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Insurgente Cap. 33


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  221 Visitas

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No quiero decirle la verdad: que él está equivocado, y no quiero sobrevivir a esto.

La puerta se abre. Los traidores Intrepidez se agolpan en el armario de suministros. Tobias da un paso atrás, da vuelta el arma en la mano, y la ofrece, dándosela al traidor Intrepidez más cercano.

~33~

Corregido por Majo

—Beatrice. Doy una sacudida cuando me despierto. El cuarto en el que me encuentro ahora —para cualquier experimento que ellos deseen hacer en mí— es grande, con pantallas a lo largo de la pared posterior y luces azules brillando justo por encima del suelo y filas de bancos acolchados en el centro. Estoy sentada en el banquillo más alejado de la parte posterior, con Peter a mi hombro izquierdo, mi cabeza está apoyada contra la pared. Todavía me parece que no pude dormir lo suficiente.

Ahora deseo no haber despertado. Caleb se encuentra a pocos metros de mí, su peso en un pie, con una postura incierta.

—¿Alguna vez dejaste Sabiduría? —le pregunto.

—No es así de simple —comienza—. Yo…

—Es así de simple. —Quiero gritar, pero en cambio mi voz sale plana—.

¿En qué momento traicionaste a nuestra familia? ¿Antes de que nuestros padres murieran, o después?

—Hice lo que tenía que hacer. Tú crees entender esto, Beatrice, pero no es así. Toda esta situación... es mucho más grande de lo que tú piensas que es.

Sus ojos me ruegan que entienda, pero reconozco su tono de voz; es el mismo que usaba cuando éramos pequeños, para regañarme. No es condescendiente. La arrogancia es uno de los defectos en el corazón de Sabiduría. Lo sé. A menudo es un defecto mío, también.

Pero la codicia es el otro. Y no tengo eso. Así que estoy mitad dentro y mitad fuera, como siempre.

Me levanto.

—Todavía no has contestado mi pregunta.

Caleb da un paso atrás.

—No se trata de Sabiduría, sino de todo el mundo. Todas las Facciones —dice—, y la ciudad. Y lo que está fuera de la Alambrada.

—No me importa —le digo, pero eso no es cierto. La frase “fuera de la Alambrada” aguijonea en mi cerebro. ¿Fuera? ¿Cómo algo de esto tiene algo que ver con lo que está fuera?

Algo pica en el fondo de mi mente. Marcus dijo que la información la poseía Abnegación y es eso lo que motivó a Jeanine a atacarlos. ¿Esa información tiene que ver con lo que está fuera, también?

Alejo ese pensamiento, por el momento.

—Pensé que a ti te importaban sólo los hechos. ¿Acerca de la libertad de información? Bueno, ¿qué hay de este hecho, Caleb? Cuándo… —Mi voz tiembla—. ¿Cuándo traicionaste a nuestros padres?

—Siempre he sido Sabiduría —dice en voz baja—. Incluso cuando se suponía que era Abnegación.

—Si estás con Jeanine, entonces te odio. Al igual que nuestro padre lo habría hecho.

—Nuestro padre —resopla un poco—. Nuestro padre era de Sabiduría, Beatrice. Jeanine me lo dijo, él estaba en su último año en la escuela.

—Él no era de Sabiduría —le digo después de unos segundos—. Él optó por irse. Eligió una identidad diferente, igual que tú, y se convirtió en otra cosa. Sólo que tú escogiste este... este mal.

—Hablas como un verdadero Intrepidez —dice Caleb bruscamente—. Es de una manera u otra. No hay matices. El mundo no funciona así, Beatrice. El mal depende de dónde estás parado.

—No importa dónde esté, seguiré pensando que controlar la mente de toda una ciudad es malo —Siento mi labio temblar—. ¡Todavía sigo pensando que entregar a tu hermana para ser aguijoneada y ejecutada es ruin!

Él es mi hermano, pero quiero hacerlo pedazos.

En lugar de tratar de hacerlo, sin embargo, me encuentro a mí misma tomando asiento de nuevo. Nunca podría herirlo lo suficiente para hacer que su traición deje de doler. Y duele, en cada parte de mi cuerpo. Presiono mis dedos en mi pecho y lo masajeo para que la tensión desaparezca.

Jeanine y su ejército de científicos de Sabiduría y los traidores Intrepidez, entran justo cuando enjugo las lágrimas de mis mejillas.

Parpadeo rápidamente para que ella no lo note. Ella apenas me da un vistazo.

—Veamos los resultados —anuncia. Caleb, ahora de pie junto a las pantallas, presiona algo en la parte delantera de la sala, y entonces las pantallas se encienden. Palabras y números que no entiendo llenan las pantallas.

—Hemos descubierto algo muy interesante, señorita Prior. —Nunca la había visto tan alegre antes. Estuvo a punto de sonreír, pero no totalmente.

—Tú tienes abundancia de un tipo en particular de neuronas, llamado, simplemente, una neurona espejo. ¿Alguien quisiera explicarle a la Srta. Prior exactamente lo que hacen las neuronas espejo?

Los científicos Sabiduría levantan sus manos al unísono. Ella apunta a una mujer mayor en la parte delantera.

—Las neuronas espejo se activan tanto cuando uno realiza una acción y cuando uno ve a otra persona que realiza esa acción. Ellas nos permiten imitar el comportamiento.

—¿De qué otra cosa son responsables? —Jeanine escanea su “clase” de la misma manera que mis maestros hicieron en Niveles Superiores. Otro Sabiduría levanta su mano.

—El aprendizaje del lenguaje, la comprensión de las intenciones de otras personas en base a su comportamiento, eh... —Frunce el ceño—. Y la empatía.

—Más específicamente —dice Jeanine, y esta vez ella me sonríe, en términos generales, obligando a las arrugas en sus mejillas.

—Una persona con muchas, fuertes neuronas espejo podrían tener una personalidad flexible, capaz de imitar a otros como la situación lo requiera en lugar de permanecer constante.

Entiendo por qué sonríe. Siento como si mi mente

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