Identidad cultural y educación

Resumen

La octava carta de Paulo Freire “identidad cultural y educación” trata sobre la mejor manera de abordar la enseñanza de los alumnos, desde un punto de vista del contexto de los estudiantes, su forma de pensar, su vocabulario, su contexto social y cultural. Se denota una gran importancia entre la relación entre la identidad de cada persona y la formación educativa formal. La identidad personal se refiere a las cosas que heredamos de nuestro trasfondo sociocultural; y lo que adquirimos de acuerdo a las experiencias que vivimos y de acuerdo con estas experiencias de vida más la libertad que siempre se trata de buscar en el proceso de aprendizaje podemos encontrar una verdadera identidad personal.

Inevitablemente se sabe que nuestras herencias culturales, vale decir, clases sociales en este contexto, influyen en gran medida en nuestra identidad personal, ya que al reconocerse uno mismo en los dichos o formas de actuar de otros nos identificamos con ellos y así formamos nuestro propio ser. Sin embargo esto no quiere decir que estemos determinados por nuestra herencia cultural, sino que nos condicionamos o programados por ella con un potencial para mejorarla, ampliarla o agregarla a nuestra realidad actual.

Esas herencias culturales, o llamadas clases sociales, se dividen entre clase dominante o superior y la clase dominada o inferior. Es importante que el educador sea capaz de tomar una postura más bien objetiva con relación a estos estereotipos y no caigan en la superioridad de ser una figura de autoridad en las clases inferiores o una figura más bien sumisa en el caso de las clases superiores. Es necesario que los educadores conozcan la realidad o el contexto sociocultural de los alumnos, su lenguaje y su forma de vida, para que así se pueda producir un cambio en su realidad o lo que Freire llama una “transformación del mundo material” en un mundo más significativo para el alumno. Es p

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