Ensayo de los cuatro acuerdos
Encarnación LuisEnsayo14 de Septiembre de 2023
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Los Cuatro Acuerdos.
I n t r o d u c c i ó n.
Esta obra literaria no es una más que enriquece a México y a nuestras culturas, sino una guía para aquellos que desean realizar una introspección y encontrar en ellos mismos ese equilibrio entre todos los aspectos que influyen en nuestra vida diaria, basándose en la cultura Tolteca, teniendo un solo propósito, pero con infinitas interpretaciones, que apuntan hacia el mejorar la calidad de vida, la libertad personal, proporcionando los cimientos necesarios para obtener un punto central en nuestra vida y poder alcanzar con nuestra espiritualidad la plenitud misma.
Los toltecas no eran politeístas, sino un linaje de conocimiento de la sabiduría ancestral, eran en realidad “energías”, “emanaciones de la divinidad”, su creencia era que existía una sola divinidad universal, a la que llamaban Ipalnemouani, que significa “aquello por lo que existimos”. Respetaban cualquier inicio de espiritualidad que se haya manifestado en la tierra, pero sin considerarla una religión, esto se ve reflejado en el libro para adquirir cierta flexibilidad en nuestra persona y enseñarnos como hemos de vivir, como debemos de respetar a las personas, como debemos de entregarnos a lo conveniente y recto, eliminando aquellas creencias e ideologías que puedan llegar a limitar nuestra persona, evitando lo malo, huyendo con fuerza de la maldad, la perversión y la avidez, y en su lugar, ser fieles a aquellos ideales personales que nos encaminan a una realidad interior, y así alcanzar nuestra propia libertad.
El escritor mexicano Don Miguel Ruiz, con el texto literario “Los Cuatro Acuerdos” comparte con el público una filosofía Tolteca muy apegada a la espiritualidad. Estos acuerdos consisten en una serie de pasos que deben de convertirse en hábitos, para mejorar con compromiso y cosechar el fruto de la recompensa de dominar estos 4 acuerdos, y así poder vivir en equilibrio, con un pensamiento filosófico que le dé sentido a nuestra existencia y tener el dominio completo de nuestro cuerpo, mente y alma, pues realmente podemos alcanzar un nivel en el que todos los aspectos de nuestra vida se encuentren en perfectas condiciones, y crear ese “vacío” que representa todas las infinitas posibilidades de la existencia. Ya que la vacuidad sólo existe cuando la consciencia se retira, y la consciencia del todo no puede retirarse de nada.
En lo particular siempre he tenido curiosidad por la trascendencia, es una palabra que me llama mucho la atención, pues varios autores de diferentes libros citan esta palabra en alguno de sus textos, pues más que hacer y ser, hay que aspirar a trascender. Esta palabra significa preocuparse y abrirse a los otros, entregar a los otros, buscar un desarrollo espiritual que vaya más allá de lo cotidiano, dejar un legado o huellas a seguir.
Pero ¿cómo aplicamos estos conceptos en nuestra vida? En este caso, pongamos como ejemplo el seno familiar, en donde el hacer básicamente contempla proveer a los integrantes de la familia de aquellos elementos básicos y necesarios, tal como vivienda, salud, educación, alimentación, entre otros; el ser se debiera reflejar en el amor, cuidado y sentimientos a los miembros de la familia y el trascender implicaría cultivar ciertas virtudes y valores, tal como el respeto irrestricto al cónyuge e hijos, esforzarse por la formación valórica de los hijos, tener la capacidad de mantener la paz frente a situaciones complicadas y tener dominio de sí mismo, aplicar principios éticos que rijan su proyecto de vida, desarrollar el crecimiento del espíritu para lograr la autorrealización, la armonía personal y la felicidad, preocuparse de los demás siendo solidario y caritativo, hacer siempre el bien y buscar el bien común de la familia.
Espero que el libro Los Cuatro Acuerdos, ofrezca a todo lector una solución radical para alcanzar los máximos logros en estos tiempos inciertos y turbulentos que vivimos y pueda obtener un tremendo éxito en el campo que se desempeñe, así como una vida plena y satisfactoria, ya que todo esto nos pertenece por derecho.
Pues bien, sin más preámbulos, los acuerdos que esta filosofía tolteca nos comparte son los siguientes:
- Se impecable con tus palabras.
- No te tomes nada personalmente.
- No hagas suposiciones.
- Haz siempre lo máximo que puedas.
