Ensayo Sobre El Libro Vigilar Y Castigar

En la actualidad observamos que para corregir, castigar y/o sancionar los delitos que se cometen hoy en día, el sistema penitenciario tiene como métodos principales: la privación de la libertad, las penas de muerte, la disciplina y diferentes formas de actuación que permitan redimir y reinsertar al individuo que ha delinquido de nueva cuenta a la sociedad, es decir una mera de rehabilitación sobre los actos negativos que se cometen. El funcionamiento que tienen las prisiones en nuestros tiempos tiene toda una connotación histórica, dicho funcionamiento es una evolución y construcción de los acontecimientos del pasado, del contexto que se vivía y de los descubrimientos sociales y políticos de la humanidad, al igual que al reconocimiento de los derechos humanos de los individuos, los cuales se vuelven inherentes a la naturaleza humana.

El objetivo principal de este trabajo es traer a colación cual es el proceso evolutivo del funcionamiento de las cárceles, haciendo uso de las teorías de uno de los más importantes escritores en relación al tema, a través de Michel Foucault y de su libro “vigilar y castigar” se hará un análisis sobre los métodos que ha utilizado la humanidad para castigar y vigilar a los individuos que cometían algún tipo de delito, partiendo desde la época medieval hasta la contemporánea.

La humillación pública, los suplicios, la disciplina y la prisión, procedimientos que se han utilizados para controlar de una manera u otra el comportamiento de la sociedad. Desde esta perspectiva partiremos a hablar de estos procesos que la misma sociedad utiliza para controlar, vigilar o castigar, teniendo como inicio las cuestiones que involucran lo material y físico hasta finalmente llegar a lo psicológico y emocional.

SUPLICIO

“El castigo a dejado poco a poco de ser

teatro”

(Michel Foucault)

“El suplicio forma, además, parte de un ritual. Es un elemento en la liturgia punitiva, y que responde a dos exigencias. Con relación a la víctima, debe ser señalado: está destinado, ya sea por la cicatriz que deja en el cuerpo, ya por la resonancia que lo acompaña, a volver infame a aquel que es su víctima… Traza en torno, o mejor dicho en el cuerpo mismo de los condenados unos signos que no deben borrarse… Y por otra parte de la justicia que lo impone, el suplicio debe ser resonante, y debe ser comprobado por todos.”

A partir del párrafo anterior y para fines de este apartado entenderemos que el suplicio refiere a una pena corporal, dolorosa y tortuosa, la cual se inflige a una persona como castigo.

El suplicio era un modelo riguroso de demostración penal, utilizado desde la edad media, a través de éste se hacía el manifiesto de la verdad, que se obtenía a partir del proceso penal que se llevaba a cado y que hacía que el culpable pregonara su propia condena, al llevar consigo el castigo marcado físicamente.

Las torturas han sido un método de castigo a lo largo de la historia, siempre se ha necesitado de la corrección de conductas no permitidas, es por ello que por muchos años los suplicios fueron útiles herramientas en el control de dichas conductas, de igual manera fueron criticadas, ya que estas atentaban contra la dignidad y la propia vida del ser humano. Por ejemplo, las mujeres que se dedicaban a la prostitución y al adulterio eran sometidas a correctivos aberrantes donde se les introducía una herramienta en forma de pera en el conducto vaginal, la cual provocaba una hemorragia y la destrucción del útero. Dichos procedimientos estaban encaminados a hacer del castigo algo apabullante y doloroso, mecanizaban el terror y el tormento.

Posteriormente el castigo a través del suplicio dejo de ser un espectáculo disciplinario que buscaba intimidar

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