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El Pachuco Otros Exremos


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  1.665 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

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El pachuco y otros extremos.

El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: nuestra conciencia. El adolecente, la juventud queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolecente se asombra de ser. ¿Qué somos y como realizamos eso que somos? Solo es un complejo de estimulo dado; frente a circunstancias diversas, las respuesta pueden variar y con ellas el carácter nacional.

El adolecente ignora las futuras transformaciones de ese rostro que ve en el agua: indescifrable a la primera vista. La máscara del viejo es la historia de unas facciones amorfas, que un día emergieron confusas, extraídas en un vilo por una mirada absorta. Por virtud de esa máscara, significación, historia.

Lo que nos puede distinguir del resto de los de nuestro carácter, fruto, quizás de las circunstancias siempre cambiantes, si no de nuestras creaciones. Pensaba que una obra de arte o una acción concreta definen más al mexicano. El sentimiento de inferioridad influye en nuestra predilección por el análisis y escasez de nuestras ceraciones no tanto por un crecimiento de las facultades críticas a expensas de las creadoras, como una instintiva desconfianza acerca de nuestras capacidades. No podemos sustraernos a la necesidad de interrogarnos y contemplarnos, “etapa reflexiva”. No toda la población que habita es objeto de mis reflexiones, solo un grupo concreto, constituido por esos, que, por razones diversas, tienen conciencia de su ser. Hay una gran diversidad, no solo de la misma raza y lengua, sino, también de niveles históricos. Quienes vivían antes de la historia (otomíes) Bajo un mismo cielo “Católicos de Pedro Ermitaño y jacobinos de la Era Terciaria”. Los rasgos físicos no son tan determinantes como vulgarmente se piensa. Lo que me parece distinguirlos del resto de la población es un aire furtivo e inquieto, de seres que se disfrazan, que temen a la mirada ajena, capaz de desnudarlos y dejarlos en los cueros. Su sensibilidad se parece a la del péndulo, uno que ha perdido la razón y la oscila con violencia sin compas. El pachuco solo le queda un cuerpo y una alama a la intemperie, inerte ante todas las miradas. Su disfraz lo protege y, al mismo tiempo, lo destaca y aísla: lo oculta y lo exhibe.

Si yo digo buganvilia, tú piensas las que has visto en tu pueblo, trepando un fresno, moradas y litúrgicas, o sobre un muro, cierta tarde, bajo una luz plateada. Y la buganvilia forma parte de tu ser, es parte de tu cultura, es eso lo que recuerdas después de haberlo olvidado.

El mexicano, fácil a la efusión sentimental, la rehúye. Vivimos ensimismados, como esos adolecentes taciturnos. Dueños de no sabe que secreto, guardados por una apariencia hosca, pero que espera solamente el momento propicio para revelarse. La existencia de un sentimiento de real o supuesta inferioridad frente al mundo podría explicar, al menos, la reserva con que el mexicano se presenta ante los demás y la violencia inesperada con que las fuerzas reprimidas rompen esa mascara impasible. Más vasta y profunda que el sentimiento de inferioridad, yace la soledad.

No es una ilusión, si no la expresión de un hecho real: somos de verdad, distintos. Y, de verdad, estamos solos.

En la melancolía y el jubilo, en el silencio y en el alarido, en crimen fervor y religioso. En todos lados el hombre está solo. En el Valle de México el hombre se siente suspendido entre el cielo y la tierra, la oscila entre poderes y fuerzas contrarias, el mundo que nos rodea, existe por sí mismo, tiene vida propia y no ha sido inventada. Creadora y destructora. Ha olvidado el nombre, grita o calla, apuñala o reza y se echa a dormir cien años.

Nuestra soledad tiene las mismas raíces que un sentimiento religioso. Es una orfandad, una obscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y una ardiente búsqueda: una fuga y un regreso, tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación.

Las diferencias entre norteamericanos y nosotros son económicas, ellos son ricos y nosotros pobres. Democracia, capitalismo y la revolución industrial en el orden anteriormente mencionado. Nosotros en el Monopolio, la contra reforma y el feudalismo. Influencia del sistema de creación de la cultura. Vivamos libres de todo imperialismo económico.

¿En qué consiste ser diferentes? “Espíritu revolucionario” Radical, no anéela conseguir abusos, si no usos de los mimos.

Estructura sociocultural, limitar o perfeccionar aquellos procedimientos. Confianza en supervivencia, sentimiento justificado por la realidad o por la razón. Si no solamente señalar su existencia. Esta confianza en la bondad natural de la vida o en la infinita riqueza de tus posibilidades, es cierto que no cana, que más bien complace en la pintura de un mundo sombrío, pero era visible en el conducto, en las palabras y aun en el rostro de casi todas las personas que trataba. (Fueron escritas antes de

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