Jaime Sabines
texcoco25 de Junio de 2013
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"Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana ..."
"Purity"
Gary Banfield
Reseña biográfica
Poeta chileno nacido en Parral en 1904.
Huérfano de madre desde muy pequeño, su infancia transcurrió en Temuco donde realizó sus primeros estudios.
Aunque su nombre real fue Neftalí Reyes Basoalto, desde 1917 adoptó el seudónimo de Pablo Neruda como su
verdadero nombre. Escritor, diplomático, político, Premio Nobel de Literatura, Premio Lenin de la Paz y Doctor
Honoris Causa de la Universidad de Oxford, es considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX.
Militó en el partido comunista chileno apoyando en forma muy decidida a Salvador Allende.
De su obra poética, se destacan títulos como «Crepusculario», «Veinte poemas de amor y una canción desesperada»,
«Residencia en la tierra», «Tercera residencia», «Canto general», «Los versos del capitán», «Odas elementales»,
«Extravagario», «Memorial de Isla Negra» y «Confieso que he vivido».
Falleció en 1973. ©
Agua sexual
Amor
Ángela adónica
Canción del macho y de la hembra
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo...
Desnuda
El amor
Era mi corazón un ala viva y turbia...
Eres toda de espumas delgadas y ligeras...
Farewell
Final
La canción desesperada
La estudiante
La luz de tus pies sube a tu cabellera...
La mamadre
Lamento lento
Las furias y las penas
Los versos del capitán
Llénate de mí
Material nupcial
Me falta tiempo para celebrar tus cabellos...
Por las montañas vas como viene la brisa...
Ritual de mis piernas
Sed de ti
Serenata
Siento tu ternura allegarse a mi tierra...
Tango del viudo
Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo...
Testamento de otoño
Veinte poemas de amor y una canción desesperada:
Poema 01... Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos...
Poema 02... En su llama mortal la luz te envuelve...
Poema 03... Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose...
Poema 04... Es la mañana llena de tempestad...
Poema 05... Para que tú me oigas...
Poema 06... Te recuerdo como eras en el último otoño...
Poema 07...Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes...
Poema 08... Abeja blanca zumbas ebria de miel- en mi alma...
Poema 09... Ebrio de trementina y largos besos...
Poema 10... Hemos perdido aún este crepúsculo...
Poema 11... Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas...
Poema 12... Para mi corazón basta tu pecho...
Poema 13... He ido marcando con cruces de fuego...
Poema 14... Juegas todos los días con la luz del universo...
Poema 15... Me gustas cuando callas porque estás como ausente...
Poema 16... En mi cielo al crepúsculo eres como una nube...
Poema 17... Pensando, enredando sombras en la profunda soledad...
Poema 18... Aquí te amo...
Poema 19... Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas...
Poema 20... Puedo escribir los versos más tristes esta noche...
Walkingaround
Y te perdí mujer. En el camino...
Odas y más poesía de Pablo Neruda en: Pablo Neruda #2
Puedes escuchar al poeta en: La voz de los poetas
Puedes escuchar su poesía en: De viva voz
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Agua sexual
Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
Amor
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado, y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa --limpio de todo mal--.
¡Cómo sabría amarte, mujer cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más.
Ángela Adónica
Hoy me he tendido junto a una joven pura
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
de lento espacio.
De su mirada largamente verde
la luz caía como un agua seca,
en transparentes y profundos círculos
de fresca fuerza.
Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies,
grandes y claros.
Un clima de oro maduraba apenas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
y oculto fuego.
Canción del macho y de la hembra
¡Canción del macho y de la hembra!
La fruta de los siglos
exprimiendo su jugo
en nuestras venas.
Mi alma derramándose en tu carne extendida
para salir de ti más buena,
el corazón desparramándose
estirándose como una pantera,
y mi vida, hecha astillas, anudándose
a ti como la luz a las estrellas!
Me recibes
como al viento la vela.
Te recibo
como el surco a la siembra.
Duérmete sobre mis dolores
si mis dolores no te queman,
amárrate a mis alas
acaso mis alas te llevan,
endereza mis deseos
acaso te lastima su pelea.
¡Tú eres lo único que tengo
desde que perdí mi tristeza!
¡Desgárrame como una espada
o táctame como una antena!
Bésame
muérdeme,
incéndiame,
que yo vengo a la tierra
sólo por el naufragio de mis ojos de macho
en el agua infinita de tus ojos de hembra!
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo...
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
...