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LOS CUATRO ACUERDOS POR MIGUEL RUIZ


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2022  •  Ensayos  •  3.084 Palabras (13 Páginas)  •  162 Visitas

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Nombre: Daniela Bello Bello

Matricula: 2182021194

Grupo: SK51A

LOS CUATRO ACUERDOS POR MIGUEL RUIZ

En el libro “los cuatro acuerdos” se muestran las creencias que nos limitan y nos privan de una completa felicidad hacia nosotros mismos. A través de cuatro simples pero importantes acuerdos, el autor intenta resolver el camino hacia una realización personal. Todo esto basado en una sabiduría tolteca, mostrando ejemplos simples para entender que todos podemos modificar el complejo sistema de creencias que existe en cada uno de nosotros.

El texto se basa en la forma de pensar de los Toltecas debido a que el autor de los cuatro acuerdos fue criado en una familia de nagual en el México rural. Para llegar a entender el libro es necesario leer con mucha atención cada palabra, principalmente las que aparecen en la introducción en donde se encuentran varios términos que fueron creados por los toltecas que se irán desglosando a lo largo de todo el texto. También comenta cómo lograr el equilibrio personal, emocional y espiritual, que garantizan y guían la sabiduría interior y la libertad personal, pero aclara que se necesita una gran voluntad para aceptarlos.

El autor menciona que el mundo exterior tiene un impacto muy importante en como vivimos cada uno de nosotros la vida, lo interpreta como un tipo de “domesticación”, que no puede ser positiva, al contrario, nos lleva a tener miedo. El como se nos castiga por tomar una mala decisión y como nosotros llegamos a ser recompensados por obedecer, el cual nos obsesiona, pues queremos tener beneficios siempre. Sin embargo, no es bueno, pues nos enseña a perseguir “las buenas acciones” para recibir una recompensa a cambio y en lugar de ayudarnos nos perjudica de manera que debemos complacer siempre a las personas para lograr este tipo de beneficios y eso solo daña y perjudica todo lo que es real en ti, pierdes el poder sobre ti mismo.

Deberíamos perseguir las buenas acciones por la acción misma, el castigo por no obedecer nos hace sentir que no somos lo suficientemente buenos. El autor cree que nuestro mayor miedo en la vida no es la muerte. En cambio, nuestro mayor miedo es ser quienes realmente somos. Así que, para ser genuinamente felices, tenemos que romper con nuestros miedos.

Estos miedos se desarrollan desde una edad temprana. Nacemos en unas normas sociales que dictan los sueños que podemos tener en la vida. El sueño colectivo del planeta influye en cada uno de nuestros sueños individuales. Este sueño colectivo nos lo enseñan nuestros padres, las escuelas, las religiones y los políticos. A través de esta educación, aprendemos a cómo comportarnos "correctamente", lo que debemos creer y la diferencia entre el bien y el mal. Nuestra aceptación de estos acuerdos sociales debería conocerse como nuestra domesticación. Si intentábamos rebelarnos durante la infancia o la adolescencia, éramos castigados y reprimidos por padres y profesores que tenían el poder. Al igual que un animal, también éramos recompensados cuando obedecíamos a estos individuos, nos sentíamos “mejor” con nosotros mismos. Posteriormente, todos nos rendimos y decidimos seguir el sueño colectivo en lugar de nuestros sueños individuales. Sin embargo, a medida que crecemos, ya no necesitamos a una persona con poder para domesticarnos y controlarnos. Estas ideas están tan arraigadas que nos domesticamos a nosotros mismos.

Con este proceso sumamos a nuestra vida dos tipos de personalidades, la victima y el juez. El juez representa lo que está bien y lo que está mal, nos premia y también nos castiga. La víctima es la que sufre las exigencias de su propio juez interior. Sufrimos, nos arrepentimos, nos compatibilizamos y nos castigamos por la misma causa una y otra vez, teniendo como consecuencia, el miedo, que se instaura en nuestra vida. En el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. Con frecuencia, la domesticación gobierna nuestra vida, nuestra moral, nuestra lógica, nuestro “sentido común” dificultándolos alcanzar lo que debería ser la naturaleza de la vida, ser felices.

El autor recomienda reflexionar sobre aquellas creencias, valores y forma de interpretar todo aquello que nos parezca incuestionable, que fue incorporado en este proceso y sustituirlos. Para lograr entenderse a sí mismo y entender a los demás, en primer lugar, se debe comprender que las personas tienen un complejo sistema de creencias, el autor lo llama “cosmovisión”, adquirido por paradigmas de la influencia social, familiar, educacional, que nos rodea y que con frecuencia nos perturban mental y emocionalmente, creando infelicidad; en segundo lugar, debemos aprender que se puede modificar ese sistema de creencias para conseguir el anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad.

Aunado a lo anterior, la domesticación nos lleva a vivir en un sueño. Basamos nuestras decisiones en suposiciones irracionales e incorrectas sobre nosotros mismos. Crecemos juzgando y culpando a nosotros mismos y a los demás. También aspiramos a obtener recompensas basadas en un sistema que ni siquiera hemos elegido. 

En el libro nos comentan que debemos ser conscientes de que nuestra vida es como un sueño. También quiere que aceptemos que la muerte es esencial para vivir nuestra vida. Sin embargo, la conciencia es necesaria para que reconozcamos que nuestra vida es como un sueño, y que un día moriremos. Sin embargo, tu conciencia puede desvanecerse a medida que avanzas en tu vida. En un momento dado, ya no estás en el estado de sueño. Después, ya no eres consciente de cómo estás viviendo. Además de desarrollar la conciencia en primer lugar, debemos aprender a mantenerla. Entrena tu conciencia como un músculo. Hacer esto es el único camino hacia una paz verdadera y constante. 

Para poder comprender mejor, el autor nos habla sobre los cuatro acuerdos que nos ayudan a romper con esos acuerdos basados en el miedo que consumen nuestra energía y nos hacen vivir un “infierno” en nuestro día a día.

Dentro del primer acuerdo, el autor comienza explicando por qué el primer compromiso está relacionado con la palabra. Él señala que es a través de ellas que expresamos nuestro poder creativo, que nos comunicamos y mostramos nuestros pensamientos y sentimientos. Ser impecable con tu palabra implica asumir la responsabilidad de tus actos y permanecer sin juzgar. No juzgar a los demás ni a ti mismo. Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Se trata de tener amor propio. Cambiará el miedo por el amor. Expresarás ese amor en relación con tu entorno y serás impecable con tus palabras. Se vuelve recíproco: Si amas, te amarán. El autor dice que las palabras son más poderosas de lo que creemos. Son los bloques de construcción de etiquetas, conceptos y creencias. Por lo tanto, debemos ser cautelosos antes de utilizar las palabras, ya que podríamos crear nuevas y dañinas ilusiones. La forma más fácil de hacerlo es adquirir el hábito de decir sólo lo que se quiere decir y significar sólo lo que se dice. En caso de duda, no digas nada. 

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