IMPORTANCIA DE LA LECTURA Y APLICACIÓN AL CAMPO DISCIPLINAR

Cristian Camilo Hernández Baltán

Cód. 20111233033

IDEAS PRINCIPALES

• La felicidad y su formulación: en la ética de Aristóteles se podría afirmar que sin muchas críticas las aspiraciones más dignas de todo ser humano, es la de vivir en plenitud y en una zona de confort. Pero los problemas comienzan cuando se empieza a determinar en qué consiste plenitud y cómo lograr que la vida esté en un punto como si se fuera a rebosar, porque vivir en plenitud no es precisamente vivir satisfecho, sino estar a punto de desbordar los límites de nuestra propia existencia.

• Geografía e intelecto de las condiciones de la felicidad: no se requiere una respuesta concretamente conceptual para encontrar la complejidad del problema que se esconde, pero tampoco se puede dejar de preguntar si no hay algún rasgo básico que siempre queda en manos al azar del destino, de la suerte, de la fortuna o simplemente de la aventura. Seguidamente, puede resultar clara una reconstrucción del concepto, donde hay que precisar las magnitudes del problema o encontrar caminos menos malos para que los hombres puedan asumir su común comunidad.

• La virtud integrada en la virtud: la felicidad solo pude ser el resultado de la soledad, de la firmeza, de la autoafirmación, del autodominio, de la seguridad ante las sorpresas y los avatares de la vida. Por tal razón, lo que está en manos del hombre es la virtud, ya que la felicidad llega en el transcurso del ejercicio de ésta. Posteriormente, en el ejercicio de la razón unos llegan más lejos que otros, pero todos tendrán la posibilidad de ejercitarla. Esto es importante en el campo de la filosofía moral, ya que se hacen universalizables los ideales morales, puesto que la felicidad y la virtud no serán privilegio de los libres, sino de todo ser humano. Por lo tanto, la felicidad y la virtud se convierten en condiciones de posibilidad universales para todo hombre, independientemente de su condición.

RESUMEN

El presente texto da a conocer el estudio sobre la felicidad y la virtud como ejercicio para contemplar el desbordamiento de la plena felicidad, ya que todos los hombres aspiran a la felicidad, entonces se podría inferir que sin muchas críticas por cualquier filosofo que pretenda reconocer una de las aspiraciones más dignas de todo ser humano, es vivir en plenitud. Seguidamente, cuando Aristóteles empleaba la felicidad para designar el fin de todas las acciones, llegan a ser éste el bien supremo al que aspira todo hombre, por esta razón, cuando una tradición ética explica el obrar humano como una acción orientada conforme a fines, se llamara como explicación teleológica. Al ser la felicidad ese objetivo que se persigue, hay otros términos como bienaventuranza o dicha que también designan lo que Aristóteles pretendía.

Será difícil llegar a un acuerdo sobre el modo de lograrla, porque cada uno es una cosa distinta. En un nivel puramente conceptual puede existir acuerdo en que designa el bien supremo, la aspiración máxima del hombre, pero con un nivel puramente fáctico constatamos no solo dispersión en las realidades a las que nos referimos, sino la variabilidad con la que cada uno lo entiende. La ejecución de una buena acción puede proporcionarnos un instante de felicidad, pero no la felicidad, pero no la felicidad plena, ya que incumbe a la incorporación de todas nuestras acciones, a la suma de todos nuestros actos y, finalmente, al conjunto de nuestro obrar.

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