HOMBRES EN EL FEMINISMO

La siguiente reseña será realizada en base al capítulo “Hombres en el feminismo” incluido en el texto escrito por Imelda Whelehan (1995) “Modern feminist thought: From the second wave to “Post- feminism”.

Tal como el presente capítulo empieza señalando, el feminismo de la segunda ola establecía al hombre como el “enemigo”, y aunque esta afirmación haya sido solamente temporal, el movimiento feminista, si bien no buscaba una separación total de los hombres, si buscaba tener cierta autonomía para construir un movimiento para las mujeres: “Ellas querían su movimiento, no tanto expulsar a los varones como ser independientes de ellos” (Coote y Campbell 1987: 27). En ese sentido, teniendo en cuenta que el feminismo se desprende de una relegación del papel de la mujer frente a los hombres, tiene sentido que se busque establecer un movimiento autónomo y un espacio seguro para las mujeres.

El separatismo entonces, ha llegado a ser una de las tácticas feministas más cuestionadas, como se menciona en el texto “considerando esta como una infantil intentona de ignorar el problema de los hombres y de construir una utopía que sólo funcionaría en la ausencia de éstos” (Wheleman 1995: 1). Es imposible que existan cambios solo desde un género, el feminismo no funcionaría en ausencia de los hombres pues tienen un rol en lograr una sociedad más justa e igualitaria, sin embargo, no son los protagonistas del movimiento, el feminismo se centra en las mujeres y no en los hombres. Es por eso que busca ser un movimiento que actúe de forma autónoma.

El feminismo no solamente se define en la esfera política sino que va más allá y examina, a grandes rasgos, a los hombres en sus diversas facetas: “no sólo aquellos que sustentaban los mecanismos de poder en el gobierno, sino también los padres, los compañeros y coetáneos” (Wheleman 1995: 2). Como se menciona en el texto, el sistema de opresión operaba también en la esfera privada. En este contexto, la idea de “Lo personal es político” da pie a un movimiento que toma en cuenta también “que las relaciones de poder existen y se perpetúan en los más íntimos rincones de la vida de las mujeres” (1995: 2) Esta idea da pie a una lucha política que también se inscribe dentro del ámbito sexual en las relaciones de pareja.

Si bien esta última idea de lanzar al debate político las más intimas transacciones en la cama es cuestionada, se vuelve un tema necesario para poder evidenciar la dominación de los hombres sobre las mujeres en un ámbito tan privado, donde nadie más que uno mismo puede defenderse. No se trata de inmiscuirse en la vida privada de pareja, sino de evidenciar que las relaciones de poder no solo se dan en el exterior sino también en el interior. Como menciona el texto, esta idea se desprende también en ensayos como el Koedt, que tienen un impacto “revolucionario” en llevar a las mujeres a hablar de sexualidad en sus propios términos.

Por otro lado, es importante referirse al tema específico de los hombres, de acuerdo con algunas ideas que esboza el texto, se tiene que muchas veces estos se sienten “abandonados” o “culpables”, no quieren que se les crea sexistas o se generalicen esos comportamientos de opresión contra las mujeres. Como menciona el texto: “Es claro que los hombres pro-feministas, simplemente, no aceptarían su culpabilidad como opresores y no actuarían en un papel puramente de servicio en relación al movimiento de mujeres.” (1995: 6) En ese sentido, es importante recalcar que el feminismo no se centra en cada uno de los individuos masculinos y sus particularidades, sino en el total y en los patrones de comportamiento generalizados que relegan a las mujeres. No es un tema personal, sino general.

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