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El Hombre En Busca De Sentido


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  1.621 Palabras (7 Páginas)  •  272 Visitas

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CAPÍTULO I. INTERNAMIENTO EN EL CAMPO

Se pueden distinguir tres fases en la psicología de los prisioneros, la primera fase sucede después del internamiento, posteriormente un periodo de adaptación en el campo y finalmente un comienzo nuevo hacia la libertad.

En la primera fase se puede observar un síntoma característico en el recluso, que es un shock agudo y muy intenso que puede presentarse antes de entrar formalmente al campo, y claro, cómo no sentirlo, pues no sabían qué es lo que iba va a suceder después de entrar, pues sólo había dos caminos: la vida o la muerte, y sobre todo si era un lugar como Auschwitz pues el sólo escucharlo evocaba las mayores atrocidades por esperar: cámaras de gas, hornos crematorios y el exterminio. Algunos como Viktor se aferraban a una esperanza y pensaban que no sería tan cruel, a esto se le conoce en la Psiquiatría como “ilusión del indulto” que es un mecanismo de amortiguación interna donde se coincibe una esperanza infundada, en este caso era la de ser liberados.

Además surgen otras dos reacciones, un humor macabro y por supuesto la curiosidad, la primera es tener la conciencia de no poseer ya nada, salvo una “existencia desnuda” pues se ha perdido todo menos la existencia; la segunda era una curiosidad fría, se estaba ansioso por descubrir lo que sucedería después de cada acontecimiento y las consecuencias. La única manera en la que se podía seguir vivo en esas condiciones era aparentando capacidad de trabajo pese a la precarias condiciones de vida que se ofrecían ahí. Y es que tal vez una persona piense que no se acostumbrará a vivir así, porque simplemente no se puede, puesto que la situación era dramática; pero se ha descrito al hombre como un “ser que se acostumbra a todo” (Dostoyevski), pero la pregunta que se hacían los reclusos (y que incluso yo me haría) era ¿cómo acostumbrarnos a esta vida?.

CAPÍTULO II. LA VIDA EN EL CAMPO

Las reacciones que se describieron en el capítulo anterior cambiaron a los pocos días y abrirían paso a la segunda fase, en donde la apatía era general y llegaba a una especie de muerte emocional.

Había una tortura en el interior de prisionero, que se intensificaba con otras sensaciones aún más dolorosas que cualquier dolor físico, la principal era incontrolable, pues era la añoranza de su hogar y evidentemente de su familia, posterior a esto, seguía un sentimiento espantoso y repugnante en cuanto a lo que en ese momento le rodeaba.

Al entrar en este periodo de reacciones psicológicas se podían mostrar apáticos e indiferentes a cualquier escena de injusticia, maltrato o inmundicia, pues la repugnancia, piedad, indignación y horror eran ya, sentimientos o emociones no permitidas en su psicología, lo que les permitía permanecer impasibles ante los continuos sufrimiento diarios, a la vez esa insensibilidad permitía crear un caparazón efectivo que actuaba como escudo protector.

Hay que tener en cuenta que en los campos de concentración los oficiales encargados de cada una de las tareas diarias, obviamente no todos, eran crueles e inhumanos, y en esos momentos no era el malestar físico lo que más lastimaba , sino la humillación y la indignación provocadas por la injusticia de parte de ellos.

La carencia absoluta de vida sentimental era otra de las características principales en la psicología del prisionero, y es comprensible, porque cómo se puede tener en mente algún sentimiento, pues lo que tú quieres es salvarte a ti mismo no se puede pensar en otra cosa, sólo en ti.

Existía también un humor apagado, pues el sentido del humor es y era un arma de lucha por la supervivencia ya que proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse ante cualquier situación, aunque sea por corto tiempo pues cualquier sufrimiento, fuerte o débil, ocupa la conciencia y el alma entera del hombre.

En el campo, aunque sea increíble, podían haber ciertos placeres de la vida que producían una especie de felicidad negativa e incluso representaban una alegría relativa, ejemplo de esto, es que había cocineros que eran equitativos, pues no reservaban las pocas patatas de la sopa en los recipientes de sus amigos, y se considera placer porque el resto de la sopa era solamente agua. Esto se relaciona con la carencia de valor de aquello que no se concierne directamente con la lucha inmediata por la supervivencia de uno mismo y de sus amigos; este luchar provocaba una crisis interior, una especie de torbellino mental que era un momento crucial pues si el prisionero no luchaba, terminaba por perder la conciencia de su individualidad y se consideraba a sí mismo una simple fracción de una enorme masa de gente, es decir, la existencia descendía a un nivel animal.

La mente sólo se centraba en dos objetivos: evitar a los perversos vigilantes y conseguir comida. Pero ¿cómo evitarlos? Buscando el centro de las formaciones, pues allí se tenía más oportunidad

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