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El Hombre En Busca De Sentido

FatimaNovoa6 de Junio de 2013

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INTRODUCCIÓN

El trabajo que se presenta a continuación tiene como objetivo enseñarle al lector (estudiante) un breve resumen acerca de la obra, “Él Hombre en Busca de Sentido” el cual explica la experiencia que llevo al Doctor Frankl al descubrimiento de la logoterapia mientras era prisionero en un campo de concentración en la II guerra mundial en la cual su propio ser experimento lo que significa una existencia desnuda, donde los prisioneros eran hombres normales y corrientes, de los cuales algunos de ellos atestiguan la capacidad humana para elevarse por encima de su aparente destino; el lector aprenderá mucho de este relato: ya que aprende lo que hace un ser humano cuando de pronto se da cuenta de que no tiene “nada que perder excepto su ridícula vida desnuda”: Así mismo en la parte casi final del resumen se encontrara una breve exposición del Dr. Frankl acerca de los principios básicos de la logoterapia la cual se a tratado de exponer de la manera mas sencilla y entendible.

“EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO”

Un Psicólogo en un campo de Concentración

Dicha historia no se trata por tanto de un relato de hechos y sucesos, sino de experiencias personales que millones de seres humanos han sufrido. Es la historia íntima en un campo de concentración contada por uno de sus supervivientes, la cual pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo incidía la vida diaria en un campo de concentración en la mente del prisionero medio? Muchos de los suceso que aquí escritos no tuvieron lugar en los grandes campos, sino el los pequeños, que es donde se produjo la mayor experiencia de exterminio.

Selección Activa y Pasiva

Para el que nunca a estado en un campo de concentración es fácil hacerse una idea errónea de la vida en estos, en los campos mas pequeños se libraba un combate fatal entre prisioneros por el pan de cada día y por la propia vida. A los mas enfermos o agotados que eran incapaces de trabajar se les enviaba a los campos centrales equipados con cámaras de gas y crematorios; en dicho campo lo único que importaba es que el nombre de uno o del amigo fuera tachado fuera tachado de la lista de victimas aunque todos sabían que por cada hombre que se salvaba, se condenaba otro. Al entrar al campo se les quitaban todos los objetos y documentos personales, por consiguiente cada prisionero tenia la oportunidad de adoptar un nombre y profesión falsos y lo cierto es que por varias razones muchos lo hacían. A las autoridades lo único que les importaba eran los números y a veces estos se les tatuaba en la piel, había que llevarlos cosidos en determinada parte del pantalón, chaqueta o del abrigo. Un solo pensamiento animaba a los prisioneros: el mantenerse con vida para volver con su familia y salvar a sus amigos, además de la selección de los campos que corría de las SS que era de tipo activo, se daba una especié de proceso continuado de autoselección pasiva entre los prisioneros.

El informe del prisionero No. 119.104: ensayo psicológico

Este relato trata de las experiencias del psiquiatra como prisionero común, en una ocasión por cavar solo y sin ayuda un túnel y colocar una cañería fue recompensado antes de las navidades de 1994 con un regalo de los llamados “cupones de premio” convirtiéndose así en propietario de dos cupones que tenían el valor de doce cigarrillos o se podían cambiar por doce raciones de sopa la cual podía ser un verdadero respiro. Lo que este ensayo intenta describir es la naturaleza exacta de dichas experiencias; tiene el objeto de obtener teorías objetivas a partir de experiencias subjetivas que son una aportación a la psicología y la psicopatología de la vida en cautiverio.

PRIMERA FASE: INTERNAMIENTO EN EL CAMPO

Estación Auschwitz

El síntoma que caracteriza la primera fase es el shock. 1500 personas estuvieron viajando en el tren varios días y varias noches junto con el Dr., al acercarse a una estación principal escucharon un grito de las angustiados pasajeros: “Auschwitz” solo su nombre evocaba todo lo que hay de horrible en el mundo: cámaras de gas, hornos crematorios, matanzas indiscriminadas, cuando estuvieron el la estación el silencio fue interrumpido por voces de mando, las portezuelas del vagón se abrieron y entro un pequeño destacamento de prisioneros. El optimismo del Dr. Lo hiso entrar en un estado de animo que se conoce en psiquiatría como “ilusión del indulto” según el cual el condenado a muerte, en el instante antes de la ejecución, concibe que le pasaran por alto en el ultimo segundo. Durante cuatro días a la espera de ser trasladados a campos mas pequeños su único alimento era 150 gramos de pan, pero mucho regateaban sus tesoros mas preciados por tragos de agua ardiente.

