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La Armadura Orsidada

granmet6 de Junio de 2012

12.478 Palabras (50 Páginas)551 Visitas

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PERSONAJES:

• Caballero: Un caballero que creía que era bueno, generoso y amoroso (personaje principal).

 Julieta: La esposa del caballero era una mujer fiel y bastante tolerante (ella escribia poemas hermosos, decia cosas inteligentes y tenia debilidad por el vino)

 Cristóbal: El hijo del caballero, cabellos dorados , el nunca conocio a su padre sin la armadura(o sea el caballero).

 Merlín: El mago que ayuda al caballero a llegar a su destino, haciendo que éste se esfuerce y encuentre a su Yo verdadero y la felicidad.

 Rebeca: Paloma que lleva el mensaje al hijo del caballero y que también lo acompaña hasta el final de su camino.

 Sam: El yo interior del caballero que lo aconseja, ayudándolo en su camino y a escucharse a sí mismo.

 Ardilla: La ardilla que ayuda y acompaña al caballero durante el viaje.

 Herrero: Intenta quitarle la armadura al caballero sin éxito,

 Bolsalegre: Indica al caballero dónde está el Rey, lo guía a merlín.

Tema:

Este libro nos enseña, con sutil sentido del humor, que debemos liberarnos de las barreras que nos impiden amarnos y conocernos a nosotros mismos para poder ser capaces de dar y recibir amor en abundancia, también que no siempre tenemos que guiarnos por lo que los demás piensen sobre nosotros mismos y que tenemos que ser independientes, pero que las personas que tanto amamos y nos aman siempre estarán junto a nosotros para ayudarnos. Esta lectura nos enseña muchas cosas que debemos aprender. Cristóbal y su madre fueron pacientes al esperar a que el caballero se quitara esa armadura, y el Caballero también fue paciente con eso.

Siempre hay que tener en mente que sí se puede hacer todo, tanto lo posible como lo imposible.

ESCRITOR: Robert Fisher

Robert Fisher nació en Long Beach, California. Con 19 años comenzó a escribir guiones para cómicos de la talla de Groucho Marx, Lucille Ball, Bob Hope, George Burns o Alan King. Ha sido el autor y coautor de más de 400 programas radiofónicos de comedia y cerca de 1200 programas televisivos. Obtuvo el premio Emmy por la serie "Danny Thomas", además de los premios Sylvania y St. Christopher en el género "Mejor comedia del año". Sus obras de teatro y musicales también han cosechado excelentes críticas y numerosos galardones.

Su primer libro, El caballero de la armadura oxidada, en la línea de los libros de motivación y autoayuda, ha vendido millones de ejemplares por todo el mundo y se ha visto acompañado de otros éxitos como El caballero silencioso y otros relatos, El búho que no podía ulular y El gato que encontró a Dios (escritos en colaboración con su esposa Beth Kelly). Falleció el 26 de septiembre de 2008.

Todos los libros y obras de Robert Fisher

El buho que no podía ulular

2005

El caballero silencioso y otros relatos

2005

El gato que encontró a Dios

2004

Mira hacia atrás y ríete

2003

El caballero de la armadura oxidada

El caballero de la armadura oxidada

RESUMEN:

Hace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un caballero que pensaba que era bueno, generoso y amoroso

Hacía todo lo que suelen hacer los caballeros buenos, generosos y amorosos: Luchaba contra sus enemigos, que eran malos mezquinos y odiosos. Mataba dragones y rescataba damiselas en apuros. Cuando en el asunto de la caballería había crisis, tenía la mala costumbre de rescatar damiselas incluso cuando ellas no deseaban ser rescatadas y, debido a esto, aunque muchas damas le estaban agradecidas, otras tantas se mostraban furiosas con el caballero.

Él lo aceptaba con filosofía. Después de todo, no se puede contentar a todo el mundo. Nuestro caballero era famoso por su armadura. Reflejaba unos rayos de luz tan brillantes que la gente del pueblo juraba haber visto el sol salir en el norte o ponerse en el este cuando el caballero partía a la batalla. Y partía a la batalla con bastante frecuencia. Ante la mera mención de una cruzada, el caballero se ponía la armadura entusiasmado, montaba su caballo y cabalgaba en cualquier dirección. Su entusiasmo era tal que a veces partía en varias direcciones a la vez, lo cual no es nada fácil. Durante años, el caballero se esforzó en ser el número uno del reino. Siempre había otra batalla que ganar, otro dragón que matar u otra damisela que rescatar.

El caballero tenía una mujer fiel y bastante tolerante, Julieta, que escribía hermosos poemas, decía cosas inteligentes y tenía debilidad por el vino. También tenía un joven hijo de cabellos dorados, Cristóbal, al que esperaba ver, algún día, convertido en un valiente caballero. Julieta y Cristóbal veían poco al caballero porque, cuando no estaba luchando en una batalla, matando dragones o rescatando damiselas, estaba ocupado probándose su armadura y admirando su brillo. Con el tiempo, el caballero se enamoró hasta tal punto de su armadura que se la empezó a poner para cenar, y a menudo para dormir. Después de un tiempo, ya no se tomaba la molestia de quitársela para nada. Poco a poco, su familia fue olvidando qué aspecto tenía sin ella. Ocasionalmente, Cristóbal le preguntaba a su madre qué aspecto tenía su padre.

Cuando esto sucedía, Julieta llevaba al chico hasta la chimenea y señalaba el retrato del caballero.

He ahí a tu padre

decía con un suspiro. Una tarde, mientras contemplaba el retrato, Cristóbal le dijo a su madre:

Ojalá pudiera ver a padre en persona!!No puedes tenerlo todo!

respondió bruscamente Julieta. Estaba cada vez más harta de tener tan sólo una pintura como recuerdo del rostro de su marido y estaba cansada de dormir mal por culpa del ruido metálico de la armadura.

Cuando paraba en casa y no estaba absolutamente pendiente de su armadura, el caballero solía recitar monólogos sobre sus hazañas. Julieta y Cristóbal casi nunca podían decir una palabra. Cuando lo hacían, el caballero las acallaba, ya sea cerrando su visera o quedándose repentinamente dormido.

Un día, Julieta se enfrentó a su marido:

Creo que amas más a tu armadura de lo que me amas a mí.!Eso no es verdad!,

Respondió el caballero

Acaso no te amé lo suficiente como para rescatarte de aquel dragón e instalarte en este elegante castillo con paredes empedradas

Lo que tu amabas, dijo Julieta, espiando a través de la visera para poder ver sus ojos, era la idea de rescatarme. No me amabas realmente entonces y tampoco me amas realmente ahora. Sí que te amo

Insistió el caballero, abrazándola torpemente con su fría y rígida armadura, casi rompiéndole las costillas.

Entonces, quítate esa armadura para que pueda ver quien eres en realidad

le exigió. No puedo quitármela

Tengo que estar preparado para montar en mi caballo y partir en cualquier dirección

Explico el caballero.

Si no te quitas esa armadura, cogeré a Cristóbal, subiré en mi caballo y me marcharé de tu vida!

Bueno, esto si que fue un golpe para el caballero. No quería que Julieta se fuera. Amaba a su esposa y a su hijo y a su elegante castillo, pero también amaba a su armadura porque les mostraba a todos quien era él: un caballero bueno, generoso y amoroso. Por qué no se daba cuenta Julieta de ninguna de estas cualidades.

El caballero estaba inquieto. Finalmente, tomó una decisión. Continuar llevando la armadura no valía lapona si por ello había de perder a Julieta y a Cristóbal.

De mala gana, el caballero intentó quitarse el yelmo pero no se movió

Tiró con más fuerza. Estaba muy enganchado. Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia, también estaba atascada. Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió nada.

El caballero caminó de arriba abajo con gran agitación. Cómo podía haber sucedido esto? Quizá no era tan sorprendente encontrar el yelmo atascado, ya que no se lo había quitado en años, pero la visera era otro asunto. La había abierto con regularidad para comer y beber. Pero bueno !si la había abierto esta misma mañana para desayunar huevos revueltos y cerdo en su salsa.

Repentinamente, el caballero tuvo una idea. Sin decir adónde iba, salió corriendo hacia la tienda del herrero, en el patio del castillo.

Cuando llegó, el herrero estaba dándole forma a una herradura con sus manos.

Herrero, dijo el caballero

Tengo un problema! Sois un problema, señor,

dijo socarronamente el herrero, con su tacto habitual. El caballero, que normalmente gustaba de bromear, arrugó el entrecejo.

No estoy de humor para tus bromas en estos momentos. Estoy atrapado en esta armadura,

vociferó, al tiempo que golpeaba el suelo con el pie revestido de acero, dejándolo caer accidentalmente sobre el dedo gordo del pie del herrero. El herrero dejó escapar un aullido y, olvidando por un momento que el caballero era su señor, le propino un brutal golpe en el yelmo. El caballero sintió tan sólo una ligera molestia. El

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