LA NOCHE BOCA ARRIBA.

La noche boca arriba

Julio Cortázar

Julio narra de manera asertiva y siempre en tercera persona, la desventura de un joven quien al salir en su motocicleta e ir paseando por las avenidas de su ciudad embiste a una mujer de manera accidental lo que provoca que sea trasladado al hospital, haciendo énfasis en los detalles del traslado y hospitalización que lo conllevan a tener visiones (tal vez alucinaciones) sobre un pasado remoto en donde el mismo pertenece a la Tribu de los Motecas quien en constante guerra con los Aztecas (Guerras Floridas) lucha por no ser alcanzado por ellos en alguna turbia selva mexicana.

Así, el joven de quien nunca se dice el nombre, despierta y duerme de manera cíclica siempre trasladándose de escenario, en momentos en la selva luchando contra los aztecas, en momentos luchando contra el aburrimiento en el hospital, pero siempre intentando no dormir mientras esta en el hospital pues los Aztecas lo acechan para finalmente capturarlo y trasladarlo hacia su ciudad (¿Tenochtitlan?). En este punto el joven ya se ha dado cuenta de que el “sueño” de los aztecas es un sueño peculiar, único, pues alcanza a percibir los olores, los detalles, cada momento desde su captura hasta su traslado a una pirámide azteca.

Sin embargo hay un momento en donde Julio nos sorprende con un giro inesperado a la historia, pues en su narración describe (siempre fiel a su estilo) como el protagonista al momento de ser llevado hacia la piedra del sacrificio sintiendo ser tomado con fuerza por las manos de sus enemigos, y ver de frente al sacerdote que empuña el cuchillo de pedernal directo a su corazón se percata que ese no es el sueño, el sueño siempre fue haber manejado una moto por una ciudad desconocida, haber sufrido el accidente y su posterior traslado al hospital, ¿absurdo? si, como todos los sueños.

Mayela Flores López

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