ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Seductor De La Patria


Enviado por   •  20 de Octubre de 2012  •  850 Palabras (4 Páginas)  •  948 Visitas

Página 1 de 4

Enrique Serna, El seductor de la patria, Joaquín Mortiz, México, 1999, 520 pp.

Cuánto se habría ahorrado el México del siglo XIX si Antonio López de Santa Anna hubiera tenido una infancia feliz, si no hubiera sido el hijo nada agraciado, una especie de patito feo junto a su hermano. Se habría ahorrado mucha sangre; cientos o miles de vidas; la inestabilidad como signo del curso político; la pérdida de extensísimas superficies de territorio; iras y sátiras de periodistas y escritores; litros y litros de tinta; la irrupción de una figura que parece concentrarlo todo en una gran, grotesca, gignolenta opereta que sería el ya exangüe emblema de la historia patria.

Porque como este antihéroe pocos. Raya en el cinismo en la obra que Enrique Serna le dedica a sus luces y a su sombra renovada, aunque nunca asume plenamente esta actitud: este seductor de la patria se la pasa vanagloriándose, justificándose, dando razón de sus actos en nombre de las inalterables insuficiencias de los otros, del país, de la historia mexicana y sus circunstancias. A lo largo de muchas páginas (de muchos años en la presentación cronológica de la novela) parece que va a surgir al fin el Antonio López de Santa Anna que de más de un modo se da a desear mediante sus palabras: el que se reconoce como un perfecto cínico, alguien que no sólo tiene conciencia de los hechos y de sus causas y horizontes sino también de sí mismo, no como un personaje que va presuroso tras la salvación de los lustres de su nombre mientras pierde la ocasión de carcajearse de lo que ocurre en torno a él, por cuenta y gracia suyas o por designio de la naturaleza corrupta de la patria. Entonces Santa Anna es un pícaro cuya ruinosa historia reconstruye con erudición, paciencia, detalles de humor y una buena dosis de mala leche Enrique Serna, un personaje al que le falta sólo la capacidad de reírse de sí mismo para ser redondo en el perfecto espejo que se manda construir y pulir.

¿Por qué esperar tal cosa de este Santa Anna? Porque desde el comienzo está asombrosamente firme la capacidad discursiva, la destreza de la mala fe, la conciencia de los hechos, la intuición de asuntos y de asertos que forman parte de campos tan presumiblemente lejanos del caudillo como la teoría política, la filosofía de la historia, la psicología del poder, las marcas de los primeros años (infancia es destino). Serna pone delante de nosotros a un personaje extraordinario que tiene de sí mismo una imagen extraordinaria y que a la vez es capaz de ver lo que sucede y lo que sucederá si no con razón sí con indudable poder imaginativo. Este Santa Anna comienza por conocerse a sí mismo. Escribe en su moderna prosa: "El don de mando no es innato en el hombre: se forja poco a poco en el alma del humillado, primero como un berrinche contra el mundo, después como una fuerza desgobernada que es preciso encaminar

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (4.8 Kb)  
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com