La buena suerte

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1. Introducción

Este book point te enseña a perseguir la suerte, no dejar tu vida a la suerte, te enseñara con un curioso cuento de niños los valores respecto a la suerte del propio escritor.

El libro cuenta el reencuentro de dos amigos de la infancia y las distintas vidas que han tenido desde que se separaron. Y uno de ellos le explica al otro la verdadera suerte de la vida.

1. El encuentro

Víctor, se fue a sentar en su banco de siempre cuando a su lado se sentó David, amigo de la infancia hasta los 10 años, después de 54 años.

Estuvieron hablando de sus vida, David en especial, recalcando de cómo habían sido movidas por la suerte.

Por un lado, los padres de David heredaron una fortuna incluyendo una fábrica textil, sin embargo, al morir su padre, este mismo se encargó y cayó en quiebra, debido a las condiciones que había impuesto su suerte.

Por otro lado, Víctor el cual siempre había tenido una vida muy precaria, a los 10 años se puso a trabajar y fue escalonando hasta ser dueño de varios talleres y fábricas de bolsos, debido a las consecuencias de su trabajo y sobretodo de salir a explorar, a preguntar a la gente al respecto. Sin embargo, David insistía en la mucha suerte que tuvo su amigo, a diferencia de él. Víctor molesto por ello le contó como un libro que le había enseñado su abuelo, le ayudó a tener Buena suerte, la que uno crea, a diferencia de la suerte a secas, difícil caso para todo el mundo, y si se tiene es pasajera. Por lo que le empezó a contar más profundamente en cuento.

1. Regla de la Buena Suerte

En el reino de Merlín sus caballeros le pedían un reto, por lo que le explicó a sus caballeros que el reto era encontrar un trébol de cuatro hojas, el cual era mágico y te brindaba de suerte ilimitada en todos y cada uno de los aspectos de la vida. Sin embargo, el trébol se encontraba en cualquier parte del Bosque Encantado, extenso y donde sería prácticamente imposible encontrar nada. Sus caballeros uno a uno fueron abandonando el reto sin haberlo empezado, solo dos, Nott, de capa y caballo , y Sid, de caballo y capa blanca

-El Gnomo

Nott, sabiendo que el Gnomo era el Rey de la Tierra, se dispuso en su búsqueda preguntando a todos los seres que se encontró en su camino, hasta que dio con él.

Debido a su puesto en el Bosque Encantado, se suponía que debía saber en que parte se encontraban las raíces de ese trébol de cuatro hojas, sin embargo, en Gnomo le respondió que nunca había existido tréboles en el Bosque Encantado y quien se lo hubiera dicho mentía, Nott sorprendido se marchó en su caballo negro.

Por otra parte, Sid pensó lo mismo y se dispuso a encontrarle también, y cuando lo hizo le ocurrió lo mismo, pero el pregunto por qué, la tierra era mala nadie la removía y por ello era infértil. Sid le preguntó en qué parte del Bosque podría haber tierra fértil, a lo que el Gnomo contestó que lo único que se le ocurría era una zona donde vacas enanas dejaban allí su estiércol, tierras frescas y esponjosas. Sid se dispuso en su búsqueda aún sabiendo que las probabilidades eran mínimas.

-La dama del Lago

Nott al no creer al Gnomo se dispuso a encontrar a alguien que le desmintiera esa información, después de cabalgar un buen rato en su cabello negro llego a un lago, sorprendido por una voz encontró a la Dama del Lago. Esta le invito a irse porque iba a despertar a sus nenúfares quienes dormían por el día para que por la noche con sus cantos no se desbordara el agua del lago y así no matar a miles de plantas con sus aguas.

Al cabo de un rato Sid se presento en ese mismo lago, ya que lo único que le faltaba para su tierra arada era agua, la Dama del Lago le contó lo mismo que al otro caballero negro. Sorprendido por el sufrimiento de la dama al ver que no podía dormir ya que por el día vigilaba a sus nenúfares dormir y por la noche controlaba que el agua no se desbordara, vio la solución a ambos problemas. Por lo que le propuso crear un surco en forma de arroyo hasta su tierra arada, así su agua no se desbordara y la mujer podría descansar, a su vez que su tierra era empapada por el agua de ese mismo arroyo. “La suerte le sonreía” y cada vez estaba menos preocupado de si su trébol crecería o no, lo único que le importaba era solucionar tanto sus problemas como los de los demás.

-La Secuoya, Reina de los Árboles

Nott al negar la información que ya le habían dado los dos habitantes del bosque, se dispuso a buscar a la Reina de los Árboles, La Secuoya, para cerciorarse que Merlín no se equivocaba y que tanto el Gnomo como La Dama le habían mentido. El impaciente caballero no soportaba la calma de la Secuoya ya que tenía prisa y esta le confirmó que no nacían tréboles en este bosque, una vez más la suerte no estaba de su lado. “Escuchar decir a otros lo que uno y sabía no conducía más que a reafirmarse en la propia evidencia”.

De lo contrario Sid, sabiendo que lo único que le faltaba era luz solar para que su trébol creciera se dispuso a ir tras La Secuoya, Reina de los árboles, por lo que sabía cuánta luz y sombra necesitaba el trébol. La Secuoya asqueada por la impaciencia del caballero negro no quiso volver a hablar con ningún otro cabellaro mas, sin embargo, al ver a tal repetuoso caballero blanco con su templanza decidido atenderle, le contó que no crecían tréboles porque no había luz, ya que los habitantes del bosque no les limpiaban ni les cortaban las ramas muertas, Sid vio su oportunidad y siguió el consejo de la reina, “no dejar nada para el día siguiente”. Volvió a su tierra arada y limpió todas las copas de los árboles, al día siguiente su tierra ya tendría luz. Cuanto más sabia acerca las condiciones que necesitaba un trébol, menos se preocupaba de la tierra, el agua y la luz…

-Ston, La Madre de las Piedras 

Nott, se reafirmaba una y otra vez en el engaño que estaba sufriendo tanto por parte de los habitantes del bosque, como de su propio rey, por lo que se subió a la montaña más alta para encontrar a Sid y así regresar al castillo y regañar a Merlín. A la que subió al Peñón de los Peñones, encontró a la Madre de las Piedras, Ston. Y una vez más le confirmo que no podían crecer tréboles en el bosque, por lo que se marchó sintiéndose engañado, pero al pensar que la suerte tampoco estaría de parte de Sid le alegró, si él no era el indicado, los demás tampoco.

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