Edith Stein - La Entraña De La Persona Humana

En este texto, Stein nos presenta al hombre como un ser social que no puede vivir de manera aislada sino que es miembro de una comunidad y, por ello, necesita de la relación y comunicación con los demás para realizarse plenamente. Esta dimensión viene marcada por su medio social y por lo que él es, su personalidad individual.

Dentro de este contexto, al hombre se le considera un ser social porque realiza actos sociales que tienen lugar en las relaciones sociales que a su vez agrupan a los protagonistas de esas relaciones sociales en formas sociales o comunidades cuya base es la humanidad que está presente en él desde el momento en el que nace y en la que sus individuos son tipos sociales porque comparten algún aspecto común entre todos los miembros de esa comunidad que los diferencia de otra y también un individuo concreto tiene una característica peculiar que le diferencia del resto de miembros de su comunidad. El hombre desde el momento en el que llega a la vida, ya forma parte de una comunidad. Esos actos sociales, que realiza el hombre, implican el hecho de pretender inducir a la otra persona a un determinado comportamiento aunque también son tomas de posición hacia otras personas pero en las que todavía no hay reciprocidad como el amor o la admiración. Esta reciprocidad que aquí no se da, sí que se da, en cambio, en las relaciones sociales: al expresar dos personas el mismo sentimiento entre ellos, se establece ya esa relación social ya sea de amistad, sentimental, laboral, etc. Y al establecerse esa relación, empieza a influir en todos los aspectos de su vida.

Al hablar de tipos sociales, me estoy refiriendo a una forma de ser propia de cada individuo que se configura por medio de lo externo aunque también puede no darse por medio de este factor externo. Es decir, el tipo está afectado por una serie de condiciones externas, las circunstancias que se dan en el entorno o en la vida en un momento dado y que repercuten de algún modo en el individuo, pero también condiciones internas, que le son propias al individuo por lo que es. Estas influencias internas son vitales para el tipo del que se habla a lo largo del texto y debería ser estas las que configurasen el comportamiento externo.

En el texto, nos pone el ejemplo de los jóvenes que pertenecen al “movimiento de juventudes”. Estos jóvenes visten de una manera específica, lo cual es una diferencia externa ya que todos podemos observarlo, pero habría que indagar si ese comportamiento externo está influenciado por uno interno, es decir, si realmente se siente uno de ellos con sus ideales y el compromiso que requiere o si, por el contrario, está “de paso”. “Se hace, no se nace”, este es el dicho que aplico yo al ejemplo del que trata el texto porque lo que está claro es que ninguno de esos miembros nació ya siéndolo, sino que por diferentes motivos se han hecho miembros del movimiento y dentro de estos motivos cabe destacar no solo la gran influencia que ejerce el entorno en el que se encuentra, sino también de lo que él era en ese momento en el que decidió convertirse miembro de dicho movimiento y esto no es otra cosa que las influencias que él ha recibido del entorno anteriormente y le han configurado como lo que en ese momento era. Sin embargo, se puede decir que existen una serie de “disposiciones innatas” que también marcan al individuo pero desde que nace, todo aquello previo a la formación de un tipo social, es decir, aquello que no le influye desde fuera porque ya va implícito en él. Por ello, es muy difícil distinguir en cada persona aquello que le es innato y aquello que procede de los influjos del entorno. No se puede confundir “disposición innata” con “heredada”, esta última hace referencia a todo aquello que le han transmitido sus progenitores mientras que la primera es la esencia de la persona, todo aquello que se encuentra en un recién nacido y no todo lo innato es

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