La venganza de los ciervos - Julian Casanova

La venganza de los ciervos - Julian Casanova.

Para mediados del siglo XIX, la dinastía zarista Romanov de Rusia, comenzaba a deteriorarse, por lo que se comenzaron a aplicar una serie de reformas con el fin de “modernizar” al imperio. La medida más importante fue la abolición de la servidumbre,  que ocasionaría las reacciones de los diferentes sectores de la sociedad, por un lado se encuentra lo que el autor denomina como “La Rusia oficial” de los terratenientes, eclesiásticos y burócratas que concentraban el poder y la riqueza, y por otro “La Rusia campesina” constituida por la gran masa de la población. No obstante una nueva Rusia se abre camino, la Rusia de pequeños burgueses, profesionales y trabajadores cualificados de las industrias.

Debido al crecimiento industrial, muchos campesinos, emigraron a las ciudades en busca de un ascenso social y una mejor condición de vida. Pero todo tenía un límite, no existía aún una burguesía industrial, ni una clase media capaz de establecer las bases sociales de una democracia liberal, como tampoco existía aún un proletariado industrial, que pudiera junto con las organizaciones obreras, generar una alternativa revolucionaria.

La dinastía es responsable de estas limitaciones, prohibiendo las huelgas y condenando a cualquier tipo de organización obrera, por otro lado, se imponen límites a los “zemstvos” (consejos locales elegidos por campesinos, pero con el dominio de la nobleza), donde radica la actividad política liberal.

La ausencia de las representatividades, llevaron a la creación de una oposición radical denominada “la intelligentsia”, integradas por intelectuales, provenientes de una “subcultura” de la “Rusia oficial”, pero disidentes de la misma, dispuesta a derrocar el régimen Zarista, para lograr la creación de un estado socialista.

 Pero para ello se debía preparar al pueblo, el campesinado era difícil de organizar por su escasa conciencia de clase. La técnica propagandística de educación no dio los resultados esperados, por lo que un sector aún más radical llamado “La voluntad del pueblo” se dedicarían a propagar el terror político, atentando sobre los altos cargos del régimen, como por ejemplo el asesinato del zar Alejandro II.

El grupo surgido más importante sería el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, de ideología marxista, donde la clase obrera industrial, sería el principal actor, dirigido por revolucionarios profesionales que ayudarían a expandir la conciencia de clase y a acelerar el proceso revolucionario. De allí surgieron dos facciones, la facción mayoritaria “Bolchevique” que desarrollaron la disciplina y el liderazgo sobre la figura de Lenin, en un partido centralizado y cerrado, por otro lado “Los Mencheviques” facción minoritaria,  con modelo multipartidario democratico, propenso a establecer lazos con la burguesía  liberal. En paralelo surge el Partido Social Revolucionario, como el partido de izquierda más impactante.

Nicolás II, el último zar, que frente a las crisis que vivía el imperio, desestimó las manifestaciones y los conflictos externos, en vez de adaptarse a los cambios sociales  y ampliar las bases de representación, se aferra a los principios del emperador.

Además de las revueltas internas surge una nueva amenaza externa, Japón, que avanza sobre territorio del este Ruso. El declive militar, en este nuevo conflicto, dio como resultado la confrontación de la sociedad que explota en enero de 1905, con una manifestación en el Palacio de Invierno, los trabajadores levantan barricadas y asaltan armerías, también participan ex soldados (con el servicio militar obligatorio, muchos soldados eran campesinos). Estas insurrecciones no resultaran en una revolución, pero produjo un efecto en la conciencia del pueblo.

Posteriormente se creó una organización fundamental para la revolución de 1917, el primer Soviet (consejo obrero ruso) dirigido por León Trotski. También se crea la Duma (parlamento legislativo), liderada por liberales, que rápidamente es intervenida y vigilada por el zar, tomada como una amenaza a su autoridad.

Pero la quiebra de este sistema, no iba a ser posible hasta que se produjera la primera guerra mundial, en donde el estado fue incapaz de sostener los conflictos internos y externos.Para 1914, Nicolas II, a pesar de sus desventajas militares y siendo consciente que de resultar en una derrota, la revolución social sería inevitable, decide ingresar a la guerra.

Como era de esperar la guerra fue de mal en peor, los grandes números de bajas y la escasez de recursos llevaron al imperio a la perdición. Parte de las élites nobles,exigen al zar a que se oriente el curso político del régimen hacia nuevos horizontes, ante su negativa, comienzan a depositar sus esperanzas en los liberales de la Duma, ya que de surgir una revolución expropiadora perderían todo tipo de poder.

Para 1915 los problemas de abastecimiento eran fatales. Para financiar la guerra se había optado por la suba de impuestos y los préstamos extranjeros, ocacinando que la inflación se dispare, los productos de necesidad básica subieron, las ciudades comenzaban a desabastecerse. Las demandas de los campesinos, obreros industriales, soldados y mujeres,fueron canalizadas por los partidos revolucionarios.

Dentro de las organizaciones socialistas se debatía si apoyar o no a la guerra, los mencheviques y socialrevolucionarios, acompañaron la causa bélica, con el argumento de que Rusia debía defenderse de la agresión extranjera, no obstante, socialistas arraigados al internacionalismo proletario, rechazan la guerra vista como un conflicto imperial.

Estos pronunciamientos antibélicos, iban a ser transformados en las huelgas de febrero, a las que se unirían los soldados,rechazando la autoridad de sus oficiales a quienes veían como enemigos de clase. El amotinamiento de los soldados que se habían confraternizado con los trabajadores, brindaría las armas necesarias para cambiar el curso de la revolución, en donde las autoridades comienzan a perder el control de las fuerzas militares.En estos días se atacaron cuarteles, se asaltaron prisiones, se detuvo a oficiales del ejército zarista y se asesinó a muchos de ellos, como una reacción de venganza.

Tanto la duma como los soviets, iban a crear comités provisionales, uno compuesto por representantes políticos y el de los soviets, con  asambleas de soldados y trabajadores, tratando de controlar una revolución que nadie dirigia.

La duma por su parte, presiona al zar para que abdique, con la idea de que la revolución cese y no se extienda hacia el frente de la guerra.

Nicolas II abdica, con la esperanza de bajar las tensiones, pero por el contrario, las revueltas no cesan y el zar es arrestado. El príncipe Lvov, proveniente de la aristocracia, asume la presidencia de un gobierno provisional, conformado por diputados de la duma de la elite liberal (Kadetes, Octubristas y Progresistas) y por Kerenski, un socialista moderado, miembro del comité ejecutivo del sóviet.

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