Las Buenas Conciencias

Las buenas conciencias, escrita por Carlos Fuentes cuenta la historia de un joven adolescente que lucha contra las creencias, las costumbres, la filosofía de su familia y la sociedad en un México posrevolucionario.

Dentro de un familia acomodada, de bastante prestigio y renombre, Jaime, la cuarta generación de la familia Ceballos, bajo una serie de experiencias y sucesos, viviendo su etapa de la adolescencia decide ir contra corriente, ser aquél que luche contra el orden, el cual termina por optar a causa de las verdades desnudas que el destino le pone en su camino.

La historia nos remonta a los años previos a la revolución mexicana, nos muestra un México, punto de convergencia de distintas culturas, más precisamente en Guanajuato, ciudad del conservadurismo y la doble moral. Dice el escrito que el guanajuatense posee la doble facultad de aprender lo teórico y aplicar lo práctico. En éste punto, aquí mismo es donde se sitúa la familia Ceballos.

Es una historia iniciada alrededor de 1852, años mas años menos, que empieza narrando el establecimiento de la familia Ceballos en la ciudad de Guanajuato.

Don Higinio Ceballos, gachupín, con el permiso del gobernador en turno Muñoz Ledo, le permitió establecerse en la ciudad guanajuatense, abrir su negocio de paños y encontrar una casa donde vivir, la cual, de dos plantas y piso de tezontle, con un bodegón repleto de chucherías y cachivaches.

Al morir Don Higinio su familia ya estaba bien posicionada en la sociedad guanajuatense, lejos de toda represalia a causa de su lugar de origen, los Ceballos eran bien percibidos y estaban en lo alto de la sociedad provinciana.

Al fallecer Don Higinio, el mismo día que Maximiliano piso tierras veracruzanas, dejo por su cuenta a sus tres hijos y a su señora esposa.

Los tres hermanos gracias a la guerra de intervención, sufrieron una separación José y Pánfilo estaban rectos a la administración imperial, por su lado el otro hermano, Francisco decidió orientarse a las ideas y prácticas liberales y terminó por unirse a la lucha, acción que no le dejó futuro ya que fue capturado y mandado fusilar en Jalisco.

La viuda de Ceballos, Doña Margarita Machado, era bien percibida por las señoras de la provincia guanajuatense, la admiraban. Ella siempre estaba al tanto de la moda, recibía sus revistas de los principales centros de moda del continente europeo y era la primera en salir a la calle con accesorios innovadores de la época. Siempre agradecía y recordaba la posición de su familia gracias al trabajo arduo que inicio su difunto esposo.

Pánfilo, el hijo trabajador, madrugaba para abrir el negocio, bajo la máxima de su padre “El buen paño en el arca se vende”, no se permitía alejar de sus pensamiento el negocio de paños y terminó por morir soltero, por su parte, José Ceballos era el hijo astuto, no madrugaba y siempre faltaba además de que sentía orgullo por la riqueza que adquirió su familia al poco tiempo de su llegada a México.

Trasnochaba con el objetivo de identificar las necesidades de vestuario de hombres y mujeres, para al siguiente día llevarles una muestra.

Contrajo nupcias con la señorita Guillermina Montañez, la cual no fue bien querida por la viuda Margarita. Guillermina era hija de una vieja familia pero de gran fortuna minera, su esposo en sus viajes a México y la iniciada relación con Porfirio Díaz, ya en ascenso, inicio en el negocio de la minería convenciendo a Guillermina de vender algunas minas, esto combinado con la ayuda de Porfirio y la astucia de Pepe, en poco rato le permitió a la familia Ceballos asentarse económicamente de manera muy favorable.

La descendencia de la familia Ceballos continuó, Pepe y Guillermina tuvieron dos hijos, Asunción y Rodolfo Ceballos. Pepe falleció de pulmonía y ahora, ya que los dos pilares de la familia, su hermano Pánfilo agarraba las riendas como hombre de familia.

Asunción se casaría con el joven José Barcárcel del Moral, los cuales pasarían a vivir un tiempo en Londres. Por su parte Fito Ceballos conoció a Adelina López, no fue bien vista en su familia, de origen dudoso ella y Don Chepepón, aquél que le permitió conocer a Adelina. Y a pesar de las respuestas negativas de su hermana, Rodolfo terminó por casarse con Adelina, no pasó mucho tiempo para que tuvieran sus problemas y se separarán, dentro de poco, en secreto, Rodolfo se entero de esperaba un hijo suyo y por medio de su hermana terminó quedándose con el niño.

Jorge Barcárcel regresa, y junto con él Asunción, gracias a un llamado del presidente Calles para reorganizar la vida financiera del país, con esto, Fito Ceballos deja a su hijo Jaime bajo la tutela de su hermana y su cuñado.

Jaime crece bajo una cortina de humo, un engaño, una falsa maternidad, su padre alejado de él al igual que su verdadera madre, entonces el único rastro de maternidad que encontró Jaime en la casa fue la tía Asunción por lo que no tardo en llamarla “mamá”.

Con la llegada de Barcárcel y Asunción a la casa, Fito pasa a segundo plano,

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