El Hombre Mas Rico De Babilonia
romeza2 de Agosto de 2012
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INTRODUCCIÓN
Dinero es el criterio universal por el que se mide el éxito en nuestra sociedad.
El dinero da la posibilidad de gozar de las mejores cosas de la existencia.
El dinero abunda para quien conoce los medios de obtenerlo
Hoy en día el dinero estaba sometido a las mismas leyes que lo regían hace seis mil años. Cuando los hombres prósperos se paseaban por las calles de Babilonia.
EL HOMBRE QUE DESEABA ORO
La historia se desarrolla en las calles de la antigua Babilonia de hace 6,000 años.
Bansir era el fabricante de carros de la ciudad. Él era libre a diferencia de muchos esclavos en ese tiempo, pero no se sentía así ya que tenía que trabajar muy duro a cambio de unas cuantas monedas para poder subsistir. El trabajo duro no le molestaba, lo que lo hacía era el pensar que a pesar de matarse trabajando sólo tendría lo suficiente para alimentar y vestir humildemente a su familia. No se explicaba cómo viviendo en una ciudad tan rica, pudiera vivir en la pobreza. Lo que más le preocupaba era que sus hijos estaban siguiendo sus pasos
EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA
En la antigua Babilonia vivía un hombre inmensamente rico llamado Arkad, Era admirado y generoso con los pobres, espléndido con su familia y gastaba mucho en sí mismo. Por más que gastara su fortuna se acrecentaba cada día más.
Una mañana unos viejos amigos suyos de la infancia fueron a visitarlo. No se podían explicar cómo si en un momento eran tan iguales ahora existía un abismo entre ellos en tanto a riqueza, si no se veía que hubiera trabajado más que ellos.
Arkad les respondió que si el dinero no les alcanzaba para vivir en algunas ocasiones como decían era por qué habían olvidado aprender las reglas que permiten acceder a la riqueza, o las habían pasado por alto.
Entonces sus amigos le pidieron que les explicara cómo se había vuelto un hombre tan próspero.
Arkad les comenzó a decir que de joven se percató de todas las cosas buenas que podían dar la felicidad y muchas de ellas eran obtenidas con la riqueza. Ahí se dio cuenta que la riqueza es un poder que hace posibles muchos deseos. Fue en ese punto cuando él se propuso que conseguiría su parte de ese poder.
Como Arkad era miembro de una familia pobre y numerosa se dio cuenta que si quería obtener algo, lo tendría que conseguir con su propio esfuerzo. Tendría que dedicar tiempo y estudio.
Les recordó lo que su profesor les decía de que el estudio tenía 2 niveles: Las cosas que ya hemos aprendido y que ya sabemos; y la formación que nos muestra cómo descubrir las que no sabemos.
Luego les contó que en sus años de juventud encontró trabajo como escriba en la sala de archivos. Trabajaba con empeño pero nunca le sobraba dinero para alcanzar su sueño. Un día fue Algamish, el prestamista a la casa del señor de la ciudad para pedir la trascripción de una ley. Como era una ley muy extensa, Arkad le dijo que la haría durante toda la noche si prometía enseñarle cómo volverse rico. Algamish aceptó.
A la mañana siguiente las tablillas estaban terminadas, Algamish muy contento le dijo que cómo él había cumplido su parte del trato, él también la cumpliría. Le dijo que le alegraba que aunque estuviera viejo le interesara lo que tenía que decir ya que muchas veces los jóvenes los despreciaban por creerlos inútiles; olvidando que los viejos son una fuente de sabiduría por los años que han vivido y muchas de las ideas de antes siguen vigentes.
Entonces se acercó a Arkad y le dijo en voz baja. Retén las siguientes palabras para que tu esfuerzo no halla sido en balde: " Encontré el camino de la riqueza cuando decidí que una parte de todo lo que ganaba me tenía que pertenecer. Lo mismo será para ti.
Si te quieres hacer rico, tus ahorros te deben rendir y estos rendimientos rendirte a su vez. Cada moneda es un esclavo para ti, tiene que trabajar sin descanso para ti.
Y recuerda, una parte de lo que tú ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una décima parte, sea cual sea la cantidad que tu ganes.
El año para Arkad pasó rápido, curiosamente no le falta más dinero del de costumbre y en ocasiones quería gastar lo que había ahorrado. Pero al final del año le dio sus ahorros al fabricante de ladrillos para que comprara joyas en sus viajes y luego revenderlas. Justo en esas fechas fue Algamish a visitarlo y le comentó lo que había hecho. Algamish lo regañó y le preguntó que cómo se le había ocurrido esa idea. Cómo le había encargado joyas a un fabricante de ladrillos, que esa no era su especialidad. Que se hiciera a la idea de que había perdido su dinero. Y dicho y hecho, unos días después regresó su amigo con puras baratijas.