Como lo mencione anteriormente, este libro nos enseña cómo hemos de vivir y como respetar a las personas, y una forma de respetar a los demás y a nosotros mismos es siendo impecables con nuestras palabras, pero ¿Por qué con nuestras palabras? Acaso no comprendemos que la relación humana entre los individuos y la interacción directa con la capacidad de entendimiento relaciona la variable comunicacional de toda sociedad. Ciertamente la palabra es una herramienta muy poderos que los seres humanos poseemos, ya que nos permite comunicarnos y así interactuar, crear, opinar y expresar nuestros sentimientos, creando o destruyendo emociones y construyendo resentimientos.
El problema de la argumentación verbal reside en que no podemos determinar con certeza de qué manera nuestras palabras afectan a las personas con las que discutimos: puede ser que en apariencia coincidan con nosotros, pero por dentro quizá no aprueben nuestras ideas. O tal vez los ofendimos con algo que dijimos sin darnos cuenta: las palabras tienen esa insidiosa cualidad de ser interpretadas de acuerdo con el estado de ánimo y las inseguridades del que las recibe. Ni siquiera el mejor argumento tiene una base por completo sólida, dado que todos hemos llegado a desconfiar de la naturaleza escurridiza de las palabras.
Hay algo que todos debemos comprender: las palabras son más baratas por docena. Todo el mundo sabe que, en el fragor de una discusión, todos decimos cualquier cosa con tal de apoyar nuestra causa.
Con las palabras mostramos nuestro poder creativo y mostramos nuestras intenciones, mostramos lo que realmente somos, es por eso por lo que debemos tener cuidado, porque nuestras palabras pueden destruir a los demás y a nosotros mismos, pues hay que recordar que nuestro propio futuro lo construimos a base de decisiones, y las palabras son parte importante en la toma de decisiones. Son de gran influencia, transmitiendo confianza, fe, paz y amor, para poder vivir en equilibrio y tener el dominio completo de nuestro cuerpo, mente y alma, pues realmente necesitamos darle un sentido a nuestra existencia para que todos los aspectos de nuestra vida.
Asimismo, tenemos el segundo acuerdo que nos dice: “No te tomes nada personalmente”. Cuando alguien nos falta el respeto, no nos esta tratando bien o nos decepciona, es fácil llevar ese comportamiento al plano personal. Es probable que nos culpemos por lo ocurrido o que pensemos que esa persona tenía algo en nuestra contra. Sin embargo, tomarte las cosas de manera personal es emocionalmente agotador e implica un arduo trabajo cognitivo completamente innecesario que terminará dañando nuestra autoestima.
Como lo mencione anteriormente, las palabras tienen esa insidiosa cualidad de ser interpretadas de acuerdo con el estado de ánimo y las inseguridades del que las recibe, pues esa inseguridad es la que nos lleva a dar cierta importancia a aquellas críticas que escuchamos sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos que podemos darle ese poder de que nos afecte o no. Podríamos justificarnos al decir que somos reflexivos, pero existe una enorme diferencia entre ser reflexivo y tomarse las cosas de manera tan personal que termine dañando nuestro equilibrio psicológico. Si aprendemos a no tomarnos nada personal, tendremos un mayor control sobre nuestras respuestas y emociones, al no permitir que estas dependan de los comportamientos de los demás. Sin duda, se trata de una gran conquista en nuestro camino de crecimiento personal que nos reportará una enorme paz interior.
Todos experimentamos decepciones y tenemos que afrontar diferentes batallas en la vida. Sin embargo, cuando personalizamos tendemos a percibir esos eventos, que en muchas ocasiones son inevitables, como el resultado de un fallo nuestro o como la confirmación de que el universo conspira en nuestra contra. Si nos niegan el ascenso, por ejemplo, podemos pensar que el jefe no nos aprecia, aunque en realidad podría deberse a otras mil razones.
Cuando llevamos las cosas al plano personal, en vez de considerar todas las opciones posibles, nos limitamos a valorar aquellas alternativas directamente vinculadas a nosotros, llegando probablemente a conclusiones erróneas que luego determinarán nuestro comportamiento y se convertirán en una profecía que se auto cumple. Por lo que debemos de concentrarnos en nosotros mismos y facilitarnos la toma de decisiones con un beneficio a futuro y seguir trascendiendo para lograr una vida plena. Porque al final lo que las personas hacen y dicen es una proyección de su propia realidad y no nuestra.
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