El Hombre Que Calculaba

En el capítulo uno se nos cuenta la historia de un hombre que emprende un largo viaje en su camello y a su regreso vio a un hombre sentado muy pensativo en una roca, y a su vez con una cara de cansancio, se acercó al sujeto y cuando estaba muy cerca el hombre se levanto y gritó: 1.423.745, repitiéndolo varias veces, se levantaba y exclamaba números muy altos. En una de esas veces que se levantó, miró al hombre que iba en el camello fijamente, y le dijo que entendía su curiosidad y que le contaría todo.

Y así el hombre le empezó a contar un poco de su vida, era Beremiz Samir de Persia de niño contaba las ovejas y así nace su gran habilidad para contar y calcular, contaba incluso las hormigas hasta cada abeja de un panal, cuando su patrón se entero de la gran habilidad que tenia para calcular, se metió en el mundo de los negocios y fue un éxito.

Como Beremiz estaba de vacaciones fueron juntos y en el camino, se encontraron con tres hombres que discutían por una herencia, tenían 35 camellos, al mayor le tocaba la mitad, al segundo le tocaba un tercio de los camellos y al menor le tocaba un noveno y como las divisiones no eran exactas. Beremiz propuso rápido una solución, prestándoles el camello que ellos llevaban y así serían 36 camellos, al mayor le tocaba la mitad de la herencia, al segundo 1/3 y al tercer 1/9 como 17 + 11 + 4 es 34 sobraba un camello, con el que se quedó el sabio y continuaron el viaje cada uno en un camello.

Y así a lo largo de los capítulos va narrando situaciones de este viaje por ejemplo cuando encontraron una persona tirada en el suelo, que preguntaba si tenían algo de comer, contaban con ocho panes, y Salem que era el hombre en el suelo les dijo que si compartían los ocho panes cuando lleguen a Bagdad les daría ocho monedas de oro. Y así fue, Salem le iba a dar cinco monedas a Beremiz y tres al amigo, pero Beremiz lo detuvo y le dijo que para el debían ser siete monedas y para su amigo sólo una, explicando que, los panes habían sido partidos cada uno en tres pedazos teniendo en total quince trozos y que luego de comer ocho quedaban siete y su amigo que tenía los nueve también comió ocho quedando sólo uno. Aunque el cálculo era correcto Beremiz le dio cuatro monedas a su amigo para que sea exacto a los ojos de Dios.

En el problema de la repartición vasijas: 7 llenas, 7 medianas y 7 vacías entre 3 personas la solución fue al primero darle 3 vasijas llenas, 1 mediada y 3 vacías. Al segundo 2 llenas, 3 mediadas y 2 vacías. Al tercero 2 llenas, 3 mediadas y 2 vacías. Los tres hombres estaban agradecidos con Beremiz.

Mientras descansaba Beremiz escucho que Lezid lo llamaba, un adivino le había dicho que a los dieciocho años su hija tendría problemas con las matemáticas por lo que quería que la ayudase. Al siguiente día llegaron a casa de Lezid y su primo Tata Tir desconfiaba de Beremiz y como prueba le dijo que contará los pájaros de

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