"Los consejos son una cosa que se da gratuitamente, pero toma tan sólo los buenos. Quien pide consejos sobre sus ahorros a alguien que no es entendido en la materia habrá de pagar con sus economías el precio de la falsedad de los consejos."
Después del suceso tan infortunado Arkad volvió a ahorrar el 10% de sus ingresos y otro año más tarde regresó Algamish a preguntarle como le había ido en está ocasión.
Ahora Arkad había invertido bien sus ahorros ya que se los prestó al herrero para que comprara hierro y esté le pagaba los intereses por el préstamo. Pero al preguntarle que había hecho con los intereses pagados, Arkad respondió que se había dado un gran festín. Algamish lo regaño diciéndole que cómo esperaba que esos intereses trabajaran para él si se los comía. Le dijo que debía de esperar en tener un gran ejército de monedas de oro que trabajaran para él para poder gozar de los beneficios, no antes.
Dos años después, Algamish regresó a la sala de escribas para ver como le iba a su joven pupilo. Descubrió que había aprendido bien ya que al fin logró que su dinero trabajara para él. Primero viviendo con menos, después buscando consejo de gente competente en el tema y finalmente multiplicando sus beneficios.
Como Algamish estaba envejeciendo y vio todo el progreso que había tenido Arkad, le propuso que fuera a Nipur a hacerse cargo de sus negocios porque sus hijos no estaban interesados en ellos. Arkad aceptó, puso en práctica todos sus conocimientos y logro que los beneficios se multiplicaran. Algamish falleció unos años después y como hubieron acordado una parte de los bienes de Algamish pasaron a posesión de Arkad.
Al llegar a este punto, Arkad dio por finalizada su historia, sus amigos estaban maravillados de lo afortunado que había sido por haber heredado a Algamish. Arkad se indignó porque les dijo que lo que tenía no había sido por suerte sino por una determinación inquebrantable. Que lo que se proponía siempre lo conseguía porque nunca dejaba cosas sin hacer. Que siempre llevó los sabios principios de Algamish al pie de la letra y cuando titubeaba los recordaba: Una parte de todo lo que gano me revierte y la he de conservar.
Y cuando tengan ahorrado lo suficiente aprendan a hacer trabajar su oro para ustedes, hagan que genere más oro y que éste también trabaje para ustedes.
LOS SIETE MEDIOS DE LLENAR UNA BOLSA VACÍA
La gloria de Babilonia persiste hasta nuestros días, se le recuerda como una ciudad de abundante riqueza y magnífico esplendor, pero no siempre fue así.
Cuando el rey Sargón regresó a Babilonia después de haber vencido a sus enemigos encontró a Babilonia sumida en una depresión total, no había dinero para la población. Este estaba concentrado en unas cuantas personas. El rey no se podía explicar esta situación porque había dado mucho oro para que se hicieran muchas obras como templos, mansiones, acueductos y palacios en su ausencia y de esta forma se repartiera el dinero en toda la sociedad. El canciller le explicó que no toda la gente se había enriquecido con las obras porque no sabía como hacerlo y quien lo había hecho era porque conocía la manera y lo habían hecho de buena forma entonces recogerle sus tierras y ganancias para dárselas a quienes no tenían no era justo.
El rey no entendía porque no todas las personas se enriquecían, así que mando a llamar al hombre más rico de Babilonia.
Al día siguiente Arkad fue a ver al rey y estuvo escuchando todas sus preocupaciones. Hasta que el rey le preguntó que si la forma en como se había hecho rico era transmisible, Arkad le dijo que sí y que él estaría dispuesto a instruir a unos cuantos para que ellos instruyeran a más súbditos.
Dos semanas después había 100 personas reunidas en el templo del conocimiento del rey, sentadas en alfombras de muy diversos colores.
La primer manera es que empiecen a llenar su bolsa
La segunda controle sus gastos
La tercera hacer que su oro fructifique
La cuarta proteja sus tesoros de cualquier pérdida
La quinta haga que su propiedad sea una inversión rentable
La sexta asegúrese unos ingresos para el futuro
La séptima es aumentar su habilidad para adquirir bienes
LA DIOSA DE LA FORTUNA
En la antigua Babilonia no existían escuelas como tal. Jóvenes y viejos se reunían en el Templo del Conocimiento para discutir temas diversos. Ahí no existían clases sociales, un mendigo era igual que un príncipe.
Una tarde calurosa Arkad estaba en el Templo del Conocimiento reunido con varias personas discutiendo un tema muy controversial: La suerte.
La Diosa de la fortuna es caprichosa, nunca se sabe a quién favorecerá, por esto no es recomendable intentar hacer crecer nuestra fortuna en apuestas, salas de juego, etc.
La suerte no es caprichosa y casi siempre
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