Primera Selección

Todos guardaban la ilusión de ser liberados, y de que al final todo saldría bien: Los prisioneros eran enviados en dos direcciones a la derecha o la izquierda, uno de los pasajeros le comento al doctor de que quienes eran enviados a la derecha hacían trabajos forzado y los de la izquierda eran los enfermos e incapaces de trabajar que eran enviados a otro campo engañándoles diciendo que se darían un baño cuando en realidad eran metidos en cámara de gas.

Desinfección

Esperaron en un cobertizo que parecía se la antesala de la cámara de desinfección, en el cual los hombreas de la SS aparecieron e hicieron que todos echaran en una manta todo lo que llevaban encima: relojes y joyas sin excepción alguna, el Dr. intento ganarse la confianza de uno de los prisioneros de mas edad intentando charlar sobre el manuscrito que había logrado esconder, al o cual el prisionero le contesto una solo palabra “mierda” la cual siempre estaba presente en el vocabulario de los internos y en ese momento la verdad se hizo evidente en el y constituyo la culminación de la primara fase de la reacción psicología: borro de su conciencia toda vida anterior. Les dieron dos minutos para desnudarse y fue entonces cuando oyeron por primera ves los primeros estallidos del látigo, fueron afeitados de pies a cabeza aunque Frankl admite que sintió un gran alivio junto con sus camaradas al ver que de las duchas salía agua de verdad.

Nuestra única posesión: la existencia desnuda

Mientras se duchaban su desnudes se hizo patente: nada tenían salvo sus cuerpos desnudos rapados y lirondos, literalmente hablando lo único que tenían era su existencia desnuda. Todo nexo material fue cortado o intercambiado por un trozo de pan como fue en el cazo del Dr. Incluso los que tenían un par de zapatos medio decentes tuvieron que entregarlos y a cambio les dieron zapatos que no les servían.

Las primeras reacciones

Las ilusiones que algunos conservaban todavía las fueron perdiendo una a una; entonces casi inesperadamente mucho de los prisioneros se sintieron embargados por un humor macabro. Aparte de aquella extraña clase de humor, otra sensación que se apodero de ello fue : la curiosidad, una fría curiosidad era lo que predominaba incluso en Auschwitz era algo que separaba la mente de todo lo que la rodeaba y la obligaba a contemplarlo todo con una especie de objetividad, al llegar a este punto, cultivaban este estado de animo como medida de protección; se sentían ansiosos por saber lo que sucedería y que consecuencias les traería, a los pocos días su curiosidad se torno en sorpresa. Algunas de las sorpresas fueron lo que eran capases de soportan en condiciones tan carentes; una de estas fue que el hombre no muere si no duerme determinado numero de horas, otra fue sorpresa para el Dr. Fue que a pesar de que no se podían limpiar los diente y a pesar de la fuerte carencia de vitaminas, sus encías estaban mas saludables que antes.

¿Lanzarse contra la alambrada?

Los prisioneros aun se hallaban en la primera fase de las reacciones psicológicas, la desesperada situación hacia que casi todos, aunque fuere por breve tiempo, abrigasen el pensamiento de suicidarse. La primera noche en el campo el Dr. Frankl se hiso a si mismo la promesa de que no se lanzaría contra la alambrada, la decisión negativa de lanzarse a la alambrado no era difícil de tomar en Auschwitz; las expectativas de vida consideradas de manera objetiva era muy escasa. En la primera fase del shock, el prisionero no temía a la muerte, pasados los primeros días, incluso las cámaras de gas perdían para el todo horror; al y al cabo, le ahorraban el acto de suicidarse.

SEGUNDA FASE: LA VIDA EN EL CAMPO

Apatía

Las reacciones descritas empezaron a cambiar a los pocos días, el prisionero pasaba de la primera a la segunda fase, una fase de apatía en la que llegaba una especie de muerte emocional. El prisionero recién llegado experimentaba las torturas de otras emociones mas dolorosas como lo eran la añoranza de la familia y la repugnancia que le producía toda la fealdad que lo rodeaba.

Al principio el prisionero volvía la cabeza ante las marchas de castigo de otros grupos; unos días o unas semanas después las cosas cambiaban. El prisionero que se encontraba en la segunda fase de sus reacciones psicológicas no apartaba la vista, al llegar a ese punto sus sentimientos se habían embotado y contemplaba inconmovible tales escenas.

Lo que hace daño

La apatía, el adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que no les importaría ya nunca nada eran los síntomas que se manifestaban en la segunda etapa de la reacciones psicológicas del prisionero y lo que, eventualmente le hacían insensible a los golpes diarios, casi continuos.

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