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El Pachuco


Enviado por   •  19 de Marzo de 2014  •  2.601 Palabras (11 Páginas)  •  410 Visitas

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EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS

CAPITULO I

Este capítulo trata sobre cómo se nos revela nuestra identidad desde niños. Cuando nacemos nos podemos sentir solos; pero niños y jóvenes podemos olvidarnos de nuestra soledad a través del juego o trabajo. Es en la adolescencia cuando nos preocupamos por encontrar nuestra identidad, el adolescente se asombra por la riqueza que encuentra en su entorno, se pregunta si verdaderamente es el.

También se habla de la revolución, de la historia de México, y de las distintas razas y lenguas que existían.

Muchas de las partes de este libro se escribieron durante la estancia de Octavio Paz fuera de México. Al estar en Estados Unidos, trataba de explicarse el porqué para unos el ser mexicano es cosa de vida o muerte.

Al vivir en los Ángeles se dio cuenta que estaba habitada por muchos mexicanos, pero no se pueden mezclar totalmente con los norteamericanos ya que aunque vistan iguales y sientan vergüenza de su origen, no se pueden confundir con los norteamericanos, ya que los mexicanos son masa activos, a estos hombres se les llama pachucos.

Los pachucos se distinguen por su lenguaje, su vestuario, y conducta. Son jóvenes mexicanos que no olvidan sus orígenes y que luchan por no ser iguales a los que están a su alrededor. El pachuco es uno de los extremos del México, hasta la palabra “Pachuco” no tiene una definición en sí. No desean entrar a la esfera de la civilización como los negros, quienes son perseguidos por la ola racial. El pachuco lucha por ser distinto o tal vez único; no le queda más que su cuerpo y alma a la deriva y dice ser una sociedad abierta.

Entonces el Pachuco se sabe distinto y por ello, se sabe solo. El pachuco y otros extremos, inicia la reflexión sobre el ser mexicano tomando un modelo que se encuentra escindido de su suelo, de su ambiente, y en torno a esta figura plantea su tesis sobre la soledad que estaría en lugar del sentimiento de inferioridad que Samuel Ramos manejaba en El perfil del hombre y la cultura en México. Y en el apartado final, Octavio Paz cierra sobre la misma idea de la soledad desde una perspectiva dialéctica de lo histórico y lo mítico.

Dice que la soledad no es sentirse inferior, si no distinto, en el libro el va exponiendo costumbres, actitudes, su manera de ver las cosas y como ha sido reprimido o por lo que ha pasado el mexicano a lo largo de la historia, hechos que lo han marcado, entre otros.

El laberinto de la soledad es una de las piezas más preciadas de muchos intelectuales y es una reflexión sobre el pueblo mexicano, en el libro se quita la máscara del país y muestra a individuos solos, aislados que viven entre sombras.

MASCARAS MEXICANAS

(CAPITULO II)

El mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva; máscara el rostro y máscara la sonrisa. Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle: palabras y sospecha de palabras.

Entre la realidad y el individuo mexicano se establece una muralla, no por invisible menos infranqueable. El lenguaje popular refleja hasta que punto nos defendemos del exterior: el ideal de la “hombría” consiste en no “rajarse” nunca. Las mujeres son consideradas inferiores porque, al entregarse, se abren. Su inferioridad es constitucional.

Trata de cómo la misma cultura y desde nuestros antepasados la idea del mexicano macho trasciende completamente y la mujer es una acompañante de este macho, el cual no puede dar a conocer sus sentimientos, ni expresarse de tal forma o confiarle dichas emociones a alguien pues teme a que se divulgue y su hombría de aguantarse todo se derrumbe, luego la mujer es solo respetada por ser quien da a luz y por trabajar y criar a los hijos, la mujer mexicana muestra recato, pudor, respeto temor hacia los hombres en cambio una norteamericana muestra lo contrario, en fin más que el libro habla de que los mexicanos son mascaras que verdaderamente aparentan ser algo que no son y fingen ser lo que quieren ser o les gustaría que los demás pensaran de son por la importancia del qué dirán son actores sin un dialogo personalizado.

Un claro ejemplo de lo anterior es en el caso de los hombres el machismo que existe en esa sociedad ya que el macho es un ser que es aparentemente fuerte quien no muestra sus sentimientos ni los comparte con nadie; es alguien que no se “raja”, por el contrario ocurre con las mujeres a quienes se les conoce como mujeres sometidas bajo el machismo puras, inocentes, y que siempre se “rajan” y si quisieran ser ellas mismas dejarían de ser ellas ya que no pueden hacer lo que ellas quisieran.

Algo más que el autor dice sobre dejar ver tu intimidad es que si el mexicano confía en un amigo o conocido, es decir que se abre a él, se está rajando; está permitiendo que alguien traspase aquella fortaleza o mascara en la que se oculta.

En esta sociedad existen varias maneras de dejar de ser lo que somos como la mentira que nos lleva a mentirnos a nosotros mismos antes que a los demás, el disimulo , y ser un Don nadie.

Nosotros mismos nos ninguneamos y al mismo tiempo ninguneamos a los demás, es decir, hacer de nosotros y de los demás unos Don nadie; estas son barreras que no nos permiten ser nosotros mismos.

TODOS SANTOS, DIA DE MUERTOS

CAPITULO III

La muerte, está ligada al destino de los mexicanos de manera indisoluble. Sus lazos tienen que ver con un antiguo lenguaje con el que nuestros antepasados se comunicaban y soñaban con sus dioses. Para ellos (para los antiguos mexicanos) la realidad era en verdad la muerte; y para ganar el derecho a la plenitud espiritual era necesario demostrar aquí, en la desolación terrestre, los suficientes atributos de valentía, entereza, serenidad ante el sufrimiento cotidiano.

Basta disfrutar las ofrendas plenas de colorido e imaginación creadora, instaladas en los hogares o en los propios cementerios, para darnos cuenta de esta duplicación principal, plena de dramatismo, burla a la muerte, exorcismo, advertencia final. Tengo la impresión de que no hay un pueblo en el mundo como el mexicano tan cercano a la muerte. Su concepción artística, el trasfondo de su filosofía vital, sus valores morales, la religión y en general su desarrollo cultural, están impregnados de ese pensamiento fúnebre que nos encadena -querámoslo o no- con el inframundo.

Desde hace mucho tiempo nos vienen persiguiendo la raíz generadora de la espantosamente bella Muerte, que es un oscuro mensajero de la destrucción y la venganza.

Por ello, a pesar del concordancia cultural aportado por

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