La nueva Presentación a la Crónica Los Cementerios
FigueroaNorteReseña25 de Octubre de 2015
739 Palabras (3 Páginas)142 Visitas
CHICLAYO Y SUS CEMENTERIOS DE MIGUEL DÍAZ TORRES
Ninfa Idrogo Cubas
Guillermo Figueroa Luna
El bibliógrafo Miguel Ángel Díaz Torres ha publicado recientemente un nuevo relato sobre temas históricos lambayecanos, titulado esta vez "Chiclayo y sus Cementerios".
El relato que ofrece ahora este autor –aunque centrado en una especie de historiografía institucional (el cementerio, la Beneficencia, el Municipio)-- toca también temas de la antropología (las concepciones sobre la muerte y los ritos funerarios), la historiografía sanitaria y de la salud y el género biográfico, como disciplina auxiliar a la historiografía.
Y lo hace con gran preocupación por la precisión y documentación de los datos, que en algunos casos logra contextualizar en procesos que van más allá de la provincia y del país.
Y si a este relato sumamos los anteriormente publicados por este autor, imposible negarle su aporte a la historiografía regional, pero también difícil encontrarle una ubicación en la misma, por la ausencia de reflexiones teóricas y relaciones más profundas con la economía, la política y la cultura.
Su forma de relato narrativo lo acerca a la crónica, pero también lo acerca al género que Guillermo Thorndike practicó como “relato de no ficción”, por el esfuerzo de documentar lo que se relata --o de relatar lo que se ha documentado--.
Más riguroso que las Tradiciones de Palma, sus diálogos y estilo narrativo cumplen sólo el papel de darle amenidad al escrito. No hacen gala del vuelo imaginativo de, por ejemplo, alguien tan versado como Luis Enrique Tord en “El Oro de Pachacámac”. Ni caen en las aventuradas fantasías de ciertas piezas artísticas, para las cuales la apología es más importante que la veracidad histórica. Mejor, porque así un estudioso informado y exigente podrá distinguir lo que aquí es fiable, que es bastante.
La preocupación de Miguel Díaz por temas de la salud y la muerte son plenamente actuales en las ciencias historiográficas nacionales e internacionales. Basta mencionar, por ejemplo los trabajos de Lupe Camino o de Anne Marie Hocquenghem, ambos sobre Piura. O el más cercano trabajo del arqueólogo norteamericano Klaus Haagen del Behavioral Science Department, Utah Valley University.
En un riguroso trabajo de varios años sobre restos humanos de los cementerios coloniales de las antiguas iglesias de Mórrope y de Eten (similares precisamente a los que menciona Miguel Díaz), Haagen ha documentado --en forma ya definitiva e irrefutable-- los terribles resultados de enfermedad, desnutrición y muerte que significó la invasión colonial para la población muchik. Por ejemplo:
“Los repuntes en la prevalencia de EDA[1] son compatibles con los sistemas españoles de explotación y extracción de mano de obra indígena, los que aparecen en las descripciones etnohistóricas de los morropanos trabajando fuerte en las cercanas minas de yeso y sal por más de 200 años. También, se observaron muchos ejemplos de destrucción extensa de las articulaciones, indicando que los Muchik continuaron trabajando después que las articulaciones estuvieron destruidas físicamente.
“La fertilidad femenina deprimida también es consistente con la inferencia de un estado reducido de energía metabólica, lo que también puede ser asociado con los hallazgos de un incremento de infecciones y la actividad física observado en las mujeres de Mórrope. Los datos de salud oral son indicativos de un mayor consumo de carbohidratos, probablemente debido no solo a que la población de Mórrope habría perdido acceso a sus fuentes tradicionales de alimentación y a sus campos cultivos, sino también a un incremento en su carga tributaria.
...