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La Poesía Gauchesca


Enviado por   •  26 de Marzo de 2013  •  3.685 Palabras (15 Páginas)  •  388 Visitas

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La poesía gauchesca

La poesía gauchesca nace en el Río de la Plata a principios del siglo XIX en el contexto de las luchas por la Independencia. Bartolomé Hidalgo, leído como fundador (Ludmer, Becco) o precursor (Borges) se apropia de la voz del gaucho y lo hace hablar. Hidalgo es el primer poeta gauchesco en relación con los antecedentes literarios que conforman el género. Hidalgo descubre la entonación del gaucho.

En el primer sitio de Montevideo (1810-1818) la danza cielito se transforma en verso que alienta a los sitiados. Es cuando Hidalgo toma la temática del Río de la Plata y lo transforma en literatura. Rama dice que da un paso hacia atrás y dos hacia adelante, la poesía gauchesca logra salirse de esta disociación forma - contenido mediante la apropiación de una tradición literaria dada por la cuarteta octosilábica rimada (asonante) en los versos pares. El segundo paso hacia adelante, la poesía se reintegra a la lengua hablada y se abastece de comparaciones, tropos, refranes del acervo popular.

La “primera desilusión de 1820” frase con la que Rama delimita el cierre del primer período de la gauchesca (de Revolución), cuando los ideales revolucionarios se ven burlados, genera la forma diálogo que une dos gauchos para intercambiar penas y relatar los sucesos desdichados, las desigualdades ante la ley y la pobreza.

A partir de aquí la poesía gauchesca estará al servicio de facciones enfrentadas que tendrá su poeta oficial unitario en Ascasubi y federal en Luis Pérez.

Con el Fausto (1866) de Estanislao del Campo, se registra el ingreso de los personajes y del habla popular a una lectura culta y urbana propuesta desde la parodia, la crónica de la fiesta ya no es cívica ni política sino puramente cultural. Una literatura de espectáculo como señala Rama, dentro de una sociedad que aspira a nacionalizarse.

En 1872, cuando aparece la obra de José Hernández, según Ángel Rama, se estatuye el sistema poético de la “poesía gauchesca”. Es el momento culminante de la gauchesca. De acuerdo a la periodización de Rama, el poema se ubica en el tercer periodo, de consolidación.

Rama afirma que en 1872, la gauchesca es el clamor de los pueblos vencidos porque ya está en plena vigencia el modelo liberal (Presidencia de Sarmiento: 1868-1874). Es la época de la modernización y afianzamiento del Estado liberal que dejaba al gaucho fuera del estrato social y político, privilegiando lo europeo, la civilización. Situación del gaucho: excluido del sistema productivo o bien sometido a los grandes latifundistas. Función / Intencionalidad: funda la poesía social. Intenta dar una explicación sobre el presente de esa clase desheredada. Relación con el público: asume la causa del hombre de campo. Imagen del gaucho: reivindicativa y elegiaca. El gaucho desgraciado como arquetipo de una clase.

El poema de José Hernández comprende dos partes, que fueron publicadas separadamente: la primera parte, en 1872, con el nombre de “El gaucho Martín Fierro”; la segunda parte, publicada en 1879, con el nombre “La vuelta de Martín Fierro”.

En una carta, el autor le explicó a su hija Isabel que bautizó al personaje con el nombre Martín en homenaje a dos personas: su tío Juan Martín de Pueyrredón y Martín Miguel de Güemes. El apellido Fierro, por el temple de fierro del gaucho de la pampa.

Ambas partes son también denominadas respectivamente, La ida y La vuelta. Que se relacionan con el argumento de la obra y los desplazamientos del protagonista del poema.

Según María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo, Hernández es consciente de la gauchesca como sistema ya constituido, de ninguna manera Hernández cree que es pionero.

Frente a la tradición de la gauchesca Hernández presenta algunas innovaciones.

En el poema de Hernández la novedad es que Martín Fierro, el gaucho, cuenta su propia historia en primera persona. El narrador es, por primera vez, un gaucho que cuenta su propia vida.

Si bien antes la voz del gaucho ya había aparecido en la poesía gauchesca, pero no de este modo.

La situación del “Aquí me pongo a cantar” que inicia el poema de Hernández puede rastrearse ya en lo que se conoce como “primitiva gauchesca”, este verso de apertura elegido por Hernández sirve para relacionar el poema con una tradición literaria de raíz oral y popular, y al mismo tiempo, para tomar distancia de ella por las características del relato que introduce.

Esta inflexión dentro de la literatura gauchesca produce desplazamientos en diferentes niveles: en el enunciado, en la enunciación, en la forma, en la lengua y en la función del poema.

1) En el nivel del enunciado, hay un desplazamiento hacia la historia de vida: el narrador ya no cuenta situaciones o episodios personales o ajenos sino que cuenta su propia vida de gaucho desde el momento en que comienza su desdicha.

En los diálogos de Bartolomé Hidalgo, los gauchos (Chano y Contreras) conversaban sobre los años de contienda (el primer diálogo) o sobre las fiestas mayas de Buenos Aires: la ornamentación de la plaza, la música, la ceremonia oficial, los honores militares, las funciones teatrales, los bailes, las carreras de sortija, etc. (la Relación)

En los poemas de Hilario Ascasubi, los gauchos aparecían contando hazañas militares para avivar su participación en la guerra civil que enfrentó a unitarios y federales entre fines de los años 30 y comienzos de los 50.

Y en el Fausto de Estanislao del Campo, un gaucho le contaba a otro el argumento de una ópera que había visto en una visita a la ciudad.

2) Esto implica una modificación en el nivel enunciativo: en lugar de la forma “diálogo”, convencionalizada por la gauchesca (usada por Hidalgo, Ascasubi y del Campo), que remite a la oralidad; y en lugar de la forma “gacetilla” (usada por Ascasubi), que remite a la prensa, el gaucho Martín Fierro se pone frente a un auditorio que remedaría la situación del cantor alrededor del fogón. Ésa es la situación que elige para narrar su vida a través de versos que se supone son entonados al acompañamiento de la guitarra.

El poema se organiza en un proceso de enunciación que implica varias voces:

En el Canto I al IX, la voz del protagonista, el gaucho Martín Fierro, narrador intradiegético – autodiegético. El paratexto nos indica que se trata de la voz de Martín Fierro que canta para un auditorio. La situación de enunciación está marcada por los deícticos: yo-aquí-ahora. Los Cantos I y II funcionan como una introducción: donde se tematiza el canto mismo

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