todo el año (12 meses) se recortaran las jornadas laborales a 5 o máximo 6 horas de trabajo diario por trabajador para que así los obreros no se quitaran el trabajo y así tener derecho a las virtudes de la pereza.

La productividad aumenta si, los días festivos y los de pago aumentaban y las jornadas de trabajo disminuían.

Aun a riesgo de ser considerado como utópico, Lafargue defendió que no era el trabajo, sino el placer, el objetivo máximo que debía perseguir la clase obrera. No había, en su opinión, trabajo enajenado y trabajo liberado como pensó Marx; la auténtica posición enfrentaba al trabajo embrutecedor con el ocio placentero. A lo sumo, el trabajo se podría admitir como el 'condimento de los placeres de la pereza', mil y mil veces más nobles que los tísicos' Derechos del Hombre' defendidos por los revolucionarios burgueses. El derecho a la pereza postulado por Lafargue se concreta en no trabajar más de tres horas diarias, holgando y gozando del resto del día y de la noche.

'El fin de la revolución no es un triunfo de la justicia, de la moral, de la libertad y demás embustes con que se engaña a la humanidad desde hace siglos, sino trabajar lo menos posible y disfrutar, intelectual y físicamente, lo más posible. Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse'.

El derecho a la pereza es fundamental tener presente la categoría de valor de uso. Mediante el empleo de la misma, es posible desarmar el sentido común capitalista acerca del trabajo y comprender bajo qué condiciones pueden emanciparse las personas de la dominación del trabajo alienado y convertirse en dueños de su propio destino.

¿En qué consiste el sentido común sobre el trabajo? Básicamente, en la creencia en que el trabajo es bueno en sí mismo, y que constituye el camino que debe elegir el individuo para mejorar en tanto persona. En otras palabras,

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