Falsa Medida Del Hombre

LA FALSA MEDIDA DEL HOMBRE

(Stephen Jay Gould)

Análisis crítico:

El contenido del libro es un alegato a favor de la igualdad entre los humanos y un recorrido a los diferentes contextos en los cuales se pretendió cuantificar al hombre a medidas globales, sin tomar en cuenta uno de los principales factores y más influyentes de su desarrollo, lo social. Su autor expresa una firme posición en contra del determinismo biológico, el cual pretende mantener y justificar el estatus dominante del mundo por ciertos sectores como lo relacionado a la diferenciación de razas, por sexo, naciones y clases sociales.

Durante el desarrollo de la lectura del libro se puede ver que este avisa reiteradamente al lector de que no se trata de un libro que aspira a refutar todas las teorías, afirmaciones y falsedades que “defienden la base genética de las desigualdades sociales” sino que se centra en tan solo una de ellas; la de una teoría de la inteligencia innata, unitaria y linealmente clasificable, que trata de imponer algunas ideas despectivas y prejuiciosas para con las clases bajas y minoritarias; un ejemplo de ello es la idea de que la inteligencia es una cualidad propia de las clases sociales altas, o algo así como que el que es tonto siempre lo será, y que se puede determinar su tontura incluso en una escala numérica que cuantifica de manera milagrosa la inteligencia humana.

Defiende la idea de que el científico sin ningún interés socio-político en su objeto de estudio no existe, siempre se hace presente la influencia del contexto histórico y lo social, y que de existir no sería bueno para la ciencia porque ese interés es el motor que a menudo salva muchos obstáculos en la carrera de la investigación científica.

Otra de las teorías particulares y destacables es el de las jerarquías raciales se justificaban con el monogenismo y el poligenismo, que venían a coincidir con esos núcleos blandos y duros respectivamente de la ciencia. Pero una vez que Darwin hizo acto de aparición, las justificaciones de las jerarquías necesitaron más que nunca presentar sus justificaciones como científicas, en las cuales ponían una vez más a la raza blanca o aria como la mejor y más superior a las demás y a la raza negra como la más próxima al primate y la ultima en la jerarquía.

Comienza con una amplia muestra de citas de los grandes de la época, para reiterar el contexto en el que se desarrollaban esas teorías. Eran tiempos en los que se idolatraban los números y la mayor aspiración era llegar a los niveles de exactitud que tenía la física; muchos científicos se dejaban llevar por cuantificaciones compulsivas pero sin apenas tener un método científico que las respaldase, sino más bien con una carencia absoluta de autocrítica, hasta el punto de dejarse arrastrar a un fraude científico.

Por eso cuando se encontraban